En aquella fecha mencionamos que dicha publicación era resultado del proyecto regional DIPECHO “Más educación, menos riesgo”, implementado por la UNESCO, Plan Internacional y Save the Children, con el objetivo de lograr el compromiso político y fomentar la ejecución de la seguridad escolar, a nivel mundial.
Según la Alianza Global para la Reducción de Riesgos de Desastres y Resiliencia en el Sector de la Educación (GADRRRES, por sus siglas en inglés), misma que impulsa la WISS, una escuela segura es “una instalación de aprendizaje cuya ubicación e infraestructura han sido evaluadas y consideradas resilientes ante las amenazas, que cuenta con accesos y salidas seguras, además de preparativos y respuesta educativa a emergencias”.
Con dicha iniciativa se ofrece asistencia técnica y experticia, además de que se apoya a los gobiernos en la implementación de escuelas seguras a nivel nacional y se promueven los logros y buenas prácticas para poder replicarlos en otros países y regiones.
La GADRRRES detalla en el documento sobre la WISS que un plantel educativo debería combinar un plan de prevención de desastres, determinado por sus políticas de educación, con todos los componentes del “Marco Integral de Seguridad Escolar”, que incluyen instalaciones de aprendizaje seguras, los preparativos y la respuesta educativa a emergencias en las escuelas y la Educación para la Reducción del Riesgo de Desastres y Resiliencia.
Los países que ya se habían sumado, en aquel momento, a la iniciativa eran Argelia, Armenia, Brasil, Camboya, China, Costa Rica, Croacia, Ecuador, Estados Unidos, Filipinas, Finlandia, Georgia, Honduras, Indonesia, Italia, Irán, Japón, Kajastán, Kirguistán, Lao, Líbano, Madagascar, México, Nepal, Nigeria, Panamá, Qatar, Sudáfrica, San Vicente y Granadinas, Tailandia, Túnez, Turquía y Turkmenistán.
También en ese año señalamos que entre los objetivos de la WISS destacaban el apoyo a los gobiernos para que el tema de la seguridad escolar sea una prioridad nacional, como parte de las estrategias nacionales de Reducción del Riesgo de Desastres hasta el año 2030; la construcción del conocimiento con base en las buenas prácticas, la experticia y los logros en la ejecución de las estrategias de seguridad escolar, para tal vez ser replicados en otros países, y el seguimiento al avance en la ejecución de la seguridad escolar en el mundo.
De igual modo, en 2016 anotamos que en nuestro país y de acuerdo con la Evaluación de Condiciones Básicas para la Enseñanza y el Aprendizaje (ECEA), elaborada por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), 84 por ciento de las escuelas en México tiene al menos un riesgo para los estudiantes, en sus instalaciones; tal encuesta se aplicó del 3 al 14 de noviembre de 2014 al en mil 425 planteles, de 31 estados del país; de acuerdo con los resultados, 25.9 por ciento de las escuelas tenía cinco riesgos o más en sus instalaciones; 26.7 por ciento entre tres y cuatro riesgos y 31.4 por ciento, uno o dos riesgos.
Añadimos que en un artículo escrito por David Chong Chong, de la Corporación Euro Americana de Seguridad CEAS México, se hace énfasis en que “los centros escolares conforman un entorno muy susceptible para que ocurran accidentes (…) con la mayor probabilidad ubicada en los grupos de menor edad, y/o de mayor tiempo de permanencia en la instalación, y/o de mayor número de alumnos por grupo”, además de que en México no existen cifras y estadísticas confiables de la siniestralidad en los centros escolares.
En fecha más actual, específicamente en enero del año pasado, la Unesco dio a conocer el informe titulado "Detrás de los números: Poner fin a la violencia y el acoso escolares", el cual reúne datos de 144 países y fue hecho público en el Foro Mundial de Educación 2019 de Londres; en dicho texto se confirma que la violencia es un problema importante en todo el mundo y se incluye el dato de que un tercio de los estudiantes, un 32 por ciento, sufre acoso escolar.
Según datos contenidos en el informe "Violence in the lives of children" de Unicef, en todo el mundo, cerca de 130 millones de estudiantes entre las edades de 13 y 15 años experimentan casos de acoso escolar, mientras que aproximadamente tres de cada 10 adolescentes de 39 países de Europa y Norteamérica (17 millones) admiten que acosan a otros en la escuela.
En cuanto a las iniciativas de las organizaciones internacionales, cabe mencionar hoy "El Manifiesto de la Juventud #ENDviolence" que se presentó a los ministros en el Foro Mundial de Educación, también en enero del 2019; dicho acto fue organizado por Unicef, Global Citizen, la JCI y la Alianza Mundial para Eliminar la Violencia contra los Niños antes del Festival Global Citizen Mandela 100, y el cual forma parte de la campaña mundial #ENDviolence de Unicef, que busca revelar los índices de violencia verbal, psicológica y física para ponerle fin.
Sobre el citado manifiesto, la Unicef destaca que para muchos estudiantes de todo el mundo, la escuela es un lugar peligroso y ante ello se les preguntó acerca de sus experiencias en torno a dicha situación, además de las soluciones que propondrían: más de un millón de jóvenes de 160 países expresaron su opinión y dos de cada tres dijeron que les preocupa la violencia dentro y alrededor de los planteles educativos, pero también tienen ideas sobre lo que ellos mismos, padres y madres, maestros y gobiernos, pueden hacer para que éstos sean más seguros.
Posteriormente y para elaborar "El Manifiesto de la Juventud #ENDviolence", Unicef reunió a más de 100 jóvenes para proponer la manera de solucionar el problema; en dicho documento, los principios generales que se incluyen son: diversidad y tolerancia, además de protección para todos los estudiantes, en tanto que el compromiso es "ser amables, denunciar la violencia y tomar medidas", las cuales incluyen "apoyar iniciativas que promuevan la unidad, la curiosidad y el respeto mutuo en el hogar, en la escuela y en nuestras comunidades, incluso en Internet".
En contraparte, la exigencia de los jóvenes es que se reconozca el derecho a la igualdad y a la dignidad, el derecho a existir en armonía en entornos libres de violencia en todas sus formas.y que, cuando se produzcan casos de violencia, se aborden con la urgencia necesaria; la protección y prevención de todas las formas y niveles de violencia en las escuelas, que deben regirse por normas, reglamentos y planes de acción claros que permitan la reforma y el recurso a un entorno de aprendizaje seguro para todos.
Destaca también entre las exigencias que los legisladores aprueben y pongan en vigor leyes que restrinjan la presencia y el uso de cualquier objeto que se puede utilizar como arma en las escuelas, incluyendo, entre otros, las armas de fuego y los cuchillos, y el proporcionar entornos de aprendizaje seguros, así como contar con que existan medidas de seguridad como puertas, cámaras y personal debidamente capacitado para responder en caso de emergencia.
Otro punto importante que se incluye en el manifiesto referido es la capacitación a maestros y consejeros para que emprendan una formación continua y sean capaces de identificar, responder y apoyar a los alumnos que se ven afectados por los problemas de la violencia escolar, y remitirlos a los servicios apropiados; dicha formación "debe capacitar a los maestros y consejeros para que sean emocionalmente inteligentes, se ocupen de las cuestiones relacionadas con la inclusión y la diversidad, y proporcionen una disciplina positiva a todos los niños".
Asimismo, la exigencia de que en las escuelas se enseñe a todos los estudiantes, independientemente de su edad, identidad de género, sexo, discapacidad, religión, raza y orientación sexual, a respetar los límites físicos y sexuales de los demás, y se proporcionen medios accesibles y fiables para denunciar los casos de acoso y agresión sexual (ya sean físicos, psicológicos, emocionales y/o verbales) consagrados en los documentos y políticas de la escuela, que deben ser inclusivos.
Este domingo retomamos este tema tras los lamentables hechos ocurridos el pasado 10 de enero en un colegio de Torreón, en el estado de Coahuila, donde un niño de 11 años, según el relato de las autoridades, entró con dos armas al colegio Cervantes y disparó contra sus compañeros y contra una maestra, quien falleció; el propio estudiante después disparó contra sí mismo, tras dejar también heridos a cinco menores de edad y a un profesor de Educación Física.
Al respecto de lo ocurrido, el Sistema de Naciones Unidas en México se pronunció en un comunicado en el que detalla lo siguiente: "Al momento de la masacre, el niño vestía una playera del videojuego de disparos “Natural Selection”, de forma parecida a uno de los autores de la masacre en una escuela secundaria en Columbine, Estados Unidos, donde dos jóvenes mataron a 15 alumnos y maestros en 1999. Ante eventos de esta naturaleza, la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos ha señalado que la disponibilidad de armas deja poco espacio entre los impulsos asesinos y las acciones que resultan en la muerte. Así, el viaje entre las creencias llenas de odio y los crímenes violentos de odio se acelera".
No podemos perder de vista que no fue el primer incidente de este tipo que se registra en México, ya que en enero de 2017 un menor de 15 años de edad disparó contra varios de sus compañeros y su maestra en el Colegio Americano del Noreste, ubicado en Monterrey; luego de amenazar al resto, se disparó en la barbilla.
En Morelos y tras los hechos ocurridos en Coahuila, el titular de la Secretaría de Educación, Luis Arturo Cornejo Alatorre, manifestó en días pasados ante medios de comunicación que través de los consejos técnicos se evaluará la posibilidad de llevar a cabo la operación del programa "Mochila Segura", además de que se busca determinar la medida de seguridad a implementar en los centros escolares.
Lo anterior, debido a que "hay alguna resistencia" para que el programa "Mochila Segura" se efectúe, ante la inconformidad de que se revisen los útiles y pertenencias de los estudiantes; "somos respetuosos de la decisión de los padres de familia", indicó Cornejo Alatorre.
Los programas de seguridad escolar tienen un beneficio que se aplica inicialmente en un entorno de alto grado de sensibilidad social, las escuelas, donde se educa a las futuras generaciones y además se desarrolla un sentido de conciencia que debe fomentar la cohesión, la tolerancia y la solidaridad comunitaria; empero, no perdamos de vista que el entorno familiar es el medio socializador preponderante de niñas y niños, pero al mismo tiempo es el ámbito en el que pueden generarse conductas agresivas que afecten su forma de relacionarse socialmente.
La familia es fundamental para entender la probable conducta conflictiva de un estudiante, sin perder de vista los factores biológicos, de ambiente e influencia, sociales y de personalidad.
Otro punto a tomar en cuenta es la globalización y la difusión de hechos violentos ocurridos en el medio educativo que han ocurrido en diferentes países, la cual llega a ser dramática y detallada a través de medios de comunicación y redes sociales; por ello y ante el panorama actual, es importante tomar en cuenta todas las voces para implementar medidas que disminuyan la violencia y así generar ambientes escolares seguros a los estudiantes: en caso contrario, se pueden lamentar consecuencias graves y a largo plazo en la vida de los niños y jóvenes, y en el futuro de sus comunidades.