Cabe señalar que, de acuerdo, al artista, fue el 10 de julio del 2012 cuando José Serafín Zapatero González, de 48 años de edad, perdió la vida en una banca, enfrente de un Casino en Cuernavaca, donde él trabajaba, como resultado de una ráfaga de balas de cuerno de chivo. De ese hecho brutal nació su propuesta artística.
En el “Manifiesto para La Banca”, Roick señala: “Soy artista visual. Esto no es una manifestación política, sino un gesto estético. Aunque se trate de un homenaje a una persona fríamente asesinada y a todas las demás incontables muertes no investigadas y aclaradas. Y aunque cada obra de artista tiene generalmente un peso o un valor político inherente”.
Estamos aquí, frente a una obra-instalación, añade, “que trata en primer lugar de la belleza, por más absurdo que esto nos puede parecer. Los invito a ‘sentarse’ bien, un juego sencillo de palabras que es equivalente a sentirse bien. En un mundo donde el tejido social está en plena descomposición, una invitación de ésta índole parece casi banal e imposible a su vez”.
Explica que en un posible comienzo para sentirse bien, hay tres niveles: 1. El humano quiere convivir e intercambiar, 2. El ciudadano está alerta y se involucra y 3. El artista anticipa y propone.
“Al exponer, más que exponer los objetos uno expone sus ideas. Tales ideas siempre incluyen y tocan a estos tres niveles, que no son verticales sino horizontales.
Mi nivel ‘artista’ siempre anticipa un mundo mejor, más justo, más bello. Para eso propongo sacar el ciudadano y el humano que traemos adentro para adelante”.
Por lo cual, invita: “¿Quieres compartir un caso? Deposítalo en el Jardín Borda o escríbeme a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. Trata de ser breve para que quepa en una banca (aproximadamente 100 palabras).
*EN EL LUGAR Y EL MOMENTO EQUIVOCADOS
En esta banca de madera es donde se cuenta el asesinato brutal de José Serafín Zapatero González, de 48 años de edad, en Cuernavaca. (Fotografía: José Antonio Gaspar Díaz).
El texto en donde cuenta lo que pasó hace dos años, al público que asiste a la exposición, en el Jardín Borda, dice textualmente:
“No se sabe ni nunca se sabrá si fue un comando de narcotraficantes que ‘solamente’ probaban su valor para matar o reclamaban con este acto violento el derecho de piso al casino. El hecho es que tú, querido José Serafín, estabas en el lugar equivocado en el momento equivocado. Por todo lo que nos han platicado tus colegas y amigos no merecías morir. Eras una persona noble y admirada en tu trabajo. Tu familia, tus hijos siguen de luto después de que el destino te ha arrancado tan brutalmente de sus vidas. No te conocimos, aunque tu espíritu vivió unos meses con nosotros en nuestra casa, donde finalmente te pudiste liberar.”
*MIRADA POÉTICA PARA NO OLVIDAR
Además, explica en qué consistieron dos primeras ideas que antecedieron a la exposición que puede verse en el Borda. Dice:
Va banque. Dentro de una supuesta responsabilidad cívica de artista tuve la idea de instalar la banca enfrente de mi casa justo el 10 de julio del 2013, primer aniversario de la mortal balacera, como signo contra el olvido y la muerte y a la vez como una muestra de apertura, buena convivencia y recibimiento entre vecinos. De esta manera sería un símbolo de recuperación del espacio público, una exhortación para vivir el vecindario sin miedo. También podría verse como una invitación a seguir este ejemplo, poblando las calles abandonadas nuevamente al poner más y más gente bancas enfrente de sus casas.
Salvar un alma. Nació una segunda idea. Aunque fuera solamente un mueble para sentarse, ésta banca ya era algo, que normalmente solo pueden ser las obras de arte: un objeto del cual uno puede aprender la mirada poética para no olvidar que uno mismo puede ser el mundo.
El impacto de la banca como objeto de mera contemplación sería probablemente mucho más fuerte y propio de su naturaleza.
Al pensar en ambas versiones paralelamente pude resolver el conflicto inherente que sentí sobre la naturaleza y el proceso mismo de crear. Al fin y al cabo era sobre todo mi impulso de artista que había movido las cosas y no tanto él de un luchador social.
Aunque las dos ideas me sugerían dos desenlaces diferentes y aunque ambas eran igualmente loables para el destino de ‘La Banca’, en pos de una mayor trascendencia opté por la segunda posibilidad. Para eso, la banca necesitaba una mínima intervención. Siendo solamente una mitad intervenida y la otra mitad un Ready-made, ella se convirtió en dos bancas y tal expansión en un ejemplo de génesis.