Tocante a la propaganda negra, no se sabe quién la origina. Y la propaganda de desprestigio está dirigida a desacreditar a un grupo, un partido y personas determinadas. Se lleva a cabo utilizando asuntos reales o ficticios mediante tergiversaciones de hechos o expresiones reales realizados por el oponente. Durante el proceso suelen utilizarse sátiras, mofas, calumnias y distorsiones de los hechos para lograr cambiar la opinión pública sobre una persona, una cuestión, tendencia política o social determinada.
2.- Hoy quiero acentuar lo concerniente a la propaganda negra y de desprestigio. En cualquiera de sus formas se trata de líneas de comunicación muy bien aprovechadas por los oportunistas políticos de siempre para sacar raja. La información que propagan aborda asuntos que atrapan fácilmente la imaginación del hombre común y que pueden correr de boca en boca. Estos rumores siempre tienen un valor operacional; es decir, obligan a la gente a movilizarse y a entorpecer la labor del gobierno sin darse cuenta. Son armas para una disputa política, aludida hace muchos años por el filósofo inglés Thomas Hobbes en su obra “Leviatán” (1651). Aquello tiene cabal aplicación en la actualidad entre quienes integran la clase política morelense. Escribió Hobbes: “Es verdad que algunas criaturas vivas, como las abejas y las hormigas, viven en sociedad. Pero estas criaturas, no teniendo (como el hombre) el uso de la razón, no ven ni creen ver culpa alguna en la administración de sus asuntos comunes, mientras que entre los hombres hay muchísimos que piensan que son más sabios y más capaces de gobernar la cosa pública que los otros; éstos se esfuerzan en reformar y en renovar, algunos de un modo, otros de otro, y llevan a la división y a la guerra civil”. Mucha razón tenía (y sigue teniendo) Thomas Hobbes.
3.- Es aquí donde quiero retomar mi columna del 21 de agosto de 2013, fecha en que transcribí varios párrafos del excelente artículo de Daniel Eskibel, máster en consultoría política de la Universidad José Cela de Madrid, titulado “Cuando los opositores se radicalizan el gobierno suele beneficiarse”. Este trabajo se relaciona con lo antes expuesto y nos ayuda a comprender el origen de las frecuentes agresiones entre miembros de la clase política y gubernamental de Morelos. Escribió Daniel Eskibel: “Algunos políticos opositores creen que cuánto más radicales sean sus posiciones políticas tanto más daño le harán al gobierno. Pero no es así. A veces sucede lo contrario y el que sale beneficiado es el gobierno. No me refiero a las luchas contra dictaduras ni a las guerras civiles, sino a situaciones democráticas comunes, en países donde la lucha política se despliega dentro de la legalidad institucional. Dentro de esa legalidad, algunos opositores maximizan sus posiciones. O sea: cuestionan al gobierno en todos los terrenos, en todos los temas, impugnando todas y cada una de sus acciones, criticando todas y cada una de sus palabras, repudiando a todos y cada uno de sus miembros. Elevan al máximo la tensión política de cada día con acusaciones cada vez más duras, con conceptos cada vez más duros y con lenguaje cada vez más agresivo. Acompañan el proceso con una gestualidad despectiva y llena de enojo, y también con un uso agresivo de la voz tanto en tono como en volumen”.
4.- Añadió Eskibel: “¿Por qué ese maximalismo radical beneficia al gobierno? Porque estrecha el mercado opositor, lo hace más chiquito. Al radicalizarse de este modo la oposición solo convoca a quienes piensan, sienten y actúan exactamente igual. O sea que se condena a sí misma a un círculo estrecho, un círculo de iguales, un grupo reducido. Y la oposición pone así una barrera respecto a un amplio sector del público. Sector que seguramente cuestiona al gobierno en algunos temas y terrenos importantes, pero no en otros. Cuestiona a algunos de sus miembros pero no a todos. Cuestiona algunas decisiones y declaraciones, pero no todas. No soporta vivir en constante tensión política y aunque esté en desacuerdo con el gobierno no se adhiere a políticos crispados y enojados. El maximalismo radical de la oposición suele empujar a ese segmento de la sociedad hacia el campo del gobierno, aún con diferencias y discrepancias”. Hasta aquí el magnífico artículo de Daniel Eskibel. Concluiré esta parte con la antigua expresión de Nietzsche: “En la escuela de la vida, lo que no me mata, me fortalece”.
5.- Cambiemos de frecuencia. De cara al inicio de las nuevas administraciones municipales, en enero próximo, uno de los temas más preocupantes para los presidentes municipales electos tiene relación con la carencia de fuero constitucional y su vinculación con el tema de los laudos laborales, que ya llevó a la destitución de algunos alcaldes en este trienio. El fuero fue cancelado en la legislatura 52 a iniciativa del diputado panista Javier Bolaños Aguilar, tras una larguísima temporada en que se concebía como una necesidad en razón de que era usado para cometer tropelías, según lo concebía la sociedad y lo piensa aún de quienes lo mantienen con base en la Constitución Federal, como los casos de los diputados locales. Al cancelarse el fuero se dio pie a la acción de la justicia contra los munícipes y eso ha sido notorio en los laudos laborales ejecutoriados, lo cual es preocupación también de algunos diputados de la legislatura 53 que vienen de vivir la experiencia de gobernar sin fuero un municipio, como los casos del panista José Manuel Tablas, el aliancista Julio Espín Navarrete y la perredista Hortencia Figueroa, presidenta de la Junta Política. Por ello se acaricia la idea de devolver el fuero a los alcaldes, y al perecer se concretará en el corto plazo. A ver.
6.- El temblor de ayer sí fue perceptible en Morelos. En el centro de Cuernavaca llevó al desalojo de edificios de oficinas como la Casa o Palacio de Gobierno y el Congreso de Morelos. No hubo situaciones de pánico pero sí hizo revivir recuerdos nada gratos entre una sociedad aún en buena parte conformada por quienes vivimos el sismo de 1985, que marcó un hito en nuestra historia y generó las políticas de protección civil hoy disponibles. El sismo no fue tan leve como parecía al principio y aunque llevó a bromas entre la gente, también hizo recordar lo que se hace y se ha dejado de hacer para garantizar la seguridad de la población. Del Congreso, por ejemplo, el hecho de que en algún lado están guardados 500 millones de pesos presuntamente destinados a la construcción de una nueva sede para el Poder Legislativo, decisión asumida por la legislatura anterior precisamente porque el actual edificio está dañado y puede causar una tragedia en algún momento. Ese inmueble fue construido en las postrimerías del sexenio de Armando León Bejarano (1976-1982) para ser un teatro, pero Don Lauro (1982-1988) decidió trasladar ahí el Congreso local que estaba albergado en el primer piso del Palacio de Gobierno. Ojo: hoy sigue siendo un teatro.