La figura del funcionario suplente se establece en los cargos de elección popular para el remoto caso de que el titular se ausente en forma definitiva, pero quienes aceptan esas candidaturas saben que, si bien les va, disfrutarán de unos cuantos meses de sueldo si al regidor, alcalde, diputado o senador se le ocurre buscar otro cargo. O todavía más improbable: que sea llamado a cuentas por el creador.
Juvenal González Amaro nunca imaginó que sería regidor. Prestó sus documentos para llenar la planilla del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para la presidencia municipal de Temixco en la fórmula de Andrés Huicochea. El que tenía asegurado el puesto era Rogelio Torres Navarro, quien ya había sido asesor del alcalde Nereo Bandera y tenía trayectoria partidista.
Sin embargo, el 11 de junio de 2015, unos días después de las elecciones, Rogelio se fue a celebrar a Jiutepec en compañía de una abogada. Regresaban ya de madrugada a bordo de su camioneta Mazda color negro, y por la velocidad con que venía y el estado de embriaguez no alcanzó a ver que iniciaba el paso a desnivel de El Polvorín. Chocó contra la barrera metálica y se incendió el vehículo, falleciendo ambas personas calcinadas.
Así, sin creerlo todavía, el joven Juvenal protestó formalmente al cargo y fue parte del Cabildo 2016-2018 de Temixco, que inició con un hecho trágico: el asesinato de la alcaldesa Gisela Mota, el primer día de su mandato.
Y como si la silla estuviera embrujada, la suplente de Gisela, una maestra de nombre Irma Camacho, también falleció al poco tiempo, pero de muerte natural.
El episodio anterior viene a colación por la fatídica muerte del senador Radamés Salazar Solorio, acaecido ayer tras un mes completo de luchar contra el virus Covid 19. Desde este espacio, nuestro sincero pésame a Rabindranath y a su señora madre, doña Rufi, quienes nos honran con su amistad.
No tenemos en la memoria un caso similar. Quizás lo que más se le acerca es el fallecimiento del entonces diputado federal, Alfonso Sandoval Camuñas, en 1998, de un paro cardiaco. Su suplente era nada menos que Juan Jaramillo Frikas, quien se llevaba muy pesado con él y a cada rato bromeaban sobre la posibilidad de que “le diera chance aunque fuera sólo unos mesesitos” de cobrar en San Lázaro.
La esperanza de Juan era que Alfonso pidiera licencia unos meses antes de concluir la legislatura federal para ir en busca de la Gubernatura del estado de Morelos en el 2000, pero no fue así. La muerte de su amigo lo hizo incorporarse al Congreso Federal hasta concluir el periodo y luego al Ayuntamiento de Cuernavaca, donde laboró en forma indirecta hasta hace unos meses en que fue cobardemente asesinado.
Y si hablamos de suplentes con suerte no podemos dejar de mencionar al actual alcalde de Cuernavaca, Antonio Villalobos Adán, quien fue inscrito en la planilla de la coalición PES-Morena-PT como suplente de José Luis Borbolla, y ante la determinación del Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana (Impepac) de no reconocer a Borbolla ni al otro candidato que era Gilberto Alcalá, fue Villalobos Adán el que se quedó con el cargo de presidente municipal para el periodo 2019-2021.
Pues bien, tras la lamentable muerte de Radamés Salazar, quien legalmente será el nuevo senador responde al nombre de Sergio Pérez Flores. Es hijo del periodista José Manuel Pérez Durán y ha trabajado en el Gobierno del Estado de Morelos, en el Ayuntamiento de Temixco (fue titular de Seguridad Pública), en Caminos y Puentes Federales (Capufe) y actualmente en la Secretaría de Bienestar Social, antes Sedesol.
Su nombre apareció en la lista de involucrados en aquel fraude al gobierno de Morelos conocido como “el Caso Gemtel”, pero demostró ante las autoridades competentes que él era totalmente operativo y no tenía poder de decisión como para ordenar que se le pagara a dicha empresa de telefonía varias decenas de millones de pesos.
Como suele ocurrir en estos casos, la contralora del nuevo gobierno que encabezaba Marco Adame Castillo (Patricia Mariscal Vega), para fines publicitarios soltó los nombres de todos los servidores públicos que según su investigación habían participado en la compra sin licitar de un equipo de telefonía por 32 millones de pesos, y entre esos venía el de Sergio Pérez.
Pero igual, como ocurre siempre, las acusaciones se fueron diluyendo y al final el único que resultó administrativamente responsable fue el entonces oficial mayor, Alfonso Pedroza Ugarte. Sí, el mismo que con todo cinismo hoy encabeza la campaña de Sergio Estrada Cajigal para (otra vez) la presidencia municipal de Cuernavaca.
Sergio Pérez es militante de Morena. Actualmente ocupa la delegación regional de la Secretaría de Bienestar que abarca los municipios de Cuernavaca, Huitzilac y Tepoztlán.
No dudamos de su preparación académica (aunque su curriculum no aparezca en ninguna base de datos), sin embargo, está claro que su trayectoria es aún incipiente como para ocupar un cargo que a muchos les ha costado toda una vida llegar, y que por tradición es la antesala de la gubernatura del estado.
Nos recordó a Lisbeth Hernández Lecona, aquella joven abogada que trabajaba en el Congreso local cuando el diputado federal priísta Francisco Moreno Merino dijo una barrabasada en público que le costaría la senaduría que ya tenía amarrada.
Y ahí estaba Lisbeth, con sus documentos listos para ocupar cualquier cargo público, y eso le valió para dar un salto inimaginable hasta el Senado de la República, cargo que concluyó apenas en 2018 y hoy se dispone a buscar una diputación local, que era el puesto al que podía aspirar en el 2012.
De la misma manera, Sergio Pérez no se imaginó ser senador a esta edad y mucho menos en estas circunstancias. Pero haya sido como haya sido, el hecho es que ahí está, en un lugar privilegiado en el que muchos quisieran estar. Que sea para el bien de Morelos.
Y nuevamente, desde este espacio, un abrazo solidario a toda la familia del Senador Radamés Salazar Solorio, que Dios les dé pronta resignación, y que descanse en paz.