Las acciones de gobierno que demanden la aplicación del conocimiento construido en nuestro país son una de las estrategias que la comunidad científica mexicana ha esperado por décadas. Desde los años 70 del siglo pasado, esta comunidad se ha convertido en una comunidad profesional de competencia internacional y con logros en concordancia con su pequeño tamaño. Cuando menciono su pequeño tamaño es comparación con la población del país; pero con logros muy meritorios.
Desde hace varias décadas he analizado [1] los impactos de la física del estado sólido mexicana. Recientemente, analizamos las contribuciones de la física aplicada [2] y observamos que una de las fortalezas era en el campo de los semiconductores enfocados a las energías renovables, en particular a la energía fotovoltaica. Con estos antecedentes de primera mano, me parece que la propuesta de la Dra. Claudia Sheinbaum para la creación de un “Centro Nacional de Diseño de Semiconductores” [3] es una estrategia en la dirección correcta para la aplicación de los conocimientos construidos en nuestro país desde la física. Estoy convencido que la creación del Proyecto Kutsari [3] es una medida de política científica que puede conducir a impactos positivos en la vida económica del país. Antes de continuar, les comento que yo no conocía la palabra Kutsari que en purépecha significa arena y me parece que es un nombre en concordancia con el tema de semiconductores. El semiconductor más usado en los dispositivos electrónicos es el silicio, material muy abundante en la tierra, ya que es el principal elemento en los arenas. Las arenas de las playas están compuestas principalmente por óxido de silicio, que al fundirlo se puede transformar en silicio puro y ser el principal elemento en millones de dispositivos electrónicos que hoy usamos en muchísimas actividades cotidianas.
Otra de los aciertos de la propuesta, desde mi perspectiva, es que no es la construcción de un edificio en un lugar de la República, sino que se vislumbra la instalación de este proyecto en tres lugares diferentes: Puebla, Jalisco y Sonora. Quizá podamos discutir la conveniencia específica de cada lugar; pero la intención de que sea en tres localidades diferentes indica que se está pensando en estrategias distribuidas en el territorio nacional, dejando las megaobras en lugares específicos para promover la derrama distribuida.
Lo mismo podemos decir de la estrategia esbozada en el manejo de la propiedad intelectual de los futuros desarrollos enfocada hacia la comercialización, que es un acierto donde el gobierno hace alianzas con la sociedad y el sector industrial. Aquí tengo que decir que las breves palabras en sobre las acciones de propiedad intelectual no fueron de lo más acertadas, ya que no se especifican los posibles cambios y lo que se dice en la comunicación oficial deja ver desconocimiento en la materia. Este pequeño desliz no afecta en lo sustancial la propuesta y deberíamos esperar que más acciones similares en el contenido a esta Proyecto Kutsari, contagiara las acciones de gobierno en ámbito de la política científica y de innovación. Como lo señaló la Dra. Rosaura Ruiz, la propuesta incluye a promoción de los ecosistemas de la cadena de proveeduría para la industria basada en semiconductores. No sobra reiterar que los semiconductores se usan en muchísimas actividades cotidianas, desde los autotransportes, pasando por los teléfonos, aparatos médicos, sistemas de iluminación, televisores, y un muy largo etcétera. Con esta estrategia se está apostando a una de las ramas más pujantes de la industria actual que desparrama su labor a muchísimos sectores de la economía.
Es muy importante solicitar que este sea un primer paso para transformar nuestra economía, basada en la mano de obra barata, a una economía con demanda tecnológica que conducirá a mejores salarios para la población.
Como en el campo de la física aplicada, el estado sólido en particular, existen muchos otros campos de las disciplinas científicas que la comunidad mexicana ha cultivado y desarrollado con suficiente profundidad para que impulsen diversas ramas de la economía incrementando la demanda de talento y con ello el salario de esos ámbitos de la industria.
Las intenciones son buenas y, considero, en la dirección correcta. Estoy seguro la comunidad científica responderá con acciones de impulso a la propuesta y, más que nada, poniendo manos a la obra.
[1] https://www.worldscientific.com/doi/epdf/10.1142/S0219525902000523
[2] https://link.springer.com/article/10.1007/s11192-020-03639-7