Cuando uno se acerca a una de las obras, formada por treinta pequeñas piezas cuadradas (cuatro son mitades) de tonos negros, se da cuenta de que en realidad son pequeños retratos de niños.

El sobresalto se produce cuando el visitante se entera de que se trata de las imágenes de menores que han desaparecido de sus hogares, por lo que, para  localizarlos, sus rostros se han reproducido en la prensa, la televisión e Internet.

De ahí que, en la creación de Sandra del Pilar, las caras no aparezcan totalmente visibilizadas y predominen las tonalidades oscuras.

A medida que uno se aleja del trabajo, para después volverse para observarlo de lejos, la mirada descubre el sentido de la disposición de los pequeños cuadros: forman una sola palabra –algunas de sus letras aparecen juntas-, aunque dividida en dos partes: “Olvido”.

El término con el que la autora titula a esa creación es una realidad para todos aquellos que no forman parte del núcleo familiar de los infantes retratados. Y el trabajo de la artista es una manera de fustigar a esa memoria social y de recordar que se trata de un problema presente.

LA CIFRA MÁS REPETIDA Y EXIGIDA EN LOS ÚLTIMOS TRES MESES

En otra de las salas del Museo de la Ciudad de Cuernavaca (MuCiC), que alberga la muestra desde el pasado 19 de diciembre, la artífice -Doctora en Historia del Arte por la Universidad Heinrich-Heine, en Duesseldorf, Alemania-, obliga al espectador nuevamente a ponerse a observar y a descubrir el sentido de varias decenas de rostros flotantes que penden de hilos.

Caras sin cuerpo, sin cabellos e incluso sin orejas. Rostros sin nombres. Ninguno tiene alguna expresión que manifieste algún estado emocional: los labios cerrados, la mirada puesta en un punto.   

El sobresalto vuelve a surgir cuando el observador cuenta las piezas y la suma da la cifra más repetida –y exigida- en los últimos tres meses: cuarenta y tres. Son rostros jóvenes. Los de las desapariciones más recientes y sonadas. Ayotzinapa.

El título del conjunto es por demás exacto: Ni están todos los que son ni son todos los que están.

La tragedia que ha asolado a esa comunidad del estado de Guerrero –y al país entero-, sin duda, se convirtió en el tema más recurrente durante al año 2014, en la creación plástica nacional y lo seguirá siendo durante este 2015.  Ha sido la manera en que los creadores no se han quedado callados ante lo que está pasando en su tiempo y espacio, con lo que han marcado su propia posición ante los acontecimientos.  

Reflexiona que, a través de esta disciplina, “se ha logrado plasmar la inconformidad, expresar los conflictos sociales. Esto se da mediante alegorías y simbolismos que dejan ver realidades como la pobreza, la violencia y la exclusión, a partir de una propuesta de transformación basada en una perspectiva artística, que busca hacerse del entendimiento de los espectadores o, como mínimo, generar una reflexión o crítica o plasmar un movimiento”.

Richter Morales sostiene que la protesta “se convierte en arte con el activismo creativo. Esto ocurre gracias a que el arte, siendo una forma de expresión libre, nos propone hacer conciencia sobre diversas inquietudes humanas. A través de esta disciplina es posible hacer presentes la justicia o la injusticia, la protesta o la indignación, la paz y la ética que se ausentan ante la violencia estructural y la descomposición dentro de las sociedades”, enuncia.

El texto de presentación de la exhibición habla sobre ésas y las demás creaciones de la expositora.

Sostiene que el proceso artístico de la Dra. Sandra del Pilar “indaga sobre el impacto de la pintura en nuestra realidad espacial y temporal cotidiana.

Para traspasar la tradicional frontera entre el mundo ilusorio evocado por una pintura y el mundo real, Sandra del Pilar frecuentemente recurre a temas, que están íntimamente ligados a hechos o personajes de la realidad actual”, expresa.

“Olvido, por ejemplo, hace referencia a algunos de los niños desaparecidos en los últimos años, cuyos rostros han sido divulgados en los medios masivos y en las redes sociales.

“En Día de muertos muestra la relación de la cultura mexicana con la muerte a través del tiempo, y en una serie que comprende las obras Puedes tocarme, Buscando arte en el cuerpo del artista yCiertos atributos, tematiza de manera irónica el papel de la pintura como género artístico en el ámbito del arte contemporáneo”.

Después, indica que con los Paint-Bags, que incluyen las obras Ni están todos los que son ni son todos los que están y El columpio, “Sandra del Pilar literalmente desprende las pinturas de las paredes consagradas y las hace partícipes de nuestro propio espacio encarnándolas en obras híbridas de pintura-objeto, pintura-instalación y pintura-performance”.

Explica que los Paint-Bags son pinturas corpóreas y móviles que se vuelven objetos palpables, capaces de crear una cercanía perceptiva hacia el espectador, manteniendo, sin embargo, “aquel poder mágico de la pintura de trascenderse a sí misma”.

El texto de la exposición concluye que la estética es para Sandra del Pilar, “la única herramienta que nos permite enfrentarnos a la realidad, sobre todo, cuando ésta nos muestra  su cara más dura”.

Otra cara de pintura,de Sandra del Pilar puede ser visitada en el MuCiC hasta el próximo 23 de enero.