La ironía mayor proviene del hecho de que la producción de eso que llamamos ‘carne’, se lleva a cabo con un alto costo en términos de petróleo. No se trata únicamente del sin sentido, en términos económicos, de que los impuestos se vilipendien en subsidiar la producción de maíz amarillo para alimentar ganado, sino que además, ese maíz barato se produce con el malgasto de vastas cantidades de fertilizantes químicos producidos con petróleo.
Un novillo promedio consumirá durante su vida una cantidad de petróleo cercana a los 1,100 litros; es decir, hemos industrializado el ganado de engorda transformado lo que una vez fue un rumiante movido por radiación solar, en lo que menos necesitamos: otra máquina consumidora de combustible fósil.
La agroindustria distorsiona todo. En la agronomía tradicional, el excremento del ganado es abono, es fertilizante natural y del mejor. Sin embargo, la agroindustria ‘quema’ petróleo para fertilizar maíz amarillo, envía dicho maíz a grandes distancias para alimentar animales inmóviles, que a su vez, lo convierten en enormes lagunas de excremento contaminado. Dichos desechos deberían ser fertilizante orgánico, pero se trata de una argamasa de antibióticos y otros químicos en tal abundancia, que sólo termina siendo otro concentrado tóxico más.
Algunas recomedaciones.
Finalmente, como consumidor, ¿Qué puedes hacer para evitar más daños al ambiente y a tu salud?
* Reduce tu consumo de ‘carne’. Un par de días a la semana sin consumirla equivalen a cambiar tu auto por un híbrido (gasolina-electricidad). El ahorro anual es de 1 mil 295 litros o 6 mil 473 litros si el consumo se elimina totalmente; de esta manera, no sólo ahorrarás dinero sino que tendrás una mejor salud.
* Consume solar. Escoge la carne orgánica, de ganado libre alimentado en pastizales; aunque sea más cara, con el ahorro al dejar de consumir un par de días, podrás pagar la de mejor calidad, la más nutritiva y la que no lleva tanto petróleo.
* Reduce tu consumo de productos elaborados con leche entera. Sólo los niños en crecimiento la necesitan y en los adultos conlleva el riesgo adicional del colesterol dañino. La leche orgánica es también más cara, pero su impacto ambiental es mucho menor.
* Reduce tu consumo de comida procesada o elimínalo por completo. Si lees el texto en los envases de lo que compras, te sorprenderás de la cantidad de químicos y aditivos que contienen, especialmente derivados industriales de maíz amarillo, de lácteos en descomposición y de conservadores ajenos a la cadena tradicional de alimentación humana.
La añeja alternativa de consumir pollo en lugar de carne, tampoco es recomendable, pues la forma en la que dichos animales son criados resulta tan nociva para el ser humano como la del ganado bovino; las que antes se conocían como aves de corral, han desaparecido casi por completo para dar paso a la ‘modernidad’ del consumo plástico.
Fin de la serie.