Al llegar el lugar nos encontramos con una lona que presenta las bondades del biocombustible: económico, brinda mayor potencia al motor, ofrece mayor rendimiento y disminuye la emisión de dióxido de carbono. Al momento de cargar el combustible, el despachador nos indicó que el bioetanol se mezcla con gasolina, el porcentaje dependerá del tipo de motor del auto. Pudimos constatar que el precio por litro de etanol es de 13.50 pesos, hay una diferencia de 2.43 pesos por litro respecto a la gasolina Magna y 3.77 respecto a la Premium*, efectivamente es más económico, dejaremos pendiente comprobar si tiene más potencia y si rinde más respecto a la gasolina. Esta experiencia nos dejó con varias dudas, así que indagamos más sobre el biocombustible que se vende, para ver la credibilidad de la información que nos dieron y revisamos lo que se hace en otros países como Estados Unidos y Brasil, quienes ya tienen una carrera larga en el uso de biocombustibles.
El bioetanol que se ofrece en Morelos es una mezcla de etanol anhidro con gasolina denominado E85 con octanaje 95-97. El porcentaje de etanol anhidro que contiene el E85 puede variar desde 51% al 83% del volumen total, es decir, si la mezcla contiene 83% de etanol anhidro, entonces el 17% restante será gasolina convencional. La razón de variar el porcentaje de etanol es para mejorar el encendido en frío del automóvil respecto a la zona de distribución [1]. El etanol anhidro se produce en México mediante la fermentación de la caña de azúcar.
Encontramos que, efectivamente se recomienda que el E85 se utilice como aditivo para autos convencionales ya que al mezclarlo con gasolina, ésta se oxigena provocando que las piezas de metal que están en contacto directo con el combustible se oxiden. Basados en la información del Departamento de Energía de Estados Unidos, recomendamos cargar el 10% de su tanque con E85 para la mayoría de los automóviles, sólo el 15% si es un auto modelo posterior a 2001 y el 100% para vehículos flex-fuel [1].
Respecto a la infraestructura, nos percatamos que la dispensadora cuenta con una instalación sencilla: tiene una bomba, el marcador de litros y la pistola. Notamos que, a diferencia de las instalaciones de Brasil y Estados Unidos, la pistola no está marcada con la etiqueta E85 ni pintada de color amarillo, que es el código de color que se usa para este caso. En ningún espacio se observan etiquetas de quiénes pueden utilizar este combustible, cuando en otros países existe restricción para su uso en vehículos pesados y motocicletas. Información que resulta importante puesto que en la dispensadora de Temixco los principales usuario son motociclistas.
Pareciera que hemos hecho un sueño realidad, pero la introducción del biocombustible al mercado exige mayor difusión sobre cómo usarlo, resulta urgente establecer código regulatorios que permitan al usuario tomar la mejor decisión antes de cargar biocombustible, así como mejorar las instalaciones de las dispensadoras de bioetanol. Aunado a esto, consideramos que es necesario ampliar la venta de automóviles con tecnología flex fuel en el mercado mexicano, a la par de incrementar el número de dispensadoras de bioetanol en el país. Una vez entrados en este tema, es importante invertir en la investigación de otros tipos de biocombustibles que no compitan con el uso de tierra para la alimentación, de tal forma que se genere una estrategia sobre la inserción de bioscombustibles para el transporte dentro de un marco de la sustentabilidad en el que se consideren aspectos sociales, ambientales, económicos e institucionales.
*Respecto a los precios que se mantuvieron en la segunda semana de febrero
[1] K.M. NREL, Handbook for Handling, Storing, and Dispensing E85 and Other Ethanol-Gasoline Blends (Brochure), Clean Cities, Energy Efficiency & Renewable Energy (EERE), (2016) 1-40.