“La gente vive en el desapego pero... como una enfermedad propia de quienes toman la vida sin entrega, sin sentirla, sin conciencia total y conexión cordial.”
Vivimos en una época en la que se ha incrementado el desapego de lo que es fundamental para llevar una vida íntegra y equilibrada. Al mismo tiempo, las personas están apegadas a cosas que les sirven para eludir las otras.
Desapego es una tendencia que podemos definir como desconexión afectiva, espiritual, mental y/o física hacia algo, alguien o hacia la realidad. Los budistas lo usan de un modo particular, elevándolo como una cualidad a la que debemos aspirar. Nosotros no lo enfocaremos así.
En nuestros tiempos la gente vive en el desapego pero no como una conquista de su ser para liberarse de las cadenas del deseo y el dominio sobre sus estados emocionales, sino como una enfermedad propia de quienes toman la vida sin entrega, sin sentirla, sin conciencia total y conexión cordial.
El desapego patológico es aquella tendencia de quienes por miedo, por vacuidad, por analfabetismo emocional se han desconectado de todo vínculo nutricio, comprometido y estimulante que produce satisfacción, remueve el ser, hace crecer y obliga a dejar atrás el egoísmo, el hermetismo, los miedos y abre las puertas a la emotividad.
Las computadoras, las tablets, el celular se han vuelto medios privilegiados a través de las redes sociales; los videojuegos y las películas, para distraer la atención, desconectar emocionalmente a las personas y a la larga a desapegarlas patológicamente de las conexiones más fundamentales para ser personas sanas, equilibradas e íntegras.
Cuando una persona está con una atención flotante entre el allá virtual y el acá menos interesante y pedestre que es la realidad, su interior ya no recibe el impacto de la vida concreta del tocar, el sentir, el mirar y el responder con honestidad reflejada en el cuerpo al contacto.
Son gente que ya no sabe establecer contacto profundo y se niegan así a la aventura de conectarse intensamente con los demás, con lo que les gusta o con la realidad como sea que se presente.
Ahora bien, no sólo es esta tecnología la que produce un desapego patológico. Éste también puede darse en personas que utilizan esa actitud como un mecanismo de defensa para no sentirse amenazadas por aquello que alguna vez resultó ser algo destructivo y alienante.
La violencia intrafamiliar, la depresión, la pobreza extrema, la guerra pueden llevar al deseo de “no estar aquí” y producir una escisión en quienes han vivido estas situaciones. Escisión de su ser en dos partes, la que se tiene que quedar allí (generalmente el cuerpo) y la que se va (la mente, el espíritu, las emociones).
Esa división hace que dicho individuo se refugie dentro de sí cada vez que algo se pone muy intenso, que se vuelve incierto o que le recuerda aquél trauma que le llevó a “ausentarse”, “desconectarse”, “desapegarse” de la realidad. Con el tiempo se vuelve una actitud que se aprovecha para evitar otras situaciones que implican vencer nuestras debilidades humanas como la entrega amorosa, el compromiso moral, el trabajo diligente o la fluidez emocional sana ante las situaciones susceptibles de ser sentidas.
El desapego patológico es en esencia una forma de desconexión que ausenta a la persona de su realidad, de sus relaciones y de sus compromisos. Como efecto su vida se vuelve vacía, sin sentido, plana, aburrida e insatisfactoria.
Eso vuelca más aún a ese tipo de gente a las adicciones, al consumismo y a todos esos medios que alienan más su conexión cordial (de corazón) con los demás que en general están en torno a la realidad virtual que se experimenta a través del internet, los videojuegos y las películas.
Los compromisos, la socialización, el miedo que da sentir después de una mala experiencia, sentir y entregarse de lleno son evitados con el desapego patológico. Si lo padece consulte a la psicoterapeuta.
*Mtra. Ruth Holtz, Terapeuta psicocorporal, Analista bioenergética, Psicoterapeuta psicoanalítica. Orientadora cristiana. Informes y citas para videollamada a Colima al tel. 01 312 3 30 72 54
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