En la película del Rey León hay una escena donde los personajes principales, Simba, Timón y Pumba, están acostados sobre los pastizales contemplando la bóveda celeste. En dicha escena, Pumba y Timón tienen el siguiente diálogo.
– ¿Nunca te has preguntado qué son esos puntos brillantes de allá arriba?, pregunta Pumba.
– No me lo pregunto, lo sé, responde Timón.
– Ah, ¿y qué son?, pregunta Pumba.
– Son luciérnagas, luciérnagas que se quedaron pegadas en esa cosa negriazul de arriba, responde Timón.
– ¿Ah, sí? Siempre pensé que eran bolas de gas quemándose a millones de kilómetros de aquí. Comenta Pumba.
Esta escena quedó en la mente de muchas personas que crecimos con la película, con la noción de que los puntos brillantes son estrellas que están a millones de kilómetros de nuestro planeta. Podemos observar mejor las estrellas si tenemos cielos oscuros, y aún mejor, podemos mirar más de cerca a los objetos celestes con la ayuda de un telescopio.
Contemplar las estrellas es una actividad placentera. Coatlán del Río es un municipio de Morelos con poca contaminación lumínica, por lo que en noches despejadas se aprecia un cielo con muchos puntos brillantes, en palabras de Pumba. Estas condiciones son perfectas para hacer una velada estelar, como sucedió el cuarto día de este nuevo año.
El 4 de enero, alrededor de las 16:30 horas las organizaciones civiles “Astrofísicos en acción” y “Noche Estelar” empezaron a montar dos telescopios a la entrada de la iglesia de Coatlán del Río, con dirección al Oeste. El Sol lucía resplandeciente en medio de un cielo despejado. Tímidamente se empezaron a acercar las personas para observar al astro y apreciar algunas de sus manchas solares, esas partes de la superficie del Sol que tienen menor temperatura que el resto de la estrella: Cllaro que para verlo de forma directa y segura los telescopios tenían un filtro solar.
Alrededor de las 5:30 de la tarde se montó otro telescopio. Para esa hora, el Sol se empezaba a ocultar entre las casas y los arbustos, así que se probó verlo de manera indirecta: enfocando la estrella, se proyectó en una hoja blanca la forma brillante.
De igual manera, se apreciaron algunas manchas solares. De pronto se escuchó un: “¡WOW!”, de un niño que estaba cerca. Mientras en otro espacio del zócalo de Coatlán, otras personas leían poesía, algunas de su propia autoría.
En cuanto comenzó a oscurecer, los telescopios se enfocaron hacia dos cuerpos celestes: Júpiter y Saturno. A través del lente se pudo observar a Júpiter junto a sus cuatro lunas: Ío, Europa, Ganímides y Calisto, perfectamente alineadas con su planeta. Mientras en el otro telescopio, se apreciaba a un “diminuto” Saturno, rodeado con sus hermosos anillos y acompañado de su satélite más grande: Titán. Nuevamente el “WOW” de las personas jóvenes que lo apreciaban.
Una vez que el cielo se tornó oscuro, uno de los telescopios se movió con dirección al Este para ahora observar a la Luna en su etapa de cuarto menguante. Al mirar a través de la lente, ahí estaba, espléndida, con un relieve hermoso dibujado por sus cráteres, pintada con tonos blancos y grises, bella, espectacular. –¡Se ve bien bonita! Se escuchaba con frecuencia.
Mientras la noche transcurría, a un costado de la entrada de la iglesia se realizaba un taller para crear tu propia galaxia, por medio de la creatividad, gises, diamantina y algodón.
Surgieron varias galaxias regulares e irregulares, al tiempo que sonaba la música de Jesús Paredes Flores con sus corridos surianos, el ritmo del Son Jarocho de la agrupación Maíz Azul y, por último, la voz de Francisco Barrios “El Maztuerzo”.
Luego, la lente cambió para observar al planeta rojo, irónicamente, el más cercano de los tres planetas que se apreciaron, pero el más simple, sólo un punto rojo en medio del cielo negro. Quizá resulta más interesante ver este planeta desde las imágenes que nos han regalado aquellas misiones marcianas, las últimas obtenidas por el robot Perseverance que llegó al planeta rojo en febrero de 2021.
Para ir cerrando la velada estelar, se enfocó un telescopio a las Pléyades, que son un conjunto de estrellas que se ubican en la constelación de Tauro. Estas son las más cercanas a nuestro planeta. Finalmente, se apreció la nebulosa que rodea al Cinturón de Orión: estas tres estrellas que titilan en la bóveda celeste entre los meses de diciembre y enero, también conocidas como los Tres Reyes Magos, que, dicho sea de paso, son el motivo de la fiesta patronal en Coatlán del Río, y aprovechando la dinámica social, una de las razones por las que el grupo “CiriÁn ciencia + arte = comunidad”, realiza anualmente la Jornada de ciencia y arte, cumpliendo este año su décimo aniversario.
Antes de terminar la actividad, hubo quienes pidieron volver a ver a Saturno y a Júpiter porque les habían resultado bonitos.
Con esta velada estelar organizada por CiriAn, junto a Noche Estelar y Astrofísicos en acción ofrecieron a las infancias, juventudes y personas adultas de Coatlán varias horas de fascinación y sorpresa al ver de “cerca” aquellos planetas y estrellas de nuestro Sistema Solar que conocimos mediante los libros de texto o las láminas que nos pedían para la clase de geografía.
En Morelos aún tenemos muchas comunidades con cielos oscuros, preservémoslos para poder seguir deleitando la pupila con los cuerpo celestes que brillan en el “manto negriazul”.