Se titulaba “Vida pública y vida privada. Una delgada línea”. El politólogo expuso gráficamente lo que es la vida pública y privada de nuestros políticos sin concederles ninguna hipocresía. Sus reflexiones son importantes para nosotros en los actuales momentos de ebullición preelectoral y antes de decidir por quién votar el 7 de junio. Desde luego, tiene cabal aplicación frente a escándalos políticos recientes. El domingo pasado comenzó la campaña de quienes aspiran a ocupar una curul en la Cámara de Diputados federal. Y el 20 de abril arrancará el proselitismo de los candidatos a diputados locales y miembros de los 33 ayuntamientos morelenses. Así las cosas, los morelenses habremos de atender y analizar (en la medida de nuestras posibilidades) lo que hagan y ofrezcan los aspirantes a cargos de elección popular, pero sobre todo lo que se difunda con respecto a su comportamiento.
2.- Oscar Bottinelli, por lo tanto, se pregunta: “Los hombres públicos, las personas que actúan en el plano público, ¿por esa circunstancia carecen de vida privada? Esa vida privada ¿es parte de la vida pública, o hay determinada separación entre ambas, y en ese caso cuál es y dónde están los límites? Y responde: “Tiende a considerarse que los dirigentes políticos son aprobados o desaprobados por lo que hacen con su vida pública, por cómo actúan, cuál es su ética en función de lo público, y no por lo que hacen en su vida privada. No hemos tenido escándalos porque tengan una vida privada más o menos recatada, más o menos a determinadas cosas”.
3.- Recientemente los mexicanos fuimos testigos de un hecho protagonizado por David Korenfeld, hasta ayer director general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), quien fue cesado por el presidente Enrique Peña Nieto debido al escándalo que provocó el haber utilizado para sus fines particulares un helicóptero de esa dependencia. Lo anterior, que constituye un delito encuadrado en el derecho administrativo y sancionado por la Ley General de Responsabilidades de los Servidores Públicos, trascendió a través de las redes sociales. De no haber sucedido así, en estos momentos nadie conocería el uso indebido de los recursos públicos y el caso engrosaría la abultada montaña de impunidad nacional. Con esto quiero decir que abundan los casos de abusos similares, donde aparece la delgada línea que separa la vida privada y pública de los políticos mexicanos. Sobre el mismo escenario surgió la utilización de helicópteros por parte de reconocidos personajes perredistas, quienes así se transportaron, el domingo 5 de abril, a Zitácuaro para respaldar a Silvano Aureoles, candidato del PRD a la gubernatura michoacana, en el inicio de su campaña política. El gobernador de Morelos, Graco Ramírez, se encontraba entre quienes arribaron a bordo de aeronaves. Porque el asunto se tornó escandaloso, el mandatario difundió ayer el cheque pagado -con sus ingresos- a la arrendadora de helicópteros y la factura respectiva. De esa manera comprobó que no fue utilizada ninguna aeronave adscrita a instituciones públicas.
4.- Pero, regresemos con Oscar Bottinelli: “Vivir dentro de una pecera, es una expresión frecuentemente utilizada para sostener la idea de que los políticos están en una vidriera, entre paredes de cristal, y carecen de toda posibilidad de privacidad: todo lo que hace un político y su familia es parte de la vida pública (…) Ahora bien, la separación tajante puede llevar a sostener que un individuo tenga conductas muy censurables sin que la gente lo sepa, cuando ello podría ser un componente para juzgar a un dirigente político. Lo otro lleva a que se juegue a aprovechar cualquier flaqueza que pueda tener un individuo en su vida privada como armas de acción política. Sobre todo cuando esto es alimentado por un doble discurso: conductas que las estadísticas demuestran que son bastante extendidas en la sociedad, pero que no están legitimadas por códigos de conducta de morales muy extremas, y con censuras muy fuertes”. A juzgar por los hechos recientes, nuestros políticos deben ser más cuidadosos con su vida privada y estar conscientes de que se encuentran entre paredes de cristal, careciendo de toda posibilidad de privacidad: todo lo que hace un político y su familia es parte de la vida pública.
5.- Cambiemos de frecuencia. Apenas a fines de marzo el Congreso aprobó reformas al Código Penal para elevar las penas por abigeato. La sanción era de cinco a dieciséis años de prisión y de cincuenta a mil días multa, y pasó a ser de cinco a veinte años y de noventa a mil quinientos días de multa. Sin embargo, con esta acción del Poder Legislativo, que por cierto fue una iniciativa conjunta de un grupo numeroso de legisladores, los dueños del ganado en Morelos no se encuentran satisfechos, particularmente porque para la aplicación de las penas falta que atrapen a los malhechores. Por eso los ganaderos se han decidido a armarse con las armas que les permite la ley, por su actividad, y formar cuadrillas para patrullar y proteger a sus animales en los ranchos y pastizales. La Unión Ganadera estatal, a cargo de Roberto Reza Quiroz, reconoce que hay malestar entre los ganaderos debido a que la actuación de la autoridad ha sido ineficiente para combatir al abigeato, y también porque las penas que se han venido aplicando resultan menores y los abigeos se arriesgan a pagarlas porque es alto el beneficio que obtienen si les resulta el robo de un animal.
6.- Javier Bolaños, candidato panista a diputado federal, presentó una denuncia ante el Instituto Nacional Electoral por lo que considera una campaña negra, de ataques y denostación en contra de candidatos de su partido, a los que se pretende ligar con gobiernos anteriores o con malos funcionarios, también de gobierno anteriores, para afectar negativamente el ánimo de los votantes. Al razonar sobre quién o quiénes podrían estar detrás de esta ofensiva contra los angelicales blanquiazules que no rompen un plato, especuló con que la campaña “pudiera tener su origen en algún espacio o candidatura del Partido de la Revolución Democrática, porque además de que no se ataca en algún momento a personas emanadas del PRD, es una cuenta personal de redes sociales donde se pueden leer esa clase de ataques”. Llamó “a los partidos y demás candidatos a conducirse con transparencia, a no ocultarse atrás de un call center”. Los panistas no son, por supuesto, los únicos que se quejan. Ahí están los perredistas ocupados en atacar al PSD mientras acusan al Cuau de no tener la residencia necesaria para contender por la alcaldía de Cuernavaca que ya sienten en la bolsa. Y en breve habrá más y más lloriqueos; esto apenas comienza.