En el salón de Plenos y disfrutando las mullidas curules que utilizan los legisladores –por eso, entre otras cosas, se andan quedando dormidos-, los Diputados por un día evidenciaron que los diputados Messeguer y Rodríguez tuvieron el acierto de darles libertad de expresión y no cometieron el error, como en otros eventos se ha presumido, de tratar de dictarle línea a los oradores. De esa manera los jóvenes convertidos en diputados se expresaron sin tapujos y cuestionaron al gobierno en su conjunto –Ejecutivo, Legislativo y Judicial- por yerros evidentes, muy conocidos pero no por eso menos preocupantes, en materia de seguridad pública y procuración de justicia, educación y falta de oportunidades para los jóvenes que a causa de la corrupción, acusaron, no pueden acceder a asesoría y financiamiento para emprendedores.
2.- Los diputados juveniles no se amilanaron para mencionar temas que han afectado a la sociedad, como una serie de daños colaterales que para los jóvenes de Zacatepec tuvo la construcción del nuevo estadio Coruco, que les hizo perder canchas de juego y una biblioteca; además de la pasividad del Legislativo frente a la contratación del cantante Sting, que implicaría un pago exorbitante con recursos públicos. Lo malo del evento es que esta legislatura ya se terminó y no pasará nada con lo que ayer dijeron los Diputados por un día, a pesar de que se notó interés y compromiso de los participantes. Y previo al Parlamento, a las afueras del Congreso se manifestó un grupo juvenil identificado con el Partido del Trabajo, el cual demandó que el gobierno abra sus puertas a la creación de una Secretaría que se ocupe de atender a los jóvenes y propicie que en todos los municipios haya una oficina igualmente ocupada de sus asuntos.
3.- Cambiemos de frecuencia. El abogado Abraham Romo fue nombrado en julio como representante del Poder Legislativo ante el Consejo de la Judicatura, en una acción interpretada como un desafío de la presidenta del Congreso, Lucía Meza Guzmán, a la presidenta del Poder Judicial, Nadia Luz Lara Chávez, dado que el primero venía de ser secretario técnico de la Comisión de Puntos Constitucionales presidida por la legisladora cuautlense y de participar en la campaña de ésta, quien en 18 días rendirá protesta como diputada federal. La alusión se debe a que Romo ya propinó su primer sopapo a Nadia Luz y el séquito de enriquecidos funcionarios que la acompañan, pues reveló que ha atendido al llamado hecho la semana anterior por el gobernador Graco Ramírez al Poder Judicial para abrirse a la transparencia y renunciar a la secrecía de sus datos en sus declaraciones patrimoniales. Precisamente eso hizo el abogado Romo: presentar su declaración patrimonial renunciando a mantener en reserva cualquier dato y seguramente, con ello, provocó la furia de más de uno –o una- en el Palacio de Justicia. Sopas.
4.- De las declaraciones de la flamante coordinadora electa de la bancada perredista de la legislatura 53, Hortencia Figueroa, puede deducirse que en el equipo amarillo no les quita el sueño la postura de casi una veintena de legisladores electos que el martes mostraron músculo al reunirse para decir que van con todo en contra del Mando Único y algún otro tema que les salga al paso, pero que ni por un momento les ha pasado por la cabeza la idea de empujar un juicio político al titular del Poder Ejecutivo. La exalcaldesa jojutlense señala que el propósito principal del grupo de legisladores conocido por ahora como el G-17, es el de negociar posiciones en la integración de la próxima legislatura. Hortencia tiene la experiencia de haber sido diputada en la legislatura 51, considerada hasta ahora como “la peor legislatura de la historia” y donde hubo a raudales componendas y dinero bajo la mesa, según versiones periodísticas y acusaciones del propio gobernador Graco Ramírez que nunca pudieron ser desmentidas. Recuerden ustedes las alusiones emitidas y dirigidas por el Ejecutivo hacia el panista Javier Bolaños Aguilar, quien siendo subsecretario de Gobierno en el sexenio adamista era conocido por propios y extraños como “El Maletero”, encargado de llevar “lo suyo” a quienes, desde la legislatura 51, vendían su voto al mejor postor. Los primeros objetivos del G-17 tienen que ver con la asignación de titulares de la Mesa Directiva y la Junta Política y de Gobierno, la distribución de las comisiones y los comités y el reparto de secretarías, direcciones, subdirecciones y lotes de plazas menores. El motivo del pleito, en suma, es dinero y poder.
5.- Podrán decir misa los diputados morelenses electos, sobre todo quienes se sienten apóstoles de la democracia englobados en el G-17, pero cualquier promesa que hagan ahora será olvidada conforme se sumerjan en las mieles del poder dentro de la única arcadia financiera de la vida pública morelense: el Congreso local. Olvidarán cualquier compromiso con la sociedad, porque simple y sencillamente no les interesará su problemática. Quizás con algunas excepciones, quienes integrarán la legislatura 53 buscarán consolidar durante los próximos tres años una situación patrimonial. Se frotan las manos sabedores de que cada uno de los 30 diputados locales recibe poco más de 62 mil pesos mensuales como “dieta” y otro tanto igual de prerrogativas dizque destinadas a la gestoría social, independientemente de que disponen de varios asesores (el que menos gana cobra 15 mil pesos mensuales), seguro de gastos médicos mayores, lujosos automóviles, teléfonos celulares, viáticos para peaje y comidas y, respecto al caso de quienes se sienten galanes, hermosas edecanes y “asistentes”. Sume usted, en torno al caso de quienes presiden una comisión legislativa, otra lana más (30 mil pesos mensuales). En resumen: el Congreso morelense es una arcadia financiera cuyo gasto corriente jamás disminuye.
6.- Habremos de constatar, una vez más, el tráfico del poder en la legislatura 53. No han rendido protesta como diputados, pero ya hay quienes proyectan una personalidad de intocables, impunes y poderosos, amenazando a diestra y siniestra. Tal prepotencia los arrojará –junto con familiares, colaboradores y cuates- a excesos como el influyentismo, la pedantería y el abuso. Otros más se dejarán llevar por el elitismo y la banalización de la política. Este último fenómeno surge cuando los diputados se dejan llevar por el dedazo, el nepotismo, las redes de complicidades, la eternización en los cargos públicos, las cuotas de poder, la obtención de canonjías, la compra-venta de cargos públicos, etcétera, ante lo cual la ciudadanía supone que la vida pública morelense es operada por mafias. Aquí pagan justos por pecadores, pues esta parte de los vicios estructurales desacredita a los actores políticos y suprime la nobleza que merecería la actividad pública. Hoy puedo asegurarles, sin temor a equivocarme, que la siguiente Cámara de Diputados servirá para maldita la cosa en nuestra entidad. Más pronto de lo que imaginamos caerá en la ingobernabilidad con tantísimo frenético en su interior.