¿Te ofendes cuando alguien te dice burro? Realmente no deberías. Erróneamente usamos la palabra burro como sinónimo de tonto o de ignorante. Sin embargo, los burros son bastante inteligentes, y hay que ser sinceros, les debemos el esfuerzo de cargar y ser parte del desarrollo de civilizaciones enteras. A lo largo de la historia se ha menospreciado a este animal. Lo que llaman, una bestia de carga, pero quizá deberíamos tratar de imitar a este tipo de “bestias” en algunos aspectos.
Los burros, también llamados asnos, son nobles, trabajadores, astutos, valientes y muy fuertes. Son capaces de arrastrar hasta cuatro veces su peso y cargar sobre su lomo 350 kg. Es por esto que hace unos años lo usaban en la minería y aún lo usamos en la agricultura y como medio de transporte. Ahora imagina hacer estas actividades tan pesadas bajo el calor del desierto. La buena noticia es que los burros son capaces de soportar estas altas temperaturas. Provienen de África y tienen unas largas orejas que usan para disipar más rápido el calor de su cuerpo.
Además de sus grandes y peludas orejas, algo que distingue a los burros de sus parientes cercanos, los caballos, es que son bastantes ágiles. Saben moverse por caminos escabrosos sin romperse las piernas. Son independientes. Les gusta estar dispersos en las montañas, pero nunca están solos. Pueden escuchar rebuznar a sus amigos a tres kilómetros de distancia. Este llamado no sólo es para comunicarse, sino para alertar y proteger al ganado. El ser guardianes es una de sus características. Tienen una gran curiosidad. Su nariz les permite detectar olores a 10 kilómetros de distancia.
Con su buena vista y grandes orejas, puede oír sonidos imperceptibles para nosotros y detectar cualquier depredador o amenaza. Lo mejor de estos animales es que no van a huir de miedo ante un peligro. Te van a defender así sea un león, un lobo, etcétera. Podremos pensar que son débiles pero la verdad es que son más valientes que los humanos.
Así que si eres miedoso, no te preocupes. Nadie debería decirte burro; ni tampoco si sufres de mala memoria. Estos animales son capaces de retener recuerdos de lugares, otros compañeros burros o incluso de sus dueños durante 25 años. Ten por seguro que si conoces hoy a un burro y lo tratas bien, te recordará para 2050. Eso sí, si no tratas bien a los de su especie, los lastimas o les haces algo que vaya contra su voluntad se negarán a obedecerte. De ahí que se les conozca por tercos. Además, no los presiones tanto, porque ellos toman las cosas con calma. No se precipitan y siempre analizan la situación. Esta gran virtud a menudo la usan para relajar un poco el nerviosismo de sus amigos caballos, y como son animales muy sociables, siempre están dispuestos a ayudar.
Desde hace 6,000 años que el burro apoya y acompaña a la humanidad, cargando sobre su lomo el desarrollo de ésta. Los asnos, cuatro para ser exactos, llegaron al continente americano junto con los españoles, ya que se extinguieron en América durante la última glaciación. En la Colonia, al indígena mexicano lo liberaron de ser tameme, es decir, un hombre cargador. Con su lomo paciente, el burro alivió a los tamemes y transformó el ambiente de muchas familias. El burro tiene una importancia especial en la cultura mexicana, incluso, José María Vasconcelos le dedica unas páginas a este animal en su libro: Breve historia de México. Sin embargo, pocas personas son conscientes de esto y en Latinoamérica no se le considera una especie de gran importancia. En México ha disminuido considerablemente la población de burros, en 1991 era de 1.5 millones, y actualmente sólo queda medio millón de ejemplares.
Algunas de las causas de la baja de esta especie es la modernización de las labores agrícolas, la explotación desmedida y el desinterés por su conservación. Además de estas causas se está comercializando a nivel global la piel del burro. En China se le utiliza para elaborar “ejiao”, una exótica gelatina a la que se le atribuyen efectos benéficos para la salud, pero está poniendo en peligro algunas razas de asnos. En los últimos años, se han creado santuarios para el rescate y conservación de esta especie.
Hay zonas en todo el mundo, incluso en México, donde no se puede prescindir de los burros debido a su contribución a la seguridad alimentaria y medio de transporte de muchas familias. Hay casos donde es el único patrimonio que tienen. Necesitamos darle el merecido reconocimiento a los burros. Son animales trabajadores, inteligentes, y sobre todo solidarios. Así que la próxima vez que alguien te diga burro sonríe: te están halagando.