El presidente municipal electo de Cuernavaca, José Luis Urióstegui Salgado, aprovechó un convivio que le organizaron los integrantes del equipo que le acompaña desde hace varios años en las jornadas comunitarias con motivo de su cumpleaños, para dejar en claro que nadie tiene asegurado ningún puesto en la administración municipal que inicia el próximo primero de enero del 2022.
“Nadie puede decir que ya tiene un lugar en el próximo gabinete de Cuernavaca, y mucho menos andar ofreciendo puestos a mi nombre”, dijo el alcalde electo en la comida que le ofrecieron sus más cercanos colaboradores en lo que era el restaurante “El Capricho”, sobre la avenida Morelos, la tarde del lunes.
No sabemos si ya le hayan llegado rumores o sólo lo dijo por si alguien lo quisiera hacer, pero lo cierto es que en todos los gobiernos de todos los sexenios y trienios, suele haber personajes que se dicen estar “amarrados” en tal o cual puesto, e incluso se dejan pedir cantidades de dinero a cambio de tomarlos en cuenta.
En el caso de José Luis no hay nadie “amarrado”. Urióstegui Salgado se está tomando todo su tiempo para integrar al equipo que habrá de acompañarlo en los tres años que estará al frente del ayuntamiento capitalino porque sabe que tiene que ser el mejor si es que quiere trascender como un gobierno municipal de excelencia.
Recordemos que hasta hace unos años el cambio de administración se daba en el mes de noviembre, pero a partir del 2009 se realizó la modificación constitucional y hay seis largos meses entre la fecha en que el nuevo alcalde es electo y la toma de protesta.
Seis meses alcanzan para mucho. Desde tomarse unas vacaciones para reponerse de la intensa campaña, hasta analizar a conciencia la situación del municipio que se va a administrar, y elegir a las personas que habrán de estar al frente de las áreas más delicadas.
En el caso de José Luis Urióstegui, lo que nos ha confirmado es que tiene programado hacer foros de consulta no sólo para conocer más a fondo la problemática que aqueja a nuestra ciudad, sino también para recibir propuestas de proyectos. Quizás de ahí surjan los primeros secretarios o directores de la próxima administración.
Aquel que presente un diagnóstico del problema y proponga soluciones viables y comprobables tendrá más posibilidades que quien pretenda obtener un puesto por haber repartido volantes en las diferentes campañas del candidato. Eso es lo que quiso decir José Luis en su breve discurso del lunes antes de compartir el pan, la sal…y el karaoke, con las más de cien personas que lo acompañan cada mes a hacer faenas en las colonias.
Calculamos que será en septiembre u octubre cuando el abogado tendría más claro los nombres de quienes conformarán su gabinete, aunque no necesariamente lo hará público.
De lo único que hoy estamos seguros es que José Luis Urióstegui no ha invitado a nadie a conformar su equipo, ni siquiera a aquellos que lo conocen desde que era estudiante de la hoy Facultad de Derecho. Eso no quiere decir que no vayan a estar algunos, pero simplemente no les ha hecho la invitación.
Y si sus amigos no tienen asegurado el cargo, mucho menos los que hoy ya están dentro del Ayuntamiento y aspiran a ser ratificados. La única que tenía asegurado su puesto era la oficial del Registro Civil y acaba de presentar su renuncia.
Si la conformación de su equipo de trabajo suele ser una tarea difícil para cualquier presidente municipal, mucho más para alguien como José Luis Urióstegui Salgado que lleva 60 años viviendo en Cuernavaca y 40 trabajando en diversas instituciones y como litigante.
El que no conoce a su padre conoce a su tío, el que no fue con él a la secundaria fue su compañero de salón en Prepa o en la Universidad. Algunos lo conocieron siendo procurador, otros consejero jurídico o les llevó algún asunto en su despacho.
Es decir, no es lo mismo un alcalde que tiene poco tiempo viviendo en Cuernavaca o uno que llegó por casualidad, a uno que conoce a cientos, quizás miles de personas, que se le están acercando a pedir una oportunidad bajo el argumento de haber votado por él. No hay Ayuntamiento que dé cabida a tanta gente.
Hoy José Luis Urióstegui Salgado se ve bastante relajado, disfrutando de lo que se conoce como “la luna de miel”, cuando todavía no pueden exigirle soluciones a los problemas porque aún no asume el cargo.
Aun así algunos ya lo han comenzado a criticar. Que si será un títere de los Terrazas, que si protegerá a sus antecesores, que si pactará con la delincuencia organizada, que si se pasará tres años echándole la culpa a las administraciones anteriores para no resolver los problemas, etc.
A menos que sus detractores tengan poderes paranormales para ver el futuro, hoy no pueden imputarle ningún hecho, ni siquiera el haber acompañado al alcalde en funciones a una entrevista con funcionarios de la Comisión Federal de Electricidad. Se pueden hacer cualquier tipo de elucubraciones pero en los hechos no hay nada.
A José Luis Urióstegui Salgado le quedan todavía muchos días para pensar qué va a hacer por Cuernavaca y con quién. A partir del primero de enero él será el único responsable de todo lo que pase en la capital del estado: basura, inseguridad, falta de agua, baches y todos los problemas imaginables, pero mientras llega esa fecha es un ciudadano más.
Y si aparecen declaraciones de él en la prensa no es con el fin de presionar a tal o cual funcionario, es decir, no hay “jiribilla” ni está tratando de aparecer más que los servidores públicos en funciones. Simplemente, acude como invitado a muchos eventos, y los reporteros le hacen cuestionamientos que el alcalde electo podría negarse a contestar, pero su educación no se lo permite.
Esperemos que esa accesibilidad –tanto con la prensa como con la ciudadanía en general- continúe después de que asuma el cargo y el contestar no sólo sea una opción, sino una obligación que tienen los servidores públicos.
HASTA MAÑANA.