La edición tuvo una excelente coincidencia con el análisis y posterior aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación 2011, lo cual ocurrió la madrugada de ayer, conteniendo varias partidas presupuestales especiales destinadas a Morelos. De ello me ocuparé más adelante.
La investigación del CIDE, coordinada por Marco Mena Rodríguez, es un documento que nos ayuda a interpretar el manejo político imperante en la Cámara de Diputados, a fin de satisfacer el apetito de determinados grupos de presión e interés, así como de quienes detentan los poderes fácticos de este país. A estas alturas del mencionado debate legislativo, todo mundo sabe que el PEF-2011 estará integrado por 3 billones 438 mil millones de pesos, de los cuales el 70 por ciento, aproximadamente, se irá al gasto corriente. Es aquí donde encuadra a la perfección el planteamiento del CIDE.
Indican los investigadores: “En México, a pesar de los profundos cambios políticos de las últimas décadas, no han habido transformaciones significativas en la forma en la que se concibe y ejerce el gasto público. Mucho más frecuentemente de lo que quisiéramos, los recursos públicos son utilizados discrecional e irresponsablemente para generar redes clientelares, hacer favores a los parientes y amigos o para eludir decisiones políticamente complicadas. En todas las áreas del sector público y en todos los niveles de gobierno se observan gastos injustificados y excesos inexplicables. Esto cuando la información nos permite saber en qué se está gastando. La opacidad o la transparencia simulada impiden realizar un análisis riguroso respecto a dónde se están destinando todos los recursos públicos”. Sopas. La pura realidad.
Ninguno de los diputados federales adscritos a la LXI Legislatura ignora el altísimo costo burocrático del Presupuesto de Egresos de la Federación. El Estado mexicano constituye una obesa estructura donde prevalecen las canonjías a favor de unos cuantos. Y no creo que en otro país del mundo se repita el saqueo a la manera de México. Aún así, hay quienes desde Morelos se transformaron en comparsa de la partidocracia dominante en la Cámara de Diputados, quizás sin percatarse de que el Estado de México de Enrique Peña Nieto se llevó la más grande tajada del botín, así como el resto de gobiernos priístas. Los siete ínclitos legisladores federales por Morelos ya no hallan la forma de aparecer como los grandes gestores de la “piscacha” correspondientes a nuestra entidad tras la rebatinga de recursos que, definitivamente, no son más que puras migajas.
A continuación daré algunas cifras de partidas asignadas a nuestro Estado como parte del dinero quitado a varias instituciones públicas nacionales. Independientemente de que cada secretaría del despacho con representación en nuestra entidad deberá aplicar otras inversiones en base a su programa operativo anual, los diputados federales Rosalina Mazari Espín, Francisco Moreno Merino, Félix Rodríguez Sosa, Jaime Sánchez Vélez, José Manuel Agüero Tovar, Jesús Giles Sánchez y Jaime Alvarez Cisneros se proyectaron como “un sólido frente” a favor de Morelos, junto con el gobernador Marco Adame Castillo. Así las cosas, todos se endilgan el triunfo en las negociaciones de la “piscacha”.
Entre otras cosas dicen haber conseguido 70.16 millones de pesos destinados a un programa piloto de becas para jóvenes en edad de incorporarse a la educación media superior, en lugar de ser reclutados por el crimen organizado o con el riesgo de migrar hacia otros estados o permanecer en el desempleo. Para educación superior, se lograron 626 millones 400 mil pesos. Alrededor de 43 millones de pesos serán para concluir unidades médicas. Otros 42 millones servirán para los gastos de operación de centros de salud. Más de 16 millones de pesos para programas de cambio climático y 577 millones de pesos para programas hidráulicos. Más de 659 millones de pesos se invertirán en los siguientes proyectos carreteros y viales: carretera Cuautla-Izúcar de Matamoros (176 millones); Distribuidor Vial Apatlaco, que unirá a la autopista del Sol con Geopolis, con un costo de 200 millones de pesos; Distribuidor Vial Palmira, 100 millones más; Paseo Cuauhnáhuac, 82.55 millones de pesos; y carretera Chalco-Cuautla, 100 millones de pesos. Por otro lado, 216.1 millones para carreteras alimentadoras y 150 millones de pesos para el Aeropuerto Cuernavaca. Finalmente 11.4 millones para conservación y mantenimiento carretero. Luego seguimos con datos referentes a otros proyectos.