Ahora en la ciudad donde desarrollo mis actividades utilizo a diario el transporte público. La ciudad de Londres cuenta con uno de los más desarrollados sistemas de transporte que puede llevarnos de un lugar a otro mediante, metro (underground), tren (overground), autobús o bicicleta. Sus calles son amigables con el peatón y se puede caminar fácilmente por ellas.
En esta situación, he encontrado que al subirme al vagón del metro o al entrar al autobús, la mayoría de las veces las personas me ceden el asiento, ya que consideran que tengo capacidades diferentes por mi edad y que merezco hacer el viaje sentado. En años anteriores, en la misma ciudad no recibía estas atenciones. La verdad es que poco a poco he tenido la fortuna de transitar a la tercera edad y ya en México el año pasado utilicé una fila corta, para mayores de 60 años en las votaciones de julio. Un poco antes, en el 2021 también fui de los afortunados en ser vacunado contra la COVID-19 en las primeras etapas de vacunación. Es decir, sí ya alcancé la tercera edad.
El paso de los años no solo nos otorga algunos privilegios, sino también nos cobra factura. Ya no puedo correr o moverme con la facilidad que lo hacía hace algunos años. El trabajo que podía realizar fácilmente ahora me cansa. Afortunadamente, mi trabajo no es físico, aunque yo tenga el título de físico; pero ya no puedo hacer labores que requieren desempeño activo con intensidad por mucho tiempo, por ejemplo, ahora ha disminuido la cantidad de trabajo de jardinería que acostumbraba, puedo hacerlo pero a una menor velocidad. He observado cambios físicos en mi cuerpo, la masa muscular disminuye y la cantidad de pelo y su color ha cambiado.
En síntesis, soy testigo de lo que mi madre resume en una frase: todo por servir se acaba, y la realidad del paso del tiempo me acompaña en muchas de mis actividades. Tengo que reconocer que mi vitalidad ha disminuido, aunque las ganas de desarrollar actividades no, y estoy motivado a seguir con la formación de talento, colaborar para construir conocimiento y su comunicación para tomar decisiones basadas en este conocimiento. Sin embargo, tengo que aceptar las actuales condiciones.
Por estas razones he decidido dar por concluidas mis colaboraciones semanales con La Unión de Morelos, periódico que me brindó sus páginas para opinar sobre los más variados temas. Tengo que ser claro, en estos 15 años de “Y sin embargo” no he sido la única persona que escribe, decenas de colegas me han acompañado compartiendo sus opiniones sobre una muy diversa variedad de temas. Personas dedicadas a tareas relacionadas con la ciencia y tecnología han escrito centenas de opiniones que han sido bien acogidas por la comunidad morelense. Es más, esta columna se ha reproducido en muchas ocasiones en otras plataformas como Investigación y Desarrollo [1], PV Maganize [2] entre otras. Estas reproducciones nos indican que nuestra opinión le parece pertinente a otras comunidades fuera del ámbito del estado donde vivimos.
Les comento que me parece ayer cuando, en compañía de Enrique Galindo, nos presentamos en la oficina del Sr. Davis, editor en jefe de La Unión de Morelos, para solicitarle un espacio donde la comunidad de ciencia y tecnología pudiera expresar sus opiniones en tópicos donde no es experta. De ese día han pasado ya más de 15 años y se han publicado más de 750 artículos de opinión. He tenido el privilegio de publicar la mayoría de ellos manifestando mi opinión sobre muy diversos temas. Considero que algunos han tenido repercusiones; aunque la mayoría no ha tenido mayor impacto que la su lectura por algunos miles de personas.
Actualmente, estoy en una encomienda que requiere de todo mi esfuerzo y dedicación para conseguir impulsar colaboraciones de larga envergadura entre la UNAM y las universidades británicas. Tarea que me demanda toda mi capacidad y dedicación actual; además, continuaré con actividades de construcción de conocimiento y formación de talento que contribuya a la toma de decisiones con miras al bienestar social.
En mi opinión, la situación que enfrentamos requiere que las juventudes tengan la oportunidad de implementar sus visiones y quienes tenemos algo más de experiencia las acompañemos respetando su forma de pensar, actuar y proceder. Repito, estoy convencido que mi generación debe acompañar, aunque posiblemente con un paso más lento a estas juventudes que tienen más futuro que mi generación.
Reitero mi compromiso para colaborar en la construcción de una sociedad donde las inequidades no sean lacerantes y las oportunidades sean compartidas por la mayoría de la población. Hoy es el momento de cerrar mi ciclo en “Y sin embargo”.
[1] https://invdes.com.mx/
[2] https://www.pv-magazine-mexico.com/