Otro punto de revisión es el “Corredor DF-Morelos-Guerrero”, estrategia que jugarán con todo los perredistas. Por otro lado, si bien el Partido Acción Nacional encamina sin problemas al senador Adrián Rivera Pérez, éste no es el candidato del gobernador Marco Adame, que a su vez durante estos cinco años ha consolidado su relación personal y política con Graco Ramírez.

El “Amor y Paz” de Andrés Manuel hace tres días con “Los Chuchos” Zambrano y Ortega, con el árbitro Marcelo Ebrard y con su seguidora Dolores Padierna, debe tener inquietos a los que daban por eliminado a Graco por su abierta enemistad con su paisano Andrés. Sin embargo, esta misma reconciliación hace posible que los lopezobadoristas con aspiraciones, como Juan Salgado Brito, contiendan con el respaldo del PRD a Morena y su frente.

Como sea, se acomodan las piezas para que sean el PRD con AMLO y sus seguidores quienes disputen el gobierno de Morelos y, si todo continúa así, tengan posible la primera minoría en el Senado. A la vista, el PAN regresaría a un sitio donde estuvo mucho tiempo: el tercer lugar. Claro, falta tiempo, pero no tanto y aunque todo puede suceder en un país convulsionado, con un presidente cada vez más expuesto, sin liderazgos visibles, si los esfuerzos de cada contendiente y partido siguen igual, será difícil una reversión que quite al PRI su calidad de favorito. En tanto, el más contento con el reencuentro favorable de AMLO y “Los Chuchos” es Graco.

Demetrio y El Sable

El secretario de Obras Públicas del gobierno estatal, Demetrio Román Isidoro, ha sido intencionadamente mencionado como uno de los aspirantes a la candidatura del PAN a la gubernatura. Lo han dejado jugar entre los que suenan, pero la realidad es otra: su misión es la reconquista de Jiutepec el año que entra. Es el elegido no por su partido abiertamente pero sí por la administración porque Los Números indican que serán los rivales a vencer del PRI, enviando al PRD hasta el tercer lugar. Todo esto, antes del reencuentro de López Obrador, la dirigencia y “Los Chuchos”.

Entonces, las acciones materiales de Demetrio como secretario, recolección del famoso diezmo y la asignación de obra a incondicionales, llevan el propósito con nombre de Jiutepec donde fue presidente y entregó el poder al PRD. Román Isidoro juega con “el escore” pero tiene las bendiciones otorgadas.

Falta solamente que se lo permitan.

Su secretaría arrastra adeudos de años con varias empresas a las que se han negado a pagar sistemáticamente; de forma abusiva, simplemente los regresan con sus documentos a sus oficinas. Les han aprobado las obras, el finiquito de las mismas y ni así pagan. En efecto, preparan una serie de acciones legales contra el gobierno estatal. Una de estas obras que nos consta que quedó bien porque nos invitó el jefe del Ejecutivo a su inauguración (hará tres años y medio) es el Estadio Miraval. El constructor no ha cobrado y los trabajos se entregaron hace ese tiempo. ¿Se imaginan?

Román Isidoro está en lo suyo, recolecta en este momento la cuantiosa obra del paseo Cuauhnáhuac, y creen que de ahí saldrá el recurso extraordinario que les devolverá Jiutepec con él, claro, como candidato a la presidencia. Al mismo tiempo, penará sobre Román, su secretaría y el mismo Ejecutivo la contundencia de obras entregadas a varias empresas y no pagadas. Lo que parece es que son tales las evidencias de los trabajos, el finiquito con firmas de la propia secretaría, el presupuesto presentado como ejercido ante el Congreso, que lo menos que habrá es un escándalo.

Congreso

No tenemos el dato exacto, pero entre los diputados Fidel Demédicis Hidalgo y Jorge Arizmendi García se encuentra el que más ocasiones ha subido a la tribuna. Ayer durante la sesión se aventaron “un quién vive”. No sabemos quién ha sido más eficaz en la elaboración de iniciativas y aprobación de las mismas, pero seguramente ahí andan.

Fidel con su discurso clásico, de maestro aguerrido, y Arizmendi un tanto más académico pero también con ímpetus.

Ayer, en el ratito que vimos la transmisión en el Canal Tres que dirige el colega y amigo Roberto Díaz Guerrero, constatamos lo que ya habíamos anotado en alguna libreta hace meses sobre la presencia permanente de ambos diputados en la tribuna.