Ese día, el creador plástico oriundo de Cuernavaca, realizó una visita guiada a través de su exposición “Desastrerama: Crónica retro de una transición (1990-2015)”, que se exhibe desde diciembre en las salas Velasco, Tamayo y Siqueiros del Centro Cultural Jardín Borda.
“Me da gusto ver una multiplicidad de gente, edades, generaciones, contextos –dijo el artista a los asistentes-; son bienvenidos a hacer todo tipo de preguntas y planteamientos y declarar por qué no les gusta o cualquier tipo de comentarios.
“Esta es una exposición muy importante para mí porque estoy festejando 25 años de carrera, igual se dice fácil, es una aventura que si veo hacia atrás es un desfile interminable de gente y acontecimientos que han ido pasando”, dijo Jiménez para comenzar el recorrido.
Definió la muestra como un enjambre de referencias y obras que el curador de arte José Manuel Spinger, crítico de arte, “se atrevió a agarrar” para armar un recorrido coherente e ilustrativo, comenzando por una línea del tiempo con datos biográficos sobre su vida artística, enlazados a los acontecimientos más relevantes que sucedían cada año, en México y el mundo.
*SUJETOS Y OBJETOS SE CONFABULAN
José M. Springer, curador de esta muestra, menciona en el texto de sala, que dicha exposición, es un lugar mítico, un mundo paralelo al nuestro, en donde sujetos y objetos se confabulan para llegar a la calamidad, sin más justificación que la constante adaptación para la subsistencia. En la visión del artista, la redención de ese microcosmos opuesto al paraíso consiste en aceptarlo como un ciclo cerrado en el que la reinvención del pasado, lo retro, sucede a falta de un mejor futuro.
*CARTEL DE ROTULISTA POPULAR
Cabe mencionar que quién diseño la línea del tiempo ubicada al inicio de la exposición, trató de encontrar la tipografía específica usada en cada suceso, es decir, de campañas electorales, de movimientos sociales, etc.
El cartel que da bienvenida a la exposición fue elaborado por un rotulista popular, mezclando el diseño de los posters psicodélicos de los años sesenta.
“Como una cosa que entrelazara una nostalgia por el pasado pero un pasado reciente, entonces quedó una cosa psicodélica extranjera pero también popular local”.
Así definió la idea del cartel con el cual el artista dio inicio a la exposición.
*CARRUSEL DE DESASTRES
Al establecer una relación estrecha con los asistentes durante el recorrido, Jiménez relató sus experiencias y su inspiración sobre las obras expuestas. Obras hechas de peltre, materiales reciclados, collages, cerámica, pinturas, etc.
“Carrusel de desastres en lo que yo me he desenvuelto, vivimos crisis tras crisis y desastre tras desastre”, comentó Cisco.
“La diversidad de sus creaciones –agrega el texto de sala-, se puede leer como un muestrario barroco de cuerpos individuales y sociales deformados por los prototipos publicitarios; reinvenciones ingeniosas de la tradición artística, y esquemas pseudocientíficos que recurren a la obsolescencia tecnológica para demostrar el agotamiento de los discursos políticos reformistas”.
En la sala Siqueiros –última sección de la exposición– se presenta una proyección de imágenes de 25 años de su vida, obras expuestas y algunas más, las cuales el autor describió como “impactos visuales”.
“En mi caso los años se traducen por piezas, más que contar por años, se cuenta por obras y obras y obras, es una labor que no para, algo que no puedes evitar, lo definen como deglutir y devolver.
“Parte del Clímax de mi obra fue trabajar, ya en una empresa, con la industria, me metí a una fábrica en Puebla, donde hacen ollas de peltre y realicé estas radiograbadoras, que son echas de láminas con esmalte horneado, tal como hacen las ollas de peltre, pero aprovechando toda la gama de colores que ellos pueden utilizar. Puede parecer una escultura minimalista o maximalista”, expuso el autor tras presentar unas radiograbadoras exhibidas en la sala Siqueiros.
En ese espacio, los fines de semana se realizan talleres para niños, adolescentes y adultos, relacionados con las dinámicas de las tres exposiciones vigentes que se encuentran en el Centro Cultural Jardín Borda. “Espero que hayan disfrutado y enojado con la travesía”, dijo finalmente el artista, al despedirse del público asistente.