No son joyas del emperador o piezas surgidas de la orfebrería que tiene como base los metales preciosos. Es un patrimonio intangible, un saber, que se matereaiza en elementos utilitarios.
Una cédula al pie del anuncio de la exposición “Pintando con naturaleza la imagen del mundo. Textiles indígenas mexicanos”, en la entrada del Museo Cuauhnáhuac, no sólo es lo suficientemente interesante como para motivar al paseante a ingresar a la galería. Además, provoca la reflexión que lleva a un cambio de visión sobre nuestra herencia histórica.
Desde el tiempo de la conquista, dice la información, el único saber que se mantuvo ininterrumpidamente es el textil y fue a través de las mujeres.
Por eso, “significa un acto de resistencia doble. Porque encierra un legado de conocimientos que pasó de boca en boca, de madres a hijas, hasta la actualidad”.
Alerta que el textil indígena mexicano es un bien cultural que hay que comprender y valorar, con el fin de evitar du desaparición.
Plantea que la exposición, busca romper con el lugar común de los textiles como algo bonito, de ‘algo que quiero comprar’, “sino que éstos nos cuentan algo de las personas que los hicieron”.
El asombro es mayúsculo cuando uno contempla en qué consiste la muestra titulada “Pintando con naturaleza la imagen del mundo. Textiles indígenas mexicanos”, que llega a Cuernavaca después de haber sido exhibida en otros museos regionales, como los de Michoacán y Guadalajara.
El conjunto se compone de 110 magníficas piezas elaboradas por indígenas de Chiapas y Oaxaca, así como por nahuas de Puebla, Hidalgo y Valle de México. En Morelos se exhibirá hasta el mes de septiembre.
La diversidad de decoraciones, colores y técnicas empleadas en la elaboración de esos trabajos es realmente pasmosa, no sólo bella. Y llevan, de manera natural, a la revalorización de la labor creativa de las manos femeninas, mayoritariamente, dedicadas a ello.
*DE LOS COLORANTES EN LOS TEXTILES DE MÉXICO
Antes de ingresar a la exposición, un largo letrero informa sobre los colorantes en los textiles mexicanos.
Dice que en nuestro país, existe una amplia diversidad de textiles manufacturados y decorados con tintes naturales.
“Con ellos se tiñen los hilos que forma la trama y la urdimbre, permitiendo, al ser tejidos, crear diseños por combinación de técnicas y colores que caracterizan a la indumentaria indígena mexicana”.
Explica que, el colorante natural, puede ser de origen vegetal, animal o mineral. “A través de un largo proceso el textil se pone en contacto con el colorante. Por lo general, este proceso no se lleva a cabo en la tela sino en la madeja de hilos, antes de tejer, para lo cual es necesario darle un tratamiento previo al hilo y, en algunos casos, a la tela, para que puedan absorber el color”.
Precisa que las únicas telas que se tiñen con colorantes naturales, son el algodón, la seda y la lana, debido a que estas son las que lo absorben mejor.
Lo primero que se hace, añade la explicación, es lavar y blanquear las madejas. Después se hierven con una sustancia especial conocida como “mordente”, la cual realiza la acción de “morder” la fibra, permitiendo la penetración del colorante; e inclusive, se les conoce como fijadores del color. Los mordentes son sustancias a base de sales minerales.
Enuncia que esas sustancias pueden ser naturales o sintéticas, “el más común es el alumbre-cristal incoloro que existe en la naturaleza, principalmente en zonas de cenizas volcánicas, además de la sosa cáustica, la ceniza y la sal”.
Otros fijadores del color, concluye, son el pulque, los orines y el limón, puntualiza.
*COMUNIDADES CON PERSONALIDADES PROPIAS
Pero, ¿cómo entender esa diversidad que se luce ante los ojos del espectador? Otra cédula informativa, auxilia en esa tarea.
Si bien admite que, aunque en múltiples lugares se usan los mismos materiales, las mismas técnicas de producción y los mismos colores, los resultados varían de comunidad a comunidad, definiéndose en cada una de ellas una personalidad propia que establece tradiciones firmemente arraigadas y guardadas celosamente.
“Los diseños textiles expresan la cultura de los pueblos indios, las mujeres narran a través de ellos sobre sus mitos y su cosmovisión. Podemos verlos como una tela simbólica donde se ha tejido y bordado la historia, los mitos, los ritos, los sueños y lo cotidiano. De este modo conservan su cultura y son portadoras de sabiduría”, sostiene la explicación.
El curador de la exposición, Alejandro González Villarruel, difunde el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), comentó que los textiles indígenas, realizados con fibras y tintes naturales, son “un espejo de las culturas y un saber social que va más allá del tiempo, un texto que puede ser descifrado, porque representan mitos y dan cuenta de su relación con el entorno”.
El especialista señaló que los colores y los bordados de los textiles hechos por los pueblos originarios “muchas veces contienen un código cultural que tenemos que entender, pues nos hablan de las personas que los elaboraron, de su relación con la naturaleza y con sus creencias”.
*SABER MATEMATICO EN LOS TEXTILES
En la muestra, cabe señalar, se exhibe la riqueza y pluralidad de la vestimenta indígena, por medio de los huipiles, enredos, quexquémitl o quechquémitl, así como por los principales procesos de teñido natural y algunos implementos para el tejido, como los telares de cintura.
También se incluyen dechados del siglo XIX de la colección del Museo Regional de Historia de Aguascalientes, que de acuerdo al antropólogo González Villarruel “son una especie de muestrarios donde se bordaban diferentes dibujos; éstos se hacían para enseñar las distintas puntadas a las niñas”.
El conocimiento ancestral para elaborar textiles “demuestra una cosa, el saber matemático de los pueblos indígenas porque anudar es lo mismo que contar: se suman y se restan nudos para crear figuras”, destacó Alejandro González Villarruel.
El INAH también explica que los pueblos indígenas utilizan básicamente cuatro colores que tienen orígenes distintos, la primera es la grana cochinilla (insecto) para hacer el color rojo; el zacatlaxcalli, una plaga que crece en todas las plantas, que tiñe de amarillo; el azul añil, que es mineral, y finalmente el caracol púrpura, que es un molusco marino, y sirve para el tono púrpura. Con estas gamas básicas se pueden hacer mezclas y obtener una paleta más amplia. Y de cada una de ellas se dan explicaciones en sus respectivas cédulas.
Para González Villarruel, el textil indígena mexicano es un bien cultural que hay que comprender y valorar con el fin de evitar su desaparición. Enfatizó que el principal problema que enfrentan las artesanas de prendas hechas con fibras y colorantes naturales, es el alto costo de éstos.
“Es un problema de mercado, los textiles naturales, para matrimonio y mortaja, son muy caros. ¿Quién puede adquirir un huipil de varios miles de pesos?” y recalcó que el textil indígena “no es artesanía sino arte”.