Campañas que no son campañas, precandidatos que no son precandidatos, gastos de campaña que no son gastos de campaña, en fin, actos anticipados de campaña que para la autoridad no son actos anticipados de campaña. Así de absurda es la realidad que vivimos en tiempos de la llamada Cuarta Transformación.
Tanto a nivel nacional como en el estado de Morelos, todos los días vemos “anuncios” de medios de comunicación (algunos conocidos, otros que jamás habíamos visto) en los que aparecen fotografías y noticias “por mera casualidad” de quienes todos sabemos que están buscando la candidatura por el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), ya sea a la presidencia de la República o al gobierno de Morelos.
En los medallones de microbuses, en bardas y en estructuras conocidas como espectaculares, publicidad disfrazada de noticias habla de que fulana o fulano “puntea” en las encuestas, que derrocha popularidad y, —lo que es el colmo— que “próximamente” va a sacar un libro sobre Morelos, que todavía no lo venden en librerías, pero ya lo están anunciando.
Y en Facebook ni se diga. En las últimas semanas “medios de comunicación” o asociaciones civiles han estado subiendo dizque reportajes en video de todos los aspirantes, con lo peorcito de cada una de ellas, o de ellos. “Ni a cuál irle”, pensará el usuario estándar después de chutarse todo lo que se publica “en el feis” con la leyenda “publicidad pagada por…”.
Ante todo lo anterior ¿qué puede hacer la autoridad? Absolutamente nada. En otros tiempos, cuando estaba Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, ya se habrían iniciado decenas de quejas y el Instituto Nacional Electoral habría emitido sendas recomendaciones.
Pero no. A partir de la llegada de Guadalupe Taddei, el Consejo General del INE se ha convertido en un órgano cuyo objetivo principal es avalar todo lo que haga Morena y su líder moral Andrés Manuel López Obrador.
El presidente, desde su púlpito diario matutino, ha decretado que “no estamos eligiendo pre-candidato, sino coordinador de la Cuarta Transformación”, aunque en los hechos es idéntico a una precampaña, incluso con gastos pagados por el partido a razón de cinco millones de pesos por corcholata.
“Desde una perspectiva constitucionalista estos no son actos anticipados de precampaña sino actos completamente anticonstitucionales e ilegales que chocan directamente contra el sistema racionalizado de etapas electorales y esto es un tercer género de unas fuerzas políticas abusivas que decidieron no someterse a las reglas que también validaron y han votado y teniendo mayoría para proponer en tiempos oportunos, no en los que está vedado de hacer reformas constitucionales, se podían hacer, si es que se querían, ajustar a las mismas, digamos una etapa previa a las precampañas”, declaró el especialista en Derecho Constitucional, Miguel Ángel Eraña.
Por su parte, el INE está actuando como una madre o padre que aconseja a sus hijos que no se porten mal, pero sin reprenderlos. Por ejemplo, los contendientes no podrán hacer llamados explícitos a votar, ni por ellos mismos ni en contra de otros personajes o partidos políticos; no podrán dar a conocer sus propuestas de gobierno ni promover la plataforma electoral de Morena, y no deberán promoverse en comerciales de radio o televisión, en el entendido de que todo eso podrán hacerlo cuando inicie la etapa de precampañas, pero no ahora. El instituto también ha ordenado a las corcholatas entregar por adelantado el calendario de los eventos que tendrán cada semana, y elaborar y entregar un control de gastos a fin de que sean auditados.
La nueva relación del INE con el gobierno federal comenzó a partir de la llegada de Taddei, y de una reunión “de amigos” entre el presidente López Obrador y los consejeros, en donde ya no se habló —como antes— de la necesidad de reducir los altos sueldos de los funcionarios.
La dirigencia nacional de Morena y los aspirantes llevan ya varios días diseñando una estrategia lingüística, que consiste en utilizar eufemismos o sinónimos para no llamar las cosas por su nombre. En lugar de “precampaña”, el partido sostiene que se trata de un “proceso interno de selección”; en lugar de “candidato” a las elecciones presidenciales, hablan de “coordinador de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación”, y en lugar de “actos de campaña” dicen “recorridos de trabajo”.
Gerardo Fernández Noroña (una especie de “entenado” de AMLO), es el único que ha estado criticando lo que hacen sus compañeros aspirantes. Ayer acusó a sus competidores en el proceso interno de no respetar los acuerdos sobre el inicio de sus actividades proselitistas. En Morena se acordó que los recorridos arrancarían este lunes 19 de junio. Sin embargo, el senador con licencia y la exjefa de Gobierno capitalina tuvieron actividades públicas de las que se quejó el exlegislador federal.
“Si iniciamos violentando lo establecido, pues así va a estar y no hay ninguna sanción (…) Entonces, ¿para qué pusieron que a partir de mañana? Hubieran dicho ‘desde tu registro’ y ya”, mencionó Noroña en sus redes sociales.
Efectivamente, aunque existan quejas, todo indica que el INE no va a sancionar a nadie.
Y bajo esa premisa, en Morelos el Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana (Impepac), tampoco podrá hacer nada contra la publicidad encubierta, por la sencilla razón de que si sanciona a uno, tendrá que sancionar a todos y entonces Morena se quedará sin “corcholatas”.
HASTA MAÑANA.