Se ubica en la parte noroeste del Estado, en las coordenadas 18°51' de latitud norte y los 99°14' de longitud oeste…, se encuentra a una altura de 1,280 metros sobre el nivel del mar… Limita al norte con el municipio de Cuernavaca, al sur con los municipios de Miacatlán y Xochitepec, al noreste con el municipio de Emiliano Zapata, al este con el municipio de Xochitepec, al oeste con el municipio de Miacatlán, al noroeste con el Estado de México… Tiene una superficie de 87.869 km2, cifra que representa el 1.77% del total del estado...” (http://www.inafed.gob.mx/work/enciclopedia/EMM17morelos/municipios/17018a.html)
Si les menciono al municipio de Temixco inmediatamente pensarán en su hermosísima ex hacienda del siglo XVII y, tal vez, en el Instituto de Energías Renovables de la UNAM del siglo XXI, pero muy pocos en Cuentepec. Mi familia y yo, hace 22 años, nos aventuramos por el camino que sale de las ruinas de Xochicalco y llegamos a Cuentepec. Recuerdo el camino lleno de la vegetación de la selva baja caducifolia que caracteriza a la región y sus verdes quebradas. Al llegar a Cuentepec el camino se disolvía para convertirse en calles llenas de baches y andar lento. No volví a Cuentepec sino hasta hace unos tres años, invitado por miembros entusiastas de la Academia de Ciencias de Morelos, para hablar con los estudiantes de bachillerato de Cuentepec sobre lo que es el mundo profesional de la salud y la investigación científica. Mi esposa, Beatriz Carrillo, también fue invitada para charlar con ellos en el área de las humanidades. Participamos varios científicos, humanistas y educadores del área urbana de Cuernavaca; la curiosidad y entusiasmo de los estudiantes, y sus profesores, fue abrumadora. Las calles de Cuentepec, al menos las principales, estaban pavimentadas y su naturaleza, la que puede verse desde el camino, bien conservada.
El año pasado fui invitado como jurado al Congreso de Investigación CUAM-ACMor donde estudiantes preparatorianos, no sólo de Morelos, presentan trabajos de investigación. Ahí conocí que Juan Francisco Sarmina Domínguez del Cobaem EMSAD 2 de Cuentepec, orientado por la maestra Angélica Ocampo, había hecho una investigación sobre tres plantas que son utilizadas en su comunidad en la picadura de alacrán. El trabajo de Juan alcanzó una mención honorífica. Me gustó su actitud, ya que a pesar de que el español no es su lengua cotidiana, hizo una defensa brillante y entusiasta de su trabajo. Lo invité a que viniera a mi laboratorio, que se dedica al estudio de venenos y al desarrollo de antivenenos, para que continuara sus investigaciones con el Chichilej, una de las tres plantas investigadas por él y la que se veía más prometedora. Con la ayuda de María Luisa Villarreal y Alexandre Cardoso-Tanaka del CEIB de la UAEM, Juan obtuvo una serie de extractos del Chichilej que probamos en mi laboratorio y en el de Gerardo Corzo en el Instituto de Biotecnología de la UNAM. Los resultados mostraron que uno de los extractos pudiera tener efectos analgésicos interesantes. Su trabajo alcanzó el Primer Lugar Absoluto, a nivel preparatoria, de la versión de este año del Congreso de Investigación mencionado arriba, y le dio el derecho de participar en un congreso internacional de ciencias que ocurrirá en Cali, Colombia, en octubre de este año. El gobernador de Morelos le entregó un reconocimiento y Juan Sarmina estuvo en los medios morelenses por un par de semanas.
Hasta aquí, todo muy bien. Pero hay más que contar.
El Colegio de Bachilleres del Estado de Morelos-Educación Media Superior a Distancia 2 (Cobaem EMSAD 2), donde estudió Juan y estudian más de 140 estudiantes, no tiene infraestructura propia. Utiliza las instalaciones de la escuela telesecundaria de Cuentepec en el turno vespertino. Carece de una biblioteca mínima y una sala audiovisual, y –si los lectores piensan que lo anterior ya no es necesario pues para eso existe internet- hay que dejar claro que el poco equipo de cómputo que tienen es obsoleto, pues tiene ya más de 10 años. La comunidad de Cuentepec donó un terreno para que pueda ser utilizado por el Cobaem EMSAD 2 y hasta existe un proyecto arquitectónico preliminar. Las autoridades de la escuela, en particular su director el Ingeniero Noé Rafael Pérez, han hecho varias solicitudes de apoyo a todos los niveles, tanto a nivel del gobierno municipal de Temixco, como a las autoridades del Cobaem y al gobierno del Estado de Morelos (tengo enfrente de mí las solicitudes hechas). Nadie ha dicho esta boca es mía; nadie ha dado siquiera una pequeña esperanza; y mucho menos nadie ha hecho algún compromiso.