Sin embargo, una de las mayores demandas de parte de los consumidores es la posibilidad de acceder a alimentos inocuos y de alta calidad, producidos bajo esquemas que sean amigables con el medio ambiente. Así entonces, el agricultor se enfrenta a un doble reto: producir más y mejor; sin tener una garantía de la utilidad que obtendrá por su producción.
A diferencia de la inmensa mayoría de productos y bienes disponibles en el mercado, en el cual el empresario hace un estudio de costos y mercado que le permite fijar el precio de sus productos a priori, la producción agrícola carece de esta ventaja. Así pues, el agricultor prefiere hacer inversiones modestas en tecnología e insumos, reduciendo al máximo sus costos de producción, ante la incertidumbre del precio de venta que tendrá su producto a su salida al mercado. Bajo este escenario, la productividad de los cultivos agrícolas en nuestro país es, generalmente, muy baja.
Por ejemplo, la gran mayoría de nuestros agricultores escogen un control reactivo para el manejo de plagas y enfermedades. Es decir, al igual que la mayoría de nosotros que visitamos al médico sólo cuando estamos enfermos, el agricultor no adopta métodos preventivos y sólo aplica pesticidas cuando la enfermedad y/o la plaga se hace evidente. Para lograr esto, es frecuente el uso de pesticidas químicos en altísimas dosis poniendo en riesgo la inocuidad del producto y sin la garantía de que la cosecha se logre.
Sin embargo, México es un país de grandes oportunidades en el sector agrícola. Tenemos una gran diversidad climática y ecológica, además una importante superficie cultivable. Baste mencionar el caso de éxito del aguacate mexicano. México es el principal productor de aguacate en el mundo, el “oro verde” mexicano, su producción representa más del 30% de la cosecha mundial, de los cuales Michoacán produce el 86%, principalmente para exportación. En esta cadena de producción participan 25 mil 500 productores, investigadores, viveristas, asesores, proveedores de insumos, empresas de corte, transportistas, empacadores e industriales. La organización “Aguacates de México” (comercializadora de la Asociación Mexicana de Importadores de Aguacates Hass, MHAIA y de la Asociación de Productores y Empacadores de Aguacates de México (APEAM) basada en Irving, Texas) gastó aproximadamente seis millones de dólares para promover el consumo de aguacates mexicanos durante el Súper Bowl 2016, esto ya lo había hecho por primera vez durante el Súper Bowl 2015. Como resultado, México exportó 100 mil toneladas de aguacate, generando utilidades por 200 millones de dólares, sólo para el consumo asociado al Súper Bowl 2016 (http://eleconomista.com.mx/industrias/2016/02/04/venta-aguacate-mexicano-dejara-derrama-200-mdd-super-bowl). El éxito del aguacate mexicano se debe, en gran medida, a que los productores y exportadores se han organizado para obtener precios justos –evitando los intermediarios- y promover el consumo de su producto. Esto les ha permitido invertir en tecnologíí﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽s de Michoacfrecuente a su producto, lo cual les permite invertir en tecnologguacate en el estado de Michoacfrecuente a e insumos para producir aguacates de calidad de exportación, logrando que en los últimos 10 años el consumo per cápita de aguacate en EUA se haya triplicado. Así, se ha creado un círculo virtuoso que nos beneficia a todos. Dos factores claves para lograr el desarrollo de la agricultura en nuestro país: Organizaciones de productores con visión empresarial y acceso a tecnología, de preferencia sustentable y amigable con el medio ambiente, para ofrecer productos de calidad internacional. De la tecnología hablaré en la siguiente entrega.