Lo ideal para decenas de politiqueros que actualmente están desempleados o subempleados sería lograr chamba en el gobierno, debido a los excesivos sueldos de la burocracia dorada. En tal contexto cualquier escenario puede ser aprovechado para el oportunismo de determinados personajes. Hacerse notar es su objetivo, aparentando, lamentablemente, una representatividad social de la cual carecen. Siempre buscarán llamar la atención de quienes, formando parte de la actual estructura oficial, tienen la capacidad de autorizar proyectos y programas, dizque de beneficio social, pero que en realidad ayudan a mejorar el modus vivendi de los mismos politiqueros. Así de descompuesta se encuentra la cuestión pública.
2.- Lo antes escrito me sirve de preámbulo para referirme al protagonismo del denominado Consejo Agrario Permanente, mejor conocido por sus siglas CAP. Siempre que surgen determinadas coyunturas para presionar a las autoridades federales y estatales en turno, sus líderes buscan a toda costa ganar reflectores y sacar raja económica. Para seguirme refiriendo al famoso CAP utilizaré hoy un concepto base: la simulación. Fingir que se posee representatividad social. Y la simulación es una forma de corrupción. La corrupción es un fenómeno universal, presente en todos los tiempos y todas las culturas. Sin embargo, en México (y Morelos no escapa de ello) tiene características diferentes, pues por una parte es un fenómeno aparentemente general en todos los niveles de nuestra sociedad, y por la otra tiene connotaciones muy profundas tanto en las mentes de los ciudadanos como en las estructuras del Estado.
3.- Así las cosas, algunos grupos de presión, como el CAP, que se conducen con simulación, pasan a engrosar las filas de la corrupción. Los principales grupos que lo integran nacieron a principios del sexenio de Luis Echeverría (1970-1976) dentro del Pacto de Ocampo. No estaban del todo cobijados por la CNC, pero se trataba de organismos surgidos por la promoción oficial directa, teniendo como objetivo la invasión política y no el verdadero movimiento campesino. Los tiempos de Luis Echeverría fueron de intensa actividad en el campo, e incluso en aquella administración se creó la Secretaría de la Reforma Agraria en sustitución del antiguo Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización, determinación más política que agraria. El Pacto de Ocampo, por su sometimiento al presidente en turno (quien les abría las compuertas del erario), jamás sirvió para paliar los problemas agrarios, pues sus dirigentes tenían la vista puesta en la sucesión presidencial apoyando a Augusto Gómez Villanueva, entonces titular de la SRA.
4.- Desde la época de Echeverría la sociedad rural se acostumbró a ver un repetitivo desfile de siglas que poco o nada significan para ella y su bienestar económico: UNTA, CCI, UNORCA, CEMPA, CIOAC, CODUC, CCC. Sus mecanismos tienden a la presión al gobierno, el chantaje, la agresión y, obviamente, la simulación, todo con el objetivo de lograr canonjías y uno que otro presupuesto supuestamente destinado a resolver pequeños problemas de las clases más pobres de los conglomerados rurales. Este tema es importante, porque el famoso CAP funciona en Morelos cuando los tiempos financieros de sus dirigentes apremian o el agua ya les llegó a los aparejos, aunque la mayor parte del año se mantienen quietos, lo cual depende de la disponibilidad económica del gobierno y la entrega de prebendas a sus líderes. Por eso presionan para doblegar al gobernador en turno o al secretario de Gobierno, de la misma forma en que lo han hecho desde el sexenio de Riva Palacio (1988-1994), pasando por la era panista (2000-2012), hasta llegar a la administración actual, donde se han topado con las puertas cerradas en la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, a cargo de Pedro Pimentel. Cínicamente, varios líderes del CAP han confesado que desde la época de Antonio Riva Palacio se encontraban adscritos a una nómina de la Secretaría de Gobierno, donde cada mes pasaban a cobrar para mantener “tranquila a la raza”. Y el CAP estuvo detrás del bloqueo en Amayuca, teniendo como objetivo lograr nuevas canonjías del gobierno federal y el estatal.
5.- Cambiemos de frecuencia. Cuando había generado la expectativa de un encontronazo que arrojaría luz definitiva sobre el manejo del crédito otorgado al Ejecutivo, de última hora la Comisión de Hacienda del Congreso, a cargo del panista Alberto Mojica, anunció que siempre no procedería a carear a la secretaria de Hacienda, Adriana Flores, con el auditor general, Vicente Loredo. El órgano colegiado del Legislativo expuso que será en unos dos meses cuando ofrezca al público un nuevo episodio de esta prolongada novela, porque para su sesión de ayer decidió aprovechar la presencia de la secretaria Flores Garza y dedicar el tiempo a su delicado compromiso de sacar adelante el análisis, discusión y aprobación del paquete económico, que por cierto es la principal obligación de los diputados durante este primer periodo ordinario de sesiones, de acuerdo a lo establecido por la Constitución Política estatal. Así las cosas, no hubo “tiro”. Quienes saben indican que el auditor está limitado legalmente para despepitar los datos reclamados por los legisladores.
6.- El Foro Morelense de Abogados parece levantar la mano para reclamar espacios burocráticos en la Fiscalía General del Estado, cuyo flamante titular, Javier Pérez Durón, debe aprestarse a ejecutar una reorganización tendiente a cumplir no solo la que fue una de las demandas principales de los diputados que lo eligieron para el cargo, sino también la función de oxigenar la institución e imprimirle un sello personal. No sería la primera ocasión en que las barras, colegios y asociaciones de abogados son usados como trampolín político; más bien sería raro que retomaran ese papel tras el papelón de comienzos de 2013, cuando se les prometió el advenimiento de un profesional del derecho emanado de sus huestes, lo cual no se cumplió, prefiriéndose la designación del inepto Rodrigo Dorantes Salgado. Así las cosas, tal vez ahora sí reciban por lo menos mayor juego político a raíz del reclamo público que hicieron ayer para que la Fiscalía aclare lo relativo a la fosa de Tetelcingo, que la autoridad considera común y unos llaman clandestina porque hay múltiples sospechas de que está fuera de la ley. El tema de la fosa reclama muchas explicaciones, pero la postura de los abogados no parece desinteresada. A ver… El encuentro boxístico protagonizado por el alcalde y regidores electos de Cuernavaca continuó ayer, a través de una conferencia de prensa organizada por el G-9 de concejales que reclaman la inmediata presencia de Cuauhtémoc Blanco en esta capital. Es previsible, pues, que este día la oficina del ex futbolista emita un comunicado conteniendo la respuesta del edil electo. A ver… No entrará Uber a Morelos, anunció ayer Jorge Messeguer Guillén, secretario de Movilidad y Transporte del Estado, pero sí comenzará un intenso proceso de descarcachización del sector taxista local. A ver si es cierto.