La definición de Maricela Sánchez Cortés ayer en una estación de radio, más que lapidaria muestra la debilidad del abanderado priista al mismo interior de su partido. Más allá que Manuel Martínez Garrigós haya perdido esta partida con él que en todas las encuestas estuvo debajo de él, el trato amenazante del nuevo grupo de poder que tiene al PRI nacional en manos torvas y gangsteriles es como para mandarlos redondos a la fregada. Imposible atender diligente e institucionalmente las amenazas de sujetos que en su momento de poder mostraron garras y uñas, como son el ex gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, o el también ex mandatario de Hidalgo, Miguel Ángel Osorio Chong (secretario de organización y cercano a Enrique Peña Nieto) que, literalmente le marcaron a Garrigós su única opción, según ellos:

-- “O cooperas o te metemos a la cárcel”.

Para hacer esto requieren de la ayuda cómplice del gobierno federal y el ex presidente municipal tendrá que defenderse y librarla porque ninguno de los presuntos delitos que en efecto le adjudican, son graves. Y si estos altos mandos priistas se prestan a ejercer presión en el Proceso PRI Morelos, ¿por qué descartar que la cúpula priista y la administración federal panista acomodan un candidato a modo para julio próximo? Luego de lo que nos vamos enterando, cualquier cosa es probable. Martínez Garrigós podría no ser el candidato, hay otros priistas sin mácula que les aparezcan en cualquier momento asuntos como el Caso Pasa o el Veracruzgate, hablando claro (este último fue a petición de uno de los recaderos de ayer en el CEN, Fidel Herrera, por cierto), que lo repetimos, ni son asesinatos, tampoco “quemó el mundo” el hasta este momento joven político priista.

¡Vaya compañeros de partido “El Negrito Jarocho” o El Chino Chong”!

Para pronto: el priista mejor posicionado, con sus evidentes marcas en contra también, es Manuel Martínez Garrigós, regresa de la Gran Negociación—Faramalla sin nada en sus maletas del paquete electoral, pero con la cajuela llena de advertencias abiertas, sin ningún velo. Se trataba de hacerlo recular y en apariencia lo lograron. ¿Qué va a suceder? No hay ninguna candidatura de unidad porque más de la mitad de los verdaderos aspirantes no están de acuerdo por una razón a la vista: los dejaron prácticamente sin nada. ¿Quién es o son los ilusos que le creen a un CEN que en lugar de la operación política inteligente recurren a acciones fascistas dignas de don Benito el italiano o don Adolfo el alemán? Ante la falta de herramientas, quienes verdaderamente mandan en el PRI nacional (que no es Pedro Joaquín Coldwell evidentemente sino el autoritarismo de la Fuerza Mexiquense) han hecho un catálogo de amenazas que de acuerdo a como sabemos la información, lo hicieron sin importar relación, cercanía, complicidad o trato. Tenían que someter al chamaco irreverente, al que ha sido sometido no sólo a la metralla foránea y oficial sino queda en claro que los trancazos más fuertes se los han dado sus presuntos compañeros sin consideración alguna.

Este muchacho impetuoso y necio, ha sido hasta el día de hoy el priista más conocido de la entidad y fuera de ella. Sus errores son magnificados por evitar que una empresa de gandules como PASA tenga a Cuernavaca como “su caja chica” y nos traten a los lugareños como si hicieran un favor. Se atrevió. Sí, gente cercana a él –no él, que quede claro—cometieron tonterías en una acción que si bien es ilegal es, asimismo, práctica común de los partidos hegemónicos. Lo han hecho los panistas en Morelos a partir que ganan en 1997, sólo recuerden aquella cosa llamada Ultreya, lo hacen los maestros del SNTE en Puebla o Guerrero, ganando y perdiendo. Claro, los que tienen cuentas pendientes fueron más torpes, pero el gobierno federal del PAN tiene en sus reservas un bonche de “Añorvazos” (el célebre suceso que el PRI permitió cuando una semana antes de la elección en Guerrero, su candidato Manuel Añorve Baños, fue señalado por la PGR como presunto integrante de una red del narcotráfico le quitaron los puntos suficientes para perder), ya lo hizo con Jorge Aristóteles Sandoval, presidente municipal de Guadalajara, al que ligó con el narcotráfico y el CEN de inmediato lo hizo candidato de unidad al gobierno de Jalisco, operando como normalmente lo hacen los priistas. ¿Qué sucedió esta vez?

En Guerrero, por cierto, Enrique Peña Nieto no tuvo problema, puesto que su candidato era el senador priista converso al PRD de última hora y actual gobernador –en problemas, por cierto— Ángel Heladio Aguirre Rivero.

Amado Orihuela Trejo nos parece una víctima más del entramado del CEN del PRI, porque lo envía a una guerra sin municiones y menos fusil. Lo van a sacrificar por mayor unidad que pregonen. Han colocado a Francisco Moreno Merino, el diputado federal que llegó gracias a Martínez Garrigós como uno al Senado y en la segunda posición a Guillermo del Valle.

No es un comentario ligero, pero hay que hacerlo y asumirlo:

La operación del CEN del PRI parece encaminada, a propósito, para regresar a este partido al sitio que ha tenido hasta el 2009: el tercero. Y ayer parecían imbatibles. Hoy ya no. ¿La unidad? Nunca la hubo ni sucederá si no se da el viraje brusco al timón del barco tricolor. Que no es Martínez Garrigós (sin duda el político más conocido y controvertido de Morelos) o Amado Orihuela Trejo, se trata de un acto de pillaje de un comité nacional incapaz de hacer política, de respetar acuerdos y de honrar no la palabra de los individuos que los colocaron en la mesa, sino de una institución que pretende recuperar la presidencia de México, que actúa con mecanismos que, lo subrayamos, Hitler y Mussolini los tenían como práctica común.

¡Pobres priistas morelenses: tan cerca de la victoria pero atrapados por los carroñeros del CEN!