Ciencia

Falleció Koko, el gorila que podía “hablar” y se ganó la amistad de Robin Williams

Sergio Hidalgo
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El gorila más importante para la ciencia en las últimas décadas.

Hace unas horas The Gorilla Foundation anunció la muerte de Koko, la gorila de 46 años que se ganó el corazón de la comunidad científica hace más de tres décadas. De acuerdo con la información oficial, Koko falleció tranquilamente, mientras dormía, durante la noche del pasado martes 19 de junio.

“Koko tocó la vida de millones como embajador de todos los gorilas y un ícono de comunicación y empatía entre especies”, indicó The Gorilla Foundation en un comunicado.

Koko ganó relevancia en la comunidad científica por ser increíblemente hábil para aprender el lenguaje de señas. Oficialmente, aprendió 1,000 palabras diferentes, usaba regularmente un promedio de 600 y comprendía 2,000 palabras diferentes. Gracias a su enorme capacidad de comunicación, Koko permitió a los científicos comprender mucho más las capacidades intelectuales y emocionales de los gorilas.

Las habilidades de comunicación de Koko fueron descubiertas muy temprano en su vida, porque participó en un estudio psicológico -realizado por la doctora Penny Patterson- que buscaba enseñar a comunicarse a los gorilas desde que eran bebés. Gracias a ella, se logró establecer que los gorilas alcanzan niveles de inteligencia similares a los de los niños humanos.

Se convirtió en una celebridad internacional. Koko apareció en varios documentales, además de protagonizar la portada de la prestigiada revista National Geographic en dos ocaciones, la primera presentando una selfie que se tomó ella misma, y la segunda contando la historia de cómo le pidió a la doctora que le consiguiera un gatito mascota.

Además de su importancia para el estudio del lenguaje en los animales, Koko mostró que su especie tenía emociones y sentimientos similares a los de los humanos. Por ejemplo, cuando su gatito fue atropellado por un automóvil y murió, ella sufrió bastante.

Así lo describió uno de sus cuidadores a mediados de los años ochenta:

“Cuando le contamos por primera vez sobre el fallecimiento del gatito, ella actuó como si no nos hubiera escuchado durante unos 10 minutos. Luego comenzó a gimotear, un sonido distintivo que hacen los gorilas cuando están tristes. Todos comenzamos a llorar junto a ella”.

En 2012, Koko aprendió a usar una grabadora de sonido, mostrando un grado de control de la respiración que anteriormente se pensaba que era exclusivo de los humanos. Su fama la llevó a conocer al actor Robin Williams, con el que trabó una pequeña amistad. Años después, cuando se enteró de su muerte, también manifestó signos de tristeza.

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