Ciudad de México. El domingo 19 de enero de este año, el poeta Raúl Renán (Mérida, Yucatán, 1928), cumplió 86 años de edad, pero lo hizo lleno de vitalidad, entusiasmo, lucidez, agilidad y jovialidad en sus movimientos y respuestas; en la cumbre de su plenitud humana, alejado de cualquier signo de decadencia. Reveló que su secreto es, ni más ni menos, que el amparo de la poesía.
–Maestro Renán, usted el día de hoy cumple 86 años de edad y cuenta con una larga trayectoria dentro de la poesía, ¿qué ha sido este quehacer en todo este tiempo?
-Esta formación y esta recepción que el poeta hace del mensaje de la poesía, tiene muchísimo valor, al menos para nosotros los que escribimos poesía, para los poetas y nos da la fuerza suficiente para seguir de pie en este mundo.
Una manera de celebrar su onomástico fue asistir, ese día, al Palacio de Bellas Artes, a la presentación del libro Ricardo Garibay. Antología, selección de Josefina Estrada, como primer texto de la colección Esenciales del siglo XX, de Ediciones Cal y Arena.
Lúcido y entero, el maestro Renán saluda a la salida de la presentación a todos sus lectores o amigos que lo reconocen. Se da tiempo para charlar de manera breve con Bajo el volcán y, a manera de corolario, reflexiona ante las últimas preguntas.
-De aquellos primeros poemas que usted recuerda que escribió por primera vez, a los últimos que tiene terminados, ¿qué cree que ha cambiado en el autor y en su escritura?
-Lo que ha cambiado es que, con el tiempo, el ser humano concentra mucho sus facultades, sus tentaciones, sus intenciones, porque cuando se acerca el fin hay que darlo todo, como se pueda.
-¿Entonces ya siente que se acerca ese fin?
-Sí, pues ya en los siguientes años qué quiero esperar.
-Pero se ve muy sano, se ve completo, entero.
-Bueno, esa es una facultad que se me da, pero nada más.
*LOS HÉROES DE HOMERO, CONQUISTADOS POR RENÁN
El poeta mexicano Rubén Bonifaz Nuño fue uno de los escritores que exaltó la obra de su colega y amigo; por ejemplo, en el prólogo para el texto Los silencios de Homero, de Raúl Renán –edición de la Universidad Autónoma Metropolitana, 1998), contó acerca del gusto del escritor yucateco por la obra del vate ciego, y cómo de niño –al igual que todos los infantes de su generación en este país-, disfrutó de la Ilíada y laOdisea, gracias a la labor educativa de José Vasconcelos, “uno de los magnos héroes culturales de México”.
“Raúl Renán, cuando niño, tuvo en sus manos esos libros; leyéndolos, gastó en ellos sus ojos y acrecentó su espíritu. Por ellos, desde entonces, en su más profundo interior empezaron a habitar y a animarse héroes eternos, hombres y mujeres semidivinos que, aparte ya de la pura creación homérica, cobraron en él vida propia; se independizaron, por así decir, de la Ilíada y laOdisea y, conquistados por el mismo Raúl Renán, actuaron por propia cuenta, renovados en hazañas y en belleza”.
Al finalizar su texto, Bonifaz define: “En este libro, Raúl Renán escribe como un niño. Transparentes y sencillas corren sus palabras, como arroyo de montaña; su claridad permite la diurna visión de las arenas del fondo; su apacible superficie da el poder de mirar el reflejo del incomprensible cielo nocturno. Porque en estas páginas la niñez de Raúl Renán se ensombrece a veces con la doliente sabiduría de los años vividos”.
*SER, PARA SER POETA
-Viendo su obra en retrospectiva, ¿está satisfecho con lo que ha escrito o le corregiría algo?
-No, nada, todo está bien, incluso acaba de salir una antología, primero salió mi poesía completa en dos tomos, editado por el gobierno de Yucatán y también salió un antología del Fondo de Cultura Económica, muy representativa de mi trabajo. Realmente uno quisiera otras composiciones para este tipo de publicaciones, pero en fin, es trabajo de otros.
-¿Usted tiene alguna manera de definir su poesía?
-Nunca lo he pensado, pero la definición sería: “Ser, para ser poeta”. Eso es la poesía, sí.
-¿En estos momentos está preparando algún trabajo, independientemente de la última antología que se publicó?, ¿sigue escribiendo?
-Yo sigo escribiendo, tengo poemas inéditos y hay uno que se está preparando para presentación teatral, es un poema dialógico o sea hay un diálogo entre el yo y el otro yo, que es muy importante eso, porque ese encuentro, si se da en nosotros en nuestra vida no lo reconocemos porque estamos (inaudible) solos. La obra se llama Mi vida a dos yoes, lo escribí hace como tres años y ahora se están ocupando de ella para presentarla.
*OBRA PERSONAL DE TENACIDAD Y CONGRUENCIA
Otro de los autores nacionales que ha reflexionado sobre el vate y su obra, es el poeta José Francisco Conde Ortega, quien en el ensayo titulado Raúl Renán: La estirpe del poema
-incluido como prólogo en El libro de las queridas cosas, de Raúl Renán, publicado por el Conaculta en 1998- dice de entrada que el escritor “es, ante todo, un poeta”.
“Por esta razón –añade Conde- se ha sabido comprometer con dos aspectos que confirman una manera de ser: los libros y la vida. Editor, coordinador de talleres, fecundo lector, ha reforzado, con su actitud desinteresada y generosa, muchas vocaciones, y ha sido fiel a la suya propia”.
Y en consonancia, continúa, “ha ejercido la libertad para asumir que lo mejor de la existencia es la vida misma. De ahí la continua reflexión en sus poemas; por eso la recurrencia a las preguntas capitales por el sentido final de toda trayectoria humana, pero sin el mayor dolor”.
Finalmente, destaca José Francisco Conde: “En un medio complicado y no exento de envidias, Raúl Renán ha conseguido el respeto de la mayoría. Y ha logrado construir una obra personal de tenacidad y congruencia. En cada libro –y son muchos sus títulos- ha expuesto un proyecto escritural que, pese a la continua búsqueda –o tal vez por eso mismo-, no ha contradicho las condiciones de fidelidad a ciertos temas y preocupaciones vitales”.
*PARA GARIBAY, ERA POCO EL LENGUAJE EXISTENTE
Testigo de la presentación de la antología de Ricardo Garibay, el maestro Renán cuenta que
trató mucho al narrador hidalguense, “fue un gran amigo”, y que cuando publicaba la revista Papeles. Frente y vuelta, fue a verlo a su casa para pedirle un texto inédito y manuscrito. “Apareció vestido con una bata china. Así me recibió y me dio lo que le fui a pedir. Fue un gran tipo, un personaje digno de tenerlo presente siempre”.
-¿Qué es lo que más le llamó la atención de este desaparecido autor?
-La potencia que Ricardo tenía como ser humano, que no abandonó en ningún momento, cuando en su obra se advierte del lenguaje que él dominaba, que él reinventaba por necesidad para ser más expresivo en el mundo; porque para él era poco el lenguaje existente, él daba de sí lo nuevo, lo diferente, para poder constatar su presencia en este mundo y así lo logró.