Gutierre Tibón “buscó afanosamente, la integración del mundo indígena, no sólo como historia pasada en la cual se apoya el presente de México, sino como cultura digna, cuya raíz espiritual, étnica y moral debe ser avalada por el resto de Occidente, cuando declara a las comunidades de América como culturas deslumbrantes para el mundo”, señaló el escritor Miguel Ángel Muñoz, durante la presentación de la reedición del libro Pinotepa Nacional. Mixtecos, negros y triques, de la autoría del sabio italiano.
“Su mundo histórico es más bien caleidoscópico y caben en él tantas propuestas como opciones de juego”, añadió, con ello Tibón “se ha propiciado la reticencia del cercado académico mexicano que ha visto en él un ejemplo de francotirador cosmopolita: un generalista que no se arredra ante las derivaciones incómodas de sus argumentaciones. Un impresionista, en suma”.
“Se asemeja al viajero exiliado en la nave del tiempo, agazapado entre grandes ideas cuyo registro no acierta a pulsar. Por fortuna, y siempre lo supo, « mis libros nunca tuvieron prisa »”.
En la presentación del volumen, supervisado por Muñoz -y para el cual también escribió un prólogo e incluyó una entrevista con el autor-, participó con él Bernardo Ruiz, director de publicaciones y promoción editorial de la Universidad Autónoma Metropolitana, bajo cuyo sello se reeditó la obra.
La actividad tuvo lugar en Pachuca, al mediodía del pasado jueves 28 de agosto, durante la Feria Internacional del Libro Universitario UAEH 2004, en la sala Agustín Ramos del Polideportivo Universitario “Carlos Martínez Balmori”, de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
En la introducción del impreso, Miguel Ángel Muñoz anotó: “Con relación a la aceptación discriminada de la cultura occidental, Tibón fue consciente de un doble prejuicio: el de suponer que no puede haber ciencia, cultura y arte en América, cuyo correlato es que sólo en Europa se puedan dar dichas tareas.
“Al desenmascarar la doble falacia, Tibón presta un servicio a su patria adoptiva, pues eso le permite proyectar a la cultura mexicana como valiosa en sus diversos aspectos, y abre la puerta al intercambio cultural en pie de igualdad, y no sólo a la aceptación indiscriminada de conocimientos, valores y normas de conducta. Quizás el mejor ejemplo son sus libros, Pinotepa Nacional y Olinalá, que son el registro exacto de culturas que dieron su grandeza al mundo.
“Ciencia, arte, religión, procedimientos políticos y sociales que se proyectan desde México y sus rincones, son en su conjunto para Gutierre Tibón, diferentes, nuevos, en una palabra, propios del ser mexicano y de sus habitantes, los “americanos criollos”, como le gustaba llamarlos.
“El afán ‘nacionalista’ de Tibón no es la resultante de un capricho individual, sino la consecuencia histórica de un proceso de integración que se dio al poner en contacto dos culturas diferentes, y con los vencedores, no obstante que Tibón luchó contra las formas anquilosadas de la concepción del mundo, de la historia, de la ciencia”, consideró.