Demasiado tiempo hemos durado en aceptar que entre el 5 y 10% de la humanidad puede tener afinidad erótica y afectiva con individuos de su propio sexo, y que la homosexualidad no demerita ninguna otra capacidad, virtud o derecho humano. En este contexto, la exigencia de celibato a ministros y monjes de una religión es una desafortunada imposición contra natura que puede haber propiciado, como recién se ha hecho público, aberraciones fuera de toda norma social. Recordemos que se espera y requiere que los clérigos musulmanes y los rabinos sean hombres casados. ¿Qué puede saber de la Creación quien no ha engendrado hijos?
También es necesario notar que en México son comunes las familias unisexuales, donde madre, tías y abuelas cuidan de los hijos de machos que las han abandonado, sin que los pequeños hayan padecido los severos trastornos psicológicos que tanto temen los detractores. Llevando cuenta del centenar de parejas homosexuales que han contraído matrimonio en la Ciudad de México, vemos que son muchas entre mujeres, a menudo madres ambas, donde cada una tendrá patria potestad sobre los descendientes. En México, nadie es obligado a casarse, ni se impide el divorcio, anatema para cristianos pero aceptado por la religión para judíos, musulmanes y muchos otros. En el mundo, demasiados países aún basan sus leyes en creencias labradas en piedra hace siglos, con la idea que todos debemos seguir los ordenamientos divinos establecidos para estructuras sociales que han dejado de existir y que tampoco, nunca, fueron ni son totalmente acatados. Invito a los lectores a informarse por Internet sobre el estado que guardan las leyes inspiradas en diversos credos [1]. Afortunadamente, en México estamos libres de todas ellas.
Este año se celebra el sesquicentenario de la Ley de Libertad de Cultos, que separó los ámbitos de autoridad del Estado y de las religiones. Podemos estar orgullosos que así creció el México moderno, que nuestras instituciones siguen siendo laicas, y que la educación generalmente sigue conceptos científicos en lo referente al sexo y sus manifestaciones en una sociedad cada vez más abierta, diversa y comunicada, cuyas libertades requieren de conocimiento y responsabilidad. La discriminación, los prejuicios y el obscurantismo no han desaparecido aún, pero están en vías de hacerlo.
[1] Ver http://en.wikipedia.org/wiki/LGBT_topics_and_Islam#Qur.27an, http://en.wikipedia.org/wiki/LGBT_rights_in_Israel, http://en.wikipedia.org/wiki/Christianity_and_homosexuality, http://www.religionfacts.com/homosexuality/hinduism.htm,
http://www.religionfacts.com/homosexuality/buddhism.htm, http://en.wikipedia.org/wiki/LGBT_topics_and_Shinto