Más que detenerse a leer las pequeñas cédulas que acompañan a las piezas -en donde se informa el reconocimiento obtenido por el autor y la técnica en donde participó-, la mirada es atraída de inmediato, por un mosaico de formas y colores en que detona la transformación de materiales naturales por manos de los creadores, que moldearon así, las percepciones de sus mundos internos.
¿Cómo no entusiasmarse sinceramente frente a las diminutas tallas de madera con representaciones de animales del campo?, ¿o cómo no hacerlo ante una pequeña banda de Tlayacapan hecha en cartonería, con chinelos incluidos?, ¿o ante un Emiliano Zapata en miniatura montado sobre su caballo y acompañado por sus soldados y campesinos, elaborados en la misma técnica?
Las piezas de cerería son realmente extraordinarias, como un colorido pavorreal de ceras escamadas o u grupo de seis personas con todo y mascota.
Como cada año, en esta ocasión también fueron seleccionadas, piezas utilitarias en barro, como una enorme cazuela y otros recipientes, aunque
el máximo premio del concurso lo obtuvo Juana Hernández, creadora de un lavadero tradicional de la comunidad de Telixtac, del municipio de Axochiapan, precisamente en el rubro de alfarería.
Esta edición del concurso contó 104 participantes, con un total de 160 piezas, de entre las cuales se eligieron a las 37 ganadoras. Las otras categorías fueron: Textiles, Cartonería, Cerería, Talla en Madera, Textiles, Lapidaria y Varios. Además de los primeros lugares también hubo dos premios especiales.
“Las piezas de la muestra forman parte de los procesos cotidianos y la vida ritual de sus comunidades de origen y, por lo tanto, su valor como agentes para la salvaguardia del patrimonio inmaterial del estado es inmenso”, destaca un comunicado al respecto.
La magnificencia de las obras hace que el recorrido sea auténticamente gozoso y que el espectador se quede maravillado: lo mismo ante un “torito” de cohetes multicolor; un metate con todo y metlapil, ambos con relieves; o ante las piezas de cestería y de textiles.
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En la presentación de la exposición, el MMAPO, señala: El Concurso de Arte Popular Morelense, a 15 años de realizarse, se ha posicionado como una de las principales estrategias estatales para la revaloración, difusión, posicionamiento e incluso diagnóstico de los creadores populares del estado y su producción. Es parte de una política cultural integral pensada para fortalecer el desarrollo de los artesanos, con proyectos que van de la capacitación e investigación, hasta la comercialización.
En esta XV edición del concurso, como cada año, se contó con un jurado de expertos con una reconocida trayectoria y experiencia: Gobi Stromberg, Marta Turok, Juan Coronel y Rodolfo Rodríguez, quienes dictaminaron las 160 piezas de104 artesanos participantes, en las categorías de: Alfarería, Textil de Telar, Cartonería, Tala en Cadera, Cerería y Varios, categoría que aglutina las ramas artesanales que hasta este año no contaron con una participación que amerite la apertura de una categoría específica, pero de la cual en los últimos dos años, han salido las de Cerería, Cartonería y Lapidaria, debido al impulso que estas expresiones han tenido.
En esta edición se otorgaron 35 premios, entre primeros, segundos y terceros lugares y menciones honoríficas, además de los premios especiales del Galardón estatal y el Premio Identidad Morelense.
El incremento en el número de artesanos del estado que participan en el Concurso, quienes a su vez presentan piezas de una calidad indiscutible, fruto de su enorme creatividad, de la mano de la política cultural antes mencionada, ha propiciado que año con año el gobierno estatal, a través de la Dirección General de Museos y Exposiciones de la Secretaría de Cultura de Morelos y el Museo Morelense de Arte Popular (MMAPO), en colaboración con el gobierno federal a través del Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (FONART) y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), hayan incrementado los montos de los premios hasta colocarlos en los niveles más altos a nivel nacional.
Las tres últimas exposiciones resultantes del Concurso, demuestran que el arte popular morelense está vivo. Acompaña los espacios festivos, rituales y cotidianos de la vida en el estado y es fuente de orgullo, satisfacción, gozo e identidad para sus pobladores, gracias a la dedicación, arte y compromiso de quienes lo crean y lo recrean desde la intimidad de sus talleres y hogares.
Las obras, “son el reflejo de la alta calidad y belleza que los creadores populares morelenses logran dar a sus piezas desde la raíz de la vida comunitaria, a través de la solidez del tronco de los procesos tradicionales, para nutrir sus piezas como frutos del diálogo entre la tradición y la innovación”, finaliza el texto del museo.