Entremos en contexto, porque si algo ha caracterizado a Rosas Pérez es el control sobre la mayoría de ámbitos correspondientes al Poder Judicial y fuerza para soportar cualquier tipo de presiones, internas y externas. Vengan de donde sea. Desde luego que el reelecto magistrado presidente tiene el apoyo de los magistrados Virginia Popoca, Rocío Bahena Ortiz, Nadia Luz Lara Chávez y Ezequiel Honorato Valdez, mientras sus oponentes están claramente decantados: Miguel Ángel Falcón Vega, su único rival en la votación de ayer; Verónica Cuevas López, Leticia Taboada Salgado, Andrés Hipólito Prieto y José Valentín González García.
Dice el psicólogo Rojas: “La frase budista ‘el dolor y el sufrimiento son nuestros maestros’, captura fielmente el mensaje de nuestro artículo. Es decir, que el dolor, los retos, las adversidades, los obstáculos, pueden potencialmente ser las mejores oportunidades para aprender, crecer y madurar emocionalmente. A primera vista parecería que este dicho es más bien el producto de la mente de un masoquista adicto al dolor y el sufrimiento, o de un melancólico amante de las causas perdidas. Sin embargo es una frase que encierra una gran sabiduría”.
La psicología describe a este fenómeno como resiliencia, término acuñado por el psiquiatra Michael Rutter, quien la define como “la capacidad humana para confrontar eventos dolorosos y adversos que representan un riesgo físico y/o emocional, y de aprender, crecer y madurar como resultado de éstos”. Esta cualidad psicológica fue “descubierta” al observar a niños que, a pesar de haber crecido en ambientes familiares disfuncionales, llenos de carencias materiales y emocionales, expuestos a un alto nivel de estrés, llegaron a ser adultos “normales”, funcionales y productivos. Esto podría ser el origen de la capacidad de resistencia de Rosas Pérez (en la calle Zarco de Cuernavaca), hoy acostumbrado al golpeteo después de una prolongada carrera dentro de la abogacía, el Poder Judicial de la Federación y el Tribunal Superior de Justicia. En más de una ocasión se ha almorzado a sus detractores y críticos.
Desde hace varias semanas anticipamos lo que podría suceder la víspera, y no nos equivocamos. Llegó la reelección de Ricardo Rosas Pérez, discutible según el color del cristal con el que se vean las cosas. El capítulo segundo de la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado, artículo 28, no tiene vuelta de hoja, tal como se encuentra actualmente redactado. Ahí leemos: “Los acuerdos del Pleno serán tomados por mayoría de votos, salvo que la ley determine una mayoría especial. En caso de empate el del presidente será decisivo”. El escenario fue de cinco contra cinco, y pareciera como que Rosas Pérez se reeligió de facto con dos votos: el suyo y el de calidad, lo cual es inexacto, pues la propia ley no determina ninguna circunstancia “especial”, ni siquiera en un momento tan delicado como es la elección del magistrado presidente. ¿Se trata de una laguna jurídica? Me parece que sí, frente a la cual surge la necesidad de revisar la norma y legislar.
Para llegar al momento decisivo de ayer, Ricardo Rosas Pérez y seguidores debieron estudiar cada uno de sus pasos, sobre todo considerando que Miguel Angel Falcón Vega y su grupo no aceptarían tan fácilmente la reelección. Falcón, entrevistado por infinidad de reporteros, advirtió que interpondrá los recursos jurídicos necesarios, a fin de revocar la decisión de sus oponentes, ante lo cual el reelecto magistrado presidente señaló: “Estoy confirmando la calidad del voto decisivo. Existen suficientes argumentaciones legales y constitucionales al respecto. Cumplí e hice cumplir la norma. Por lo tanto, en el Tribunal Superior de Justicia debe prevalecer la madurez, la prudencia, la cautela y la templanza, a fin de que se garantice el principio de certeza jurídica”. Y también invitó a todo el pleno para coadyuvar en el fortalecimiento de la autonomía del Poder Judicial, lo cual será indispensable ante el creciente entremetimiento de poderes fácticos externos. ¿Es legal la reelección de Rosas? Sí. ¿Es legítima? Saque usted sus propias conclusiones, amable lector.