Efectivamente: lo que no mata fortalece. En otras columnas me he referido al tema enfocando mi visión hacia dos personajes de moda: el presidente municipal de Cuernavaca, Manuel Martínez Garrigós, y el delegado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en Morelos, Fidel Giménez-Valdés Román. Los dos son antagonistas que se odian con odio jarocho. Pero, a ciencia cierta, ninguno ha sido afectado de manera estructural. Es decir: Martínez Garrigós sigue su marcha encabezando el gobierno municipal, mientras Giménez-Valdés hace lo propio al frente del Centro de la SCT-Morelos. El primero es el destinatario de una sistemática campaña de ataques lanzada solamente por un medio de comunicación local, cuyo prestigio está por los suelos (el fondo de los “señalamientos” es 100 por ciento económico), en tanto el segundo tiene el respaldo del Poder Ejecutivo morelense para mantenerse en el cargo.
Lamentablemente, el estira y afloja sí está perjudicando sobremanera a la sociedad cuernavaquense, entre la cual aumentan los sectores inconformes por la acción de retrógradas que lo dicen “no” a todo y obstaculizan la construcción de nueva infraestructura. Esto, definitivamente, tiene un elevado componente político y proviene de los principales líderes del Partido Acción Nacional en el Estado, instituto político al cual pertenece el delegado de la SCT. Todo es comprensible en la política, la cual no tiene escrúpulos, pero lo que no puede convalidarse es el daño a terceros. Fuera máscaras: la estéril agitación en la avenida Morelos Sur ha sido propiciada por los mismos retrógrados.
El contexto de sistemáticos ataques al alcalde de Cuernavaca, pero sobre todo la acción de Giménez-Valdés Román (el rey del Twitter), llegó hasta la Federación de Municipios de México, cuyo presidente es Eruviel Avila, alcalde de Ecatepec, quien hace varias semanas logró frenar y modificar sustancialmente la iniciativa presidencial para crear un mando policíaco nacional. Seguramente informado de lo que sucede en Cuernavaca por Martínez Garrigós, Avila se refirió “al trabajo que se ha realizado en Ecatepec, logrado gracias a la coordinación entre los gobiernos federal, estatal y municipal”.
He aquí lo interesante para nosotros, pues aplica al “Caso Cuernavaca”: “Existen delegaciones del gobierno federal que no trabajan en coordinación y no respetan la autonomía municipal; y es ahí cuando los asuntos se complican”. Eruviel indicó que hay casos donde los delegados federales ejecutan un franco trabajo partidista, citando el ejemplo de Morelos. “El delegado de la SCT, Fidel Giménez, no trabaja y, por el contrario, todo lo obstruye”. Y aseguró que se reunió con el presidente municipal de Cuernavaca proponiéndole hacer una solicitud al presidente Felipe Calderón Hinojosa, a través de la Federación de Municipios de México, para lograr la remoción del titular del Centro SCT-Morelos, si el conflicto con el Ayuntamiento de Cuernavaca no se resuelve por la vía del diálogo.
Frente a lo anterior me parece que Giménez-Valdés Román asumirá una actitud parecida a la de Onésimo Cepeda Silva cuando, entrevistado por reporteros en el restaurante “Arroyo”, dijo: “A mí me la persignan”, emitiendo estridentes carcajadas. Efectivamente. El multicitado delegado de la SCT en Morelos ha adquirido popularidad gracias al conflicto con el Ayuntamiento de nuestra capital, los periodicazos lo fortalecieron, tiene el apoyo pleno del gobierno federal y estatal, forma parte de un importante grupo de interés dentro del PAN y, a estas alturas del partido, ya debe aspirar a un cargo de elección popular. Creo que, por gratitud a sus servicios prestados tan eficazmente para desestabilizar a la comuna cuernavaquense, será incluido en el 2012 en el listado nacional de candidatos a diputados federales plurinominales esperando, además, que la obstrucción de la nueva infraestructura de Cuernavaca también favorezca a Oswaldo Castañeda Barrera, delegado de la Sedesol en el Estado, cuya operación en contra de Martínez Garrigós es evidente.
¿Y el PRI, partido al que pertenece MMG? Su estrategia para apoyar al edil no ha funcionado. Llama la atención que ninguno de los cinco legisladores federales priístas ha levantado la voz, quizás porque están ocupados en salvar las apariencias con aquello del “narcodiputado” federal.