Las mesas de trabajo se constituyeron integrando investigadores de las diferentes instituciones del país como: CINVESTAV, Centros SEP-CONACYT, IPN, UNAM, COLPOS, ITESM, así como personal de la iniciativa privada (empresas). Se elaboró un documento con las visiones hacía donde se debe de trabajar y reforzar cada una de las temáticas. Estas propuestas se harán llegar al Ejecutivo federal para buscar posibles fuentes de financiamiento. En el caso de la temática de alimentos funcionales y nutracéuticos, tópico en donde participé, se vislumbra como una oportunidad de valor agregado.
El consumo de alimentos funcionales y nutracéuticos, además de suministrar el aporte nutricional respectivo, proporcionan un bienestar adicional, ya que se han relacionado con la prevención o la evolución favorable de las enfermedades crónico-degenerativas, las cuales han ido en aumento en el mundo. Este conocimiento no es nuevo, ya decía Hipócrates: “que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento”.
Tal vez nuestros abuelos aplicaban esta idea al consumir más productos del campo como frutas, verduras, infusiones (té), etcétera. Actualmente, se está regresando cada vez más a este pensamiento.
En la actualidad, las personas están más preocupadas por su salud; en mi opinión, los adultos y también los niños se fijan cada vez más en las etiquetas de los productos que están adquiriendo; sin embargo los problemas económicos que enfrentamos, limita la compra y por lo tanto su consumo, ya que muchos de esos alimentos tienen un costo más elevado, y la mayoría de las personas compramos lo más barato. No siempre lo más barato es lo peor, ya que me ha tocado ver etiquetas de productos en el supermercado, y cito uno que me pareció interesante, como es un atún en agua que contiene soya y es más económico que el 100% atún, creo que su sabor es similar.
En lo personal lo mezclo con jitomate, cebolla, chile en vinagre y un poco de mayonesa light, y lo consumo con galletas de bajo contenido calórico o pan integral, lo que viene a dar una alimentación relativamente balanceada. Lo que creo es que a veces nos falta información y educación para consumir productos que ayuden a nuestra salud. La persona de la industria que participó en nuestra mesa, comentaba que el sector privado no va a elaborar productos que aunque sean saludables no vayan a ser comprados por los consumidores, debido a que son más caros, por lo que se planteaban subsidios de parte del gobierno para absorber esa diferencia y que el costo de los alimentos funcionales y nutracéuticos se mantenga igual al producto tradicional o inclusive menor. Estos subsidios, que según nuestro análisis no serían cosa pérdida, siempre y cuando se vean resultados positivos. Por ejemplo, hace unas noches veía un programa en la televisión nacional que comentaba los problemas de sobrepeso y obesidad, ya que siete de cada diez adultos en México tienen estos problemas, y se gasta alrededor del 75% del presupuesto en salud para combatir los padecimientos asociados con ellos, como es la diabetes, sin incluir las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Se comentaba que en unos años más, los problemas de sobrepeso y obesidad colapsarán el sistema de salud del país, por lo que hay que hacer algo al respecto. ¿Por qué no subsidiar a la industria de alimentos que elaboren los alimentos funcionales y nutracéuticos con lo que se ahorraría en los tratamientos médicos para el sobrepeso y la obesidad?
La estrategia, según nuestro punto de vista, sería llegar a la población de bajos recursos económicos, que es la mayoría, con productos básicos en la alimentación del mexicano como son las tortillas, el pan, las pastas, que estos comestibles se elaboren con harinas ya preparadas que tengan un aporte a la salud, y que no modifiquen en mayor medida el sabor y la textura de los alimentos. Que la venta y distribución de estas materias primas “saludables” esté regulado por ley, y que no existan otras alternativas para elaborar dichos alimentos. Esperemos que este programa pueda conjuntar todos estos esfuerzos, reunir un grupo de expertos de reconocida trayectoria, donde no se involucren cuestiones institucionales y/o políticas, que aporten su experiencia en los diferentes temas. En ese momento, en mi opinión, hacia dónde va la ciencia en México, no sería un programa más, sino que vendría a hacer una ayuda a los grandes problemas del país.
Dr. Luis Arturo Bello Pérez
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