Ahora que estamos en la segunda quincena de mayo y queda menos de mes y medio de campaña, es importante hacer uso de las herramientas que nos brinda la estadística descriptiva para sacar conclusiones y prever cómo será la elección del primero de julio.

En la elección de 1994, las encuestas realizadas a medianos de mayo, poco después del debate y faltando 41 días de campaña efectiva, la diferencia entre el candidato puntero, Zedillo, y el segundo lugar, Diego Fernández, se ubicaba en promedio en 17.5 puntos porcentuales y en la elección constitucional el ganador quedó 22.8 puntos porcentuales arriba del panista. Resaltando que en ese periodo, en promedio el mayor movimiento lo experimentó Cuauhtémoc  Cárdenas, creciendo 6.1 puntos porcentuales, o Zedillo con 9.7 puntos porcentuales si sólo consideramos la encuesta publicada por Geo/ETC que le dio 39 por ciento de la intención de voto.

En la elección de hace doce años, las encuestas realizadas en la tercera semana de mayo, cuando faltaban 39 días de campaña efectiva, la diferencia entre el candidato puntero, Labastida Ochoa, y el segundo lugar, Vicente Fox, se ubicaba en promedio, en apenas 0.9 puntos porcentuales, es decir menos de un punto porcentual y para la elección constitucional Fox logró crecer 3.1 puntos porcentuales lo que le permitió remontar, quedando 6.4 puntos porcentuales arriba del candidato priista. Resaltando que en ese periodo, en promedio el mayor movimiento lo experimentó Labastida, con 4.2 puntos porcentuales pero hacia abajo; sin embargo, si sólo tomamos la encuesta publicada por Milenio que le daba 43 por ciento de la intención de voto, la caída habría sido de 6.9 puntos porcentuales.

En la polémica elección del 2006, las encuestas realizadas a mediados de mayo, poco después del primer debate al cual no asistió López Obrador, y faltando 43 días de campaña efectiva, la diferencia entre el candidato puntero, Calderón, y el segundo lugar, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se ubicaba en promedio, en apenas 3.3 puntos porcentuales. Para la elección constitucional aunque el perredista creció 0.6 puntos porcentuales y el panista bajó 2.1 puntos porcentuales, este último según los datos oficiales, ganó por poco más de medio punto porcentual. Resaltando que en ese periodo, en promedio el mayor movimiento lo experimentó Felipe Calderón, con 2.1 puntos porcentuales pero hacia abajo; sin embargo, si sólo tomamos la encuesta publicada por Reforma o El Universal que le daban 39 por ciento de la intención de voto, la caída habría sido de 3.1 puntos porcentuales.

Para el  próximo 1° julio, día de las votaciones, nos quedan 5 semanas y 4 días efectivos,  es decir 39 días. Al analizar las encuestas publicadas por Milenio, Mitofsky y Sol de México, vemos que en promedio Enrique Peña Nieto (EPN) tiene el 36.6 por ciento de las preferencias, Josefina 19.7 por ciento y AMLO 18.4 por ciento; una diferencia entre el primero, Peña Nieto,  y el segundo, Josefina, de 16.9 puntos porcentuales; y la diferencia entre el puntero y el tercero, López Obrador, es de 18.2 puntos porcentuales. Aún contemplando la encuesta, donde la diferencia entre el primero y segundo es menor, la de Sol de México-Parametría, que ubica al candidato priista con 34 por ciento y sale como segundo Obrador con 19 por ciento, la diferencia es de 15 puntos porcentuales, la cual si nos atenemos a los números fríos de la estadística, es una diferencia irreversible en favor de Peña Nieto, ya que en las últimas tres elecciones presidenciales, y cuando faltaban alrededor de 40 días de campaña, el mayor movimiento fue el de Zedillo creciendo 9.7 puntos porcentuales y aún suponiendo que Josefina Vázquez Mota o López Obrador pudieran experimentar ese repunte es insuficiente para remontar por lo menos 15 puntos porcentuales que las encuestas realizadas a los votantes en general dan al ex gobernador del Estado de México.

Otra forma de verlo, si las actuales preferencias electorales las traducimos en votos, el priista les lleva una ventaja a la panista y al perredista de poco más de 7 millones de votos, de tal manera que para que Peña Nieto no gane, a partir de hoy, alguno de sus oponentes, Josefina o López Obrador, en promedio tendría que convencer a más de 181 mil votantes diariamente  y que el priista ya no convenza a nadie. Lo que en términos prácticos se ve casi imposible. Por lo que a menos que suceda un accidente o un atentado, se puede concluir que ¡este arroz ya se coció! y Peña Nieto ganará la elección presidencial. Nos guste o no, eso es lo que indica la estadística descriptiva.

Estimados lectores  hasta el próximo lunes. Esta columna se publica en varios periódicos impresos y en la dirección electrónica: www.poderydinero.com.mx, gracias.