La percepción de seguridad y protección que aporta un teléfono móvil es especialmente significativa en momentos de urgencia o de necesidad. Por esta razón la OMS en su informe mundial sobre seguridad vial del 2004 no fue categórica al definirse sobre una hipotética prohibición total de su uso: "Casi la mitad de los conductores utilizan hoy día teléfonos móviles para pedir auxilio en situaciones de emergencia, por lo que quizás no convenga prohibir su presencia en los automóviles".
Sin embargo, investigaciones realizadas por expertos en el tema en diversos países del mundo han encontrado que la utilización del celular conduciendo genera un elevado riesgo de distracción evaluado en los siguientes datos:
• El uso de teléfonos celulares por parte de los conductores hasta 10 minutos antes del accidente está asociado con un incremento de cuatro a 6 veces en la probabilidad de un accidente grave.
• Factores como sexo, edad o el tipo de teléfono celular no afectan la relación entre uso del teléfono y el riesgo de accidente.
• Tras un minuto y medio de hablar por el celular (incluso con manos libres) el conductor no percibe el 40% de las señales de tránsito.
• Su velocidad media baja un 12%.
• El ritmo cardíaco se acelera bruscamente durante la llamada, y se tarda más en reaccionar.
• Algunos estudios comparan la peligrosidad con la conducción con exceso de alcohol
• Un alto porcentaje de conductores (entre el 30 % y el 50 %) no percibe este riesgo
• No es marcar un número lo que más distrae, sino la conversación a distancia.
En relación con este último punto es importante mencionar que existe evidencia de que las probabilidades de chocar que tiene una persona mientras sostiene una conversación a través del teléfono celular es cuatro veces mayor que si hablara con otra persona dentro del mismo vehículo, debido a lo que se ha denominado como un “proceso de atención compartida”. Cuando el conductor conversa con alguien sentado a su lado, esa persona sabe lo que está sucediendo con el tráfico y apoya activamente al conductor para que lo haga de manera segura.
Esto hace necesaria la sensibilización de la población en varias direcciones:
• Disuadir a los usuarios de llamar o responder el celular mientras conduce.
• Desistir de realizar una llamada a quien se sabe que va conduciendo.
• Comprender que como peatones, abstraídos en la conversación por un teléfono celular también caminamos ajenos a los riesgos viales.
Agregado a lo anterior, preocupa el surgimiento de la modalidad de enviar mensajes de texto mientras se conduce (especialmente entre los jóvenes), la cual se ha naturalizado tanto que pareciera que el conducir un vehículo es una verdadera pérdida de tiempo. Sin embargo, es clara la evidencia del riesgo agregado que representa esta nueva modalidad de uso del celular en la ocurrencia de accidentes graves.
No somos optimistas cuando todo parece indicar que el uso de celulares en los autos continuará creciendo, pese a la evidencia del riesgo que significan para nuestra salud, pero esperamos que esta contribución nos alerte para no responder la próxima vez que suene nuestro celular y vayamos conduciendo.