“La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda”.
Voltaire
Ante los embates de una grave emergencia sanitaria, que pone en riesgo a nuestra civilización, tenemos la enorme oportunidad y necesidad de recurrir a nuestros más altos valores de la cultura.
El Covid-19 es una infección de las vías respiratorias provocada por un virus que evolucionó para poder infectar a los humanos. El código de su genoma -el conjunto de todos sus genes - se parece más a un virus que se ha aislado de los murciélagos. Esto es, la evidencia científica apunta hacia este origen, y actualmente los epidemiólogos trabajan para comprender las posibles rutas de contagio. Se estima que todos los agentes patógenos que causan enfermedades en el humano provienen de animales, diferentes al humano. No será la primera ni la última vez. De hecho, ha habido sugerencias de que el virus pudo haber sido diseñado por la mente humana a priori: no hay evidencia científica que lo sustente, pues no existían los conocimientos previos para que esto fuera posible. Más bien, el surgimiento de nuevos virus es una prueba contundente de la evolución.
Hoy ya estamos francamente en la fase exponencial de la infección en México; la cual comenzó a visualizarse desde hace varios días y de ahí la cancelación repentina de muchas actividades grupales. El abstenernos del contacto social es la clave. La tarea de todos es “aplanar la curva epidemiológica”; esto es, reducir el pico de las infecciones a fin de que se repartan más en el tiempo y, preferentemente, se reduzca el número. Esto permitirá que nuestros sistemas de salud tengan más tiempo y recursos para librar la batalla. Si no hacemos nada, habrá muchos más problemas a la larga, tanto económicos como de salud.
Hay evidencia científica para el valor del lavado de manos con agua y jabón, así como para el uso del alcohol en gel, del cloro y del agua oxigenada. Otros supuestos remedios habrá que tomarlos con mucha cautela.
De esta manera, el Covid-19 presenta síntomas y transmisión parecidos a otras infecciones previas, lo cual ha permitido a los epidemiólogos tomar las medidas sanitarias necesarias. Sin embargo, por su novedad, todos estamos aprendiendo en el camino y no debe sorprendernos que haya nuevos hallazgos. El conocimiento previo en biología molecular permite el diseño de métodos de diagnóstico y de vacunas potenciales. En cuanto a la vacuna, la limitante es que alguno de los diseños efectivamente funcione y no cause efectos indeseables. Esto es, la prueba de diferentes vacunas es lo que más tiempo tomará.
Estamos ante magníficas posibilidades de salir adelante gracias a la ciencia. Miles de hombres y mujeres han dedicado sus vidas a la investigación científica, especialmente durante los últimos tres siglos, en donde ha relucido la creatividad, la imaginación, la pasión y el rigor. En otras palabras, la ciencia es un valor cultural como lo son el arte y las humanidades. Podemos pensar en algunos pioneros, grandes pensadores, que están teniendo gran impacto el día de hoy: Leeuwenhoek, microscopía; Jenner, vacunas; Snow, epidemiología; Pasteur, microbiología; Darwin, evolución; Mendel, genética; Lister, asepsia y antisepsia; Fleming, antibióticos; Watson, Crick, Wilkins, Franklin, estructura del DNA; Cohen, Davis, ingeniería genética; Gilbert, Sanger, secuenciación del DNA. Y ciertamente todos ellos representan el valor de la ciencia básica, en donde la fuerza motriz es la curiosidad por entender lo desconocido.
Tenemos la necesidad imperiosa de promover la educación cultural integral en todos los seres humanos, ya que será nuestra capacidad para hacernos preguntas, experimentar, imaginar, obtener respuestas y corregir las respuestas, a través de la ciencia, el arte y las humanidades, lo que nos dará la visión de cómo sobrevivir y la razón para sobrevivir.