Impunidad. Este es el asunto a resolver de manera urgente por el gobierno estatal, esgrimido de igual forma, ayer mismo, por el gobierno federal a través del subsecretario de Gobierno de la Secretaría de Gobernación, Marcos Gutiérrez González, funcionario que ha acompañado desde hace varios meses al titular del ramo, José Francisco Blake Mora, para paliar las crisis regionales generadas por homicidios similares. Vino a Cuernavaca para demostrar el interés de la federación ante el problema y habló, efectivamente, de evitar la impunidad. Empero, me parece que el responsable directo de las secuelas políticas será el jefe del Ejecutivo morelense, quien acudió a Temoac para patentizar a la familia de Abraham Ortiz Rosales sus condolencias, solidaridad y compromiso en el sentido de que el crimen no quedará impune.
Así las cosas, toda la maquinaria de la Procuraduría General de Justicia, desde las 19:30 horas del pasado martes (cuando sucedieron los hechos), se puso a funcionar. Y la víspera, al filo del medio día, trascendió la detención de Arnulfo Morán Lima, tesorero del Ayuntamiento de Temoac, quien tenía fuertes rencillas personales con el malogrado alcalde desde hace tiempo. Junto con dicho servidor público fueron aprehendidas dos personas cuyos nombres, al momento de redactar la presente columna, se desconocían.
Al tesorero se le señala como el autor de amenazas de muerte y otros atentados en contra del malogrado edil, que nunca se le han probado. Al respecto hay una averiguación previa abierta en la Subprocuraduría de Justicia de la Región Oriente donde, al filo de las 16:30 horas, Morán Lima y los otros detenidos estaban declarando. Sin embargo, para ese momento ya se había difundido la posición de algunos parientes del tesorero, obviamente defendiéndolo y considerándolo inocente. Desde mi particular punto de vista, el hecho de incriminar a esta persona casi después de que se conoció el asesinato fue temerario si aplicamos el viejo dicho mexicano de que “perro que ladra no muerde”. Espero equivocarme (deseando que las autoridades ministeriales tengan ya asegurado al o los autores del homicidio), pero creo que la línea de investigación alrededor del tesorero Arnulfo Morán Lima no prosperará. El móvil de la venganza va a caerse para perfilar el delicado asunto hacia un atentado (y desafío) del crimen organizado.
Especulaciones sobre la verdad histórica habrá muchas mientras la PGJ no la determine de manera veraz y conforme a derecho; pero muchos actores políticos, tal como ha ocurrido en otros momentos históricos vinculados al crimen organizado, se volvieron a desgarrar las vestiduras y voltearon hacia Marco Adame Castillo con la intención de dañarlo. Sin embargo, me parece que la expresión del término “impunidad”, aplicado al asesinato del multicitado presidente municipal, es el quid del delicado asunto con el cual las autoridades morelenses están recibiendo el 2011, un año eminentemente preelectoral en nuestra entidad.
Frente a una oposición cada vez más recalcitrante, el mandatario requiere resultados inmediatos en los ámbitos ministeriales, primero con respecto al atentado acaecido este lunes, y después para evitar malas interpretaciones sobre otros asesinatos surgidos en Morelos a escasos once días de iniciado el año nuevo. Asimismo, la estructura gubernamental requerirá de una más eficiente operación política para desarticular conflictos a tiempo. Hoy por ejemplo, a las 9:30 de la mañana, teniendo como escenario la hostería “Las Quintas”, habrá un desayuno-conferencia de prensa, donde los presidentes municipales del Partido Revolucionario Institucional asumirán una drástica posición ante lo ocurrido. Insisto: hasta el momento de escribir este entrego periodístico habíamos observado los perversos (y normales) desgarramientos de vestiduras a cargo de bien conocidos farsantes, pero vislumbro que el discurso priísta podría impactar severamente en las estructuras estatales sin la intercepción oportuna de los conflictos. A ver. ¿Temoac y el PVEM aceptarán a cualquier alcalde sustituto? Estaremos pendientes y después diremos.