El pasado 2 de enero vislumbramos en este mismo espacio la posibilidad de que Alicia dejara la titularidad de la SSP en los siguientes términos:
La abogada ha puesto toda su capacidad y tiempo en la Secretaría de Seguridad Pública. Pareciera que hay varias Alicias porque lo mismo la vemos encabezando reuniones por la mañana que en operativos durante la madrugada. ¿A qué horas duerme esta mujer? Nos preguntamos.
Su honestidad también ha sido probada. Se podrá acusar a cualquiera de sus subordinados de recibir dinero, pero no la titular.
Sin embargo, lo cierto es que su trabajo no logra reflejarse ni en las estadísticas ni en el sentir ciudadano. Las cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública nos siguen ubicando en el primer lugar en secuestros y eso de que “hay más secuestros porque la gente ahora sí denuncia” es una mentira. En realidad hay muchísimos más secuestros que no están siendo denunciados por falta de confianza en las autoridades. La propia SSP y la Procuraduría de Justicia ha tenido que admitir en sus comunicados que “la familia no denunció pero las autoridades dieron seguimiento desde el principio”. Cuando hay detenidos y/o rescate se da a conocer a los medios, pero en muchos casos el hecho no queda registrado como secuestro, sino como homicidio porque la víctima ha sido ejecutada.
Alicia tampoco ha logrado que su policía de élite (los que andan en las patrullas nuevas aunque rentadas) sea la que prometió. Bien capacitados, bien evaluados, bien pagados, pero bien que roban al que se deja, y sus métodos de detención son los mismos que los no capacitados y mal pagados.
El proyecto de “Policía de Mando Único” está en riesgo. No todos los presidentes municipales lo dicen porque políticamente no les conviene, pero la gran mayoría está inconforme en lo que se refiere al manejo de los dineros.
Operativamente ni se diga. A principios de diciembre hubo una reunión con secretarios de seguridad pública municipal en Huitzilac. No hubo uno que no se quejara de la Policía de Mando Único.
Por si esto fuera poco, Alicia ha tenido roces con quienes se supone debería trabajar coordinadamente. Aunque se quiera manejar una imagen de coordinación interinstitucional, la realidad es que la relación de la SSP y la Policía Federal Preventiva que encabeza Sergio Licona se tensó a partir de la detención de dos elementos federales que andaban extorsionando gente en la zona sur de la entidad. La molestia de los federales fue porque la gente de Alicia pretendía detener a cuanto elemento acudiera a Torre Morelos a conocer la situación de sus compañeros.
Luego la situación se repitió con la 24ava. Zona Militar. A finales de noviembre la Policía Preventiva Estatal detuvo en El Polvorín un vehículo con hombres armados. Se identificaron como militares haciendo trabajos de inteligencia, lo que justificaba el andar armados sin uniforme y en un vehículo particular.
Fue necesaria la intervención del General Ricardo Martínez Luis para que los dejaran en libertad. La ausencia del general en las reuniones del grupo interinstitucional de seguridad que se realizan en sus propias instalaciones militares, se interpretó como una muestra de inconformidad por la actitud de la secretaria de Seguridad Pública.
Volviendo a lo que decíamos al principio, ya sabíamos que Alicia tiene un genio de la fregada, que sus guaruras no dejan que uno se le acerque; que si le hablas para que te eche la mano con un detenido no sólo te manda por un tubo sino que te balconea (¿verdad diputados?), y que las únicas entrevistas exclusivas que da son para los medios oficiales.
Pero en cambio, sabemos dónde nació, cómo creció, los abogados conocen su trayectoria desde la Facultad de Derecho de la UAEM y después en los tribunales. Ella nos conoce, sabemos que en un problema grave ahí estará para ayudarnos (como lo hizo con algunos colegas que tuvieron problemas) y, sobre todo, que no pactará con ningún grupo de la delincuencia organizada.
Del nuevo titular de la SSP se dicen muchas cosas. Primero, que es un abogado tijuanense que ha sabido aprovechar muy bien la llamada “ciudadanización de la seguridad pública y la procuración de Justicia”.
Como ciudadano, en los primeros años del 2000, fue fiscal y coordinador en Baja California del Consejo Ciudadano por la Transparencia y el Combate a la Corrupción.
Posteriormente fue consejero del Comité de Participación Ciudadana de la Procuraduría General de la República y presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública de Baja California (BC), cargo que ocupó hasta 2008.
En octubre de 2006, como presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública de BC, encabezó una marcha-caminata por 16 días por todo BC, donde el objetivo principal era presionar a las autoridades municipales y estatales a poner un freno a la delincuencia que no sólo se daba en la sociedad, sino en las propias corporaciones policiacas y en las diferentes esferas de gobierno, según denunciaba en su discurso.
Posteriormente, encabezó otro tipo de movilizaciones contra la inseguridad y el secuestro que le valieron diversas amenazas de muerte para él y los miembros de su familia.
Pero su nombre saltó a la fama nacional después del 27 de noviembre de 2007, un comando armado atacó a balazos la residencia donde dormía. Por esas fechas su nombre se manejaba como uno de los posibles candidatos a ocupar la SSPM de Tijuana.
Capella, quien para ese entonces tenía asignado cuatro escoltas personales para su protección, dijo que repelió la agresión con el rifle R-15 que había dejado, ese día, uno de sus guardaespaldas.
Una de las hipótesis que se manejó después de la agresión fue que se había tratado de una advertencia de miembros del Cártel Arellano Félix para el recién elegido alcalde de Tijuana, Jorge Ramos -antecesor de Jorge Hank Rhon-, quien pretendía nombrar a Capella titular de la SSPM, lo que finalmente aconteció.
Con motivo de la designación de Capella, el periódico El Universal lo llamó en una nota el “Rambo Tijuanense”. En el medio militar tienen sus dudas sobre el ataque. Creen que no iban sobre él, pues de haber sido así no estaría para contarlo.
Como haya sido, Capella vive de esa fama desde entonces y de declararse a favor de la pena de muerte para homicidas y secuestradores.
Las dos veces que se ha desempeñado como secretario de seguridad pública de su ciudad natal ha tenido claroscuros, y si bien se redujo la criminalidad, su gestión coincidió con una serie de programas federales y estatales dirigidos al mismo fin.
Se rumora, por ejemplo, de la desaparición de 6.5 millones de dólares que se hallaban en una casa donde se suscitó una explosión, de donde rescataron a varios niños y sacaron a dos personas adultas que resultaron lesionadas.
Quienes lo conocen advierten que se trata de una persona “doble cara”. Ante sus superiores y la prensa (nacional) se presenta como un bonachón, pero a través de su jefe de escoltas, de nombre Daniel Hernández, ha tenido tratos con los diferentes cárteles de la droga en la frontera norte.
Otro de sus lugartenientes es el profesor Armando Rascón Guevara, quien alguna vez fue subdirector de la Policía en Tijuana.
Su fama de incorruptible contrasta con las leyendas urbanas que hablan sobre una relación extramarital con una de sus secretarias con la que tuvo un hijo.
Elementos de la corporación y otras personas que lo conocieron antes de llegar como funcionario, primero en el Ayuntamiento encabezado por Jorge Ramos y después con Carlos Bustamante, recuerdan que Capella vivía con sus padres en El Mirador.
Aseguran que en la actualidad ya tiene una casa en el fraccionamiento La Cúspide, además de vivir en Lomas Hipódromo con la ex secretaria y las suites del New City, además de supuestas empresas de seguridad privada en Monterrey, Nuevo León.
De esto último nada nos consta, y así lo queremos dejar asentado. Por eso el título de la presente columna y la mención del famoso refrán mexicano.
HASTA MAÑANA