“El día de hoy (jueves 23 de marzo) aproximadamente a las 12 me informaron que una de mis enfermeras de nombre Karina, sin mi autorización, ni permiso, con abuso de mi confianza, decidió realizarse una autoliposucción, como consecuencia de los medicamentos que ella se infiltró le dio un paro cardiorrespiratorio y falleció. Lamentamos mucho lo que le pasó a Karina”, dice un hombre canoso con evidentes huellas de que se ha sometido a varias cirugías estéticas.
Mostrándose sumamente nervioso, cuando cree que su ayudante ya dejó de grabar, se escucha decir “qué desmadre se armó” para luego referirse a la enfermera sin vida: “hija de la chingada”.
Se trata del médico cirujano Rolando Samper Mendoza, ampliamente conocido en Cuernavaca, criticado por unos, felicitado por otros, pero innegablemente un protagonista de la vida pública y política que se codea con las personalidades más importantes de esta entidad… y que a todo mundo ofrece sus servicios, con facilidades de pago en efectivo o en especie.
Fue el jueves 23 de marzo cuando trascendió que una persona había fallecido en el interior de la Clínica Samper de Cuernavaca. Se trataba de Karina, de 30 años de edad, quien llevaba laborando en la clínica Samper desde hace cinco años.
De acuerdo con la versión de los trabajadores de la clínica Samper, la joven aprovechó la ausencia de sus jefes y del doctor para tratar de realizarse el procedimiento sin supervisión, pero excedió la dosis del anestésico, lo cual provocó su deceso.
Rolando Samper Mendoza, ese día se encontraba en la ciudad de Guadalajara, había acudió a un congreso mundial de su especialidad. Luego de saber de la muerte de la enfermera, aseguró que regresaría a Cuernavaca, a lo largo del viernes 24 de marzo.
Con el paso de las horas trascendió lo que realmente había ocurrido, e incluso se supo que una enfermera fue asegurada porque habría cometido falsedad de declaración, además de que las autoridades buscan a un supuesto médico ajeno al hospital que al parecer realizaba la intervención estética.
Oralia dijo al Ministerio Público que el día que falleció Karina la vio por la mañana dentro de la clínica y fue hasta las 13:00 horas cuando se dio cuenta que estaba inconsciente, ya que según las primeras versiones, ella misma se estaba haciendo una liposucción, pero la FGE obtuvo los vídeos de las cámaras de seguridad de la clínica en los que se aprecia salir a un supuesto médico, ajeno a la institución particular, el cual posiblemente realizaba la cirugía a Karina, siendo encubierto por Oralia.
Hoy lunes sabremos cuál es la situación jurídica de la enfermera y la posible identidad del médico que habría intentado hacer la intervención quirúrgica, con lo que se caería totalmente la hipótesis de una “autoliposucción”. Sin embargo, en cualquiera de los casos, Rolando Samper sale exonerado.
El 5 de agosto publicamos en este medio la columna titulada “La guerra por los implantes”, en el que explicamos que dos grupos de profesionistas se disputaban el derecho a certificar a los médicos que están calificados para realizar operaciones estéticas.
Hasta donde hemos investigado, los primeros en hacer este tipo de operaciones fueron médicos cirujanos plásticos reconstructivos, que originalmente fueron capacitados para resolver problemas de labio leporino, amputaciones, quemaduras, malformaciones congénitas, etc., y que con el paso del tiempo —y al ver que había gente que pagaba bien— comenzaron a hacer intervenciones quirúrgicas de tipo estético como las arriba mencionadas.
Ya en los últimos años, cuando se hicieron populares este tipo de operaciones, surgió una rama de la medicina que se denominó “cirugía estética”. Una escuela particular denominada Instituto de Estudios Superiores en Medicina, que comenzó en Veracruz y posteriormente puso una sucursal en la ciudad de México, comenzó a impartir la Maestría en Cirugía Estética y la Maestría en Medicina Estética no quirúrgica, y sus egresados son los que están realizando dicha actividad.
Para evitar esta competencia desleal que se menciona en el párrafo anterior, los médicos decidieron organizarse y conformar el Colegio de Cirujanos Plásticos y Reconstructivos, que actualmente preside el doctor Rolando Samper.
Luego surgió otra agrupación denominada Colegio de Maestros en Medicina y Cirugía Estética del Estado de Morelos, a cuya cabeza está la doctora Landy Jeanette María del Rocío Angulo Hinojosa.
Ambas agrupaciones se disputan el jugoso negocio de las operaciones de implantes (y todo lo demás) en Morelos.
Sin embargo, los médicos que lidera Samper consiguieron una aliada: la diputada Tania Valentina Rodríguez Ruiz, quien recientemente anunció una “propuesta de reforma a la Ley de Salud para garantizar que los procedimientos de cirugía plástica, estética o reconstructiva, sean practicados por profesionales certificados”.
Hasta ahí lo que publicamos el 5 de agosto de 2020 y que contó con una réplica escrita por el propio Samper el 7 de agosto en la que básicamente dijo que la Dra. Landy Angulo y Mesa Directiva y todos sus asociados no cuentan con el Examen Nacional de Residencias, ni la especialidad de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva, acusándolos de estar engañando a la gente “haciéndose pasar por Cirujanos Plásticos, basta ver su publicidad subterránea, no aparece sus nombres, operan en la clandestinidad y su principal gancho? Precios bajos que solo dejan secuelas y complicaciones en la mayoría de los pacientes porque están aprendiendo con ellos, aquí está el testimonio de una de sus víctimas y que procedió y sigue vigente la demanda Marcela Alfaro”.
Samper no negó su relación de amistad con la entonces diputada (reelecta para un nuevo periodo) Tania Valentina Rodríguez, de quien dijo que “ha entendido muy claramente nuestra causa”, no así el entonces presidente de la Comisión de Salud del Congreso anterior, José Luis Galindo.
¿Operó Samper a Tania Valentina a cambio de ese apoyo a su gremio? Es imposible saberlo, y no hay forma de investigarlo pues atenta contra el secreto profesional y la ley de protección de datos personales. Incluso pudiéramos ser objeto de una demanda por “violencia de género”.
Nos quedaremos con la duda, tanto en el caso de la diputada como en el de una jueza que resolvió un asunto civil de Samper y que después apareció tan “rejuvenecida” que sus compañeras no la reconocen a primera vista.
HASTA MAÑANA.