La llegada de un nuevo año es un momento cargado de emoción para la mayoría de las personas, lleno de esperanzas y oportunidades que se despliegan ante nosotros. A medida que nos despedimos del año antiguo, también dejamos atrás experiencias y aprendizajes. Aunque cada cultura tiene sus propios rituales para dar la bienvenida al año nuevo, las uvas se han convertido en un símbolo comúnmente asociado con la celebración, representando algunas recomendaciones que nos proponemos para los meses venideros.
Sin embargo, en medio de estas tradiciones, es necesario que comencemos a incluir metas relacionadas con la preservación del medio ambiente y la transición hacia fuentes de energía más sostenibles. A pesar de que la conciencia ambiental aún no está completamente arraigada en nuestras celebraciones, deberíamos considerar incorporar metas individuales que contribuyan al cuidado de nuestro planeta. La reducción de contaminantes, el uso responsable de los recursos y la adopción de prácticas más sostenibles pueden ser propósitos valiosos para asegurar un futuro más saludable y equitativo. En este nuevo año, reflexionemos no solo sobre nuestras metas personales, sino también sobre cómo podemos ser agentes de cambio para un mundo más sostenible incluyendo con ello la transición energética.
Para incorporar metas ambientales en nuestros propósitos, es esencial comprender que todos tenemos una huella energética, que abarca el consumo total de energía derivado de los productos, actividades y dispositivos que utilizamos a lo largo de nuestra vida. Por lo tanto, resulta fundamental dirigir esfuerzos hacia la reducción de la energía necesaria para nuestra existencia, comenzando por nuestro hogar. A continuación, se presentan recomendaciones que podríamos tener en cuenta, considerando que no suelen ser incluidos como propósitos de año nuevo, pero que pueden ser efectivos para reducir nuestra huella energética y por ende, disminuir los costos en la factura eléctrica.
1.- Apagar los dispositivos electrónicos: Desconectar dispositivos y aparatos que requieran electricidad cuando no están siendo utilizados. De tal forma evitamos el consumo de energía eléctrica en modo stand-by y posibles cortocircuitos.
2.- Iluminación LED: Cambiar las bombillas convencionales por bombillas LED, las cuales consumen menos energía y tienen una vida útil más larga. Se recomienda usar luz fría si se trata de climas cálidos.
3.- Revisar la instalación eléctrica: Inspeccionar regularmente el estado de la instalación eléctrica, incluyendo el cableado, fusibles, permeabilidad y posibles fugas eléctricas, para garantizar un servicio eléctrico seguro y eficiente a lo largo de todo el año.
4.- Uso de aparatos electrónicos en horas de baja demanda: Respetar la demanda eléctrica de nuestra comunidad no solo nos convierte en ciudadanos conscientes, sino que también puede tener beneficios económicos, ya que los costos por kWh suelen variar según el consumo total regional en momentos específicos del día. Es recomendable consultar la página web del servicio eléctrico.
5.- Aprovechamiento del recurso solar: La energía solar en casa puede ser utilizada desde el secado de materia vegetal para preparar nuestros propios tentempiés y tizanas, hasta producir electricidad y mantener agua caliente para nuestro consumo.
6.- Electrodomésticos eficientes: En caso de adquirir nuevos electrodomésticos, elegir aquellos con etiquetas de eficiencia energética para reducir el consumo eléctrico.
7.- Uso de energías renovables: Incorporar en la medida de lo posible tecnologías de energías renovables en nuestra cotidianidad, ya sea para cargar nuestro celular o para generar la electricidad que requerimos en nuestro hogar.
Actualmente, el gobierno de México también está comprometido con la reducción de la huella energética del país. En diciembre de 2023, concluyó la participación de México en la COP28, donde se acordó triplicar la capacidad de generación de energía renovable a nivel global, alcanzando al menos 11,000 GW para 2030. Esto se hace teniendo en cuenta las diferentes circunstancias nacionales y los distintos puntos de partida. Además, se acordó duplicar colectivamente la tasa media anual mundial de mejoras en eficiencia energética, pasando de alrededor del 2% a más del 4% anual hasta 2030.
Con la información y recomendaciones anteriores, ahora ya podemos destinar una uva extra a manera de propósito para reducir nuestra huella energética en el hogar. De esta manera no sólo beneficiaremos al medio ambiente, sino que también contribuiremos en la eficiencia económica y a la reducción de nuestros costos personales.