“De largo aliento tiene como visión ser el referente nacional de periodismo cultural serio, sólido y plural, sin erratas ni ratones.”
Decenas de ávidas manos dieron la bienvenida, al mundo de las publicaciones, al nuevo periódico cultural De largo aliento, para examinarlo -con gozo en la mirada- en cada vuelta de las 40 páginas de su número uno, y celebrar así que la calidad como editor de Víctor Roura, no ha perdido un ápice.
Después de dejar su labor de 25 años como responsable de la sección cultural del periódico El Financiero, Víctor Roura comprobó –el sábado 1 de marzo, durante el antepenúltimo día de la XXXV Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, en la ciudad de México- que hay un numeroso público que lo sigue, que lo esperaba y que va a respaldar la apuesta que hace al retomar su trabajo editorial y sus travesías con la pluma.
En su primer editorial, Roura es contundente en sus reflexiones al plantear la razón de ser del nuevo impreso: “De largo aliento es el periódico cultural que tiene por objetivo la difusión de un periodismo más humano, crítico y socialmente responsable. Su misión es ofrecer a un público heterogéneo productos culturales que son menospreciados por los principales medios de información impresos del país”, fustiga el escritor.
Las firmas que respaldan la nueva aventura editorial de Víctor Roura –y que formaron parte de su equipo en las dos décadas y media en El Financiero-, hablan por sí mismas, en este primer número: Humberto Mussacchio, Federico Arana, Andrés de Luna, Sergio Raúl López, Fernando de Ita, Jaime Avilés, Malú Huacuja del Toro, Jenaro Villamil, José Reveles, Eusebio Ruvalcaba, quienes conviven en el interior del mensuario con articulistas no tan conocidos.
El nacimiento de De largo aliento se convirtió realmente, para el mundo de las letras contemporáneas, en una fiesta con una amplia convocatoria: llegó el doble de invitados previstos para el recinto de presentación.
La nota principal es un texto que hace referencia a los fallecimientos, a principios de este año, de los poetas José Emilio Pacheco y Juan Gelman, bajo el título “Las ausencias clamorosas”, de la autoría de Jorge Pech Casanova y José David Cano.
En la presentación del número uno, Roura hizo una radiografía inquietante: “El panorama del periodismo cultural en México es desolador: un páramo relegado por las frivolidades de los criterios empresariales, porque en estos tiempos la directriz editorial define, asimismo, la tasa de ganancia: los pesos valen más que los caracteres y contenidos. “
En ese tenor, continua el director general, “De largo aliento ve en la cultura un derecho fundamental antes que una mercancía. Por ello, no faltar a la verdad es el argumento ético irrenunciable en su compromiso con los lectores”, subraya.
Por otro lado, prosigue Roura en su análisis sin ambages: “la escasa visibilidad de los poetas, de los dramaturgos, de los coreógrafos y en general de los artistas en innoble frente a una cultura del espectáculo que aspira a cubrirlo todo con su cabaret televisado, y cuyos efectos resultan impositivos para el desarrollo democrático del país.
Es por eso que abriendo puertas y espacios en el ámbito necesario de la cultura, dice a manera de conclusión el editor, “De largo aliento tiene como visión ser el referente nacional de periodismo cultural serio, sólido y plural, sin erratas ni ratones”, afirma sin rodeos.
“Congruentemente, De largo aliento se aleja del sectarismo y lo califica como defecto de la intelectualidad. Sin esclusas ni excusas de cotos o grupos es como este periódico propone suspirar objetivos y exhalar un periodismo cultural De largo aliento”, finaliza Roura en el texto de presentación.