Ya sea que te haya pasado con un helado o tomando una bebida muy fría, es posible que al menos una vez en tu vida hayas experimentado esa dolorosa experiencia en la que se te “congela el cerebro”.
Cefalea del helado
Esa extraña sensación aparece repentinamente cuando estás comiendo helado, y afortunadamente también se disipa bastante rápido.
A este dolor de cabeza que sucede cuando comemos helado u otras cosas muy frías, se le conoce como cefalea por estímulos fríos.
También tiene el enorme y rimbombante nombre de esfenopalatino ganglioneuralgia que se refiere al dolor que causa en el ganglio esfenopalatino: un nervio que está en la parte posterior de nuestra garganta y que se encarga de recibir estímulos sensoriales.
Aunque, nadie va por ahí diciendo que tiene eso o cefalea inducida por frío: más bien decimos que “se nos congeló el cerebro”.
Pero, ¿realmente eso que decimos describe lo que está pasando?
Ese dolor agudo y punzante que sentimos cuando comemos helado se ha comparado a veces con el que causaría un muy, muy breve ataque de migraña.
Y tiene otra cosa en común con la migraña: no se conoce por completo el mecanismo que lleva a que tengamos este breve ataque de dolor.
Rápido y frío
El dolor intenso que nos causa comer helado se siente en medio de la frente y a veces en las sienes.
Esta molestia suele detenerse después de unos cinco minutos y aunque es una experiencia muy incómoda no es una condición médica grave, ni mucho menos, porque es una cefalea primaria: es decir que no está asociada con otra enfermedad.
Este es un tipo dolor de cabeza que todos estamos expuestos a sentir, incluso si no sufrimos de otra clase de cefaleas
Aunque todos podemos padecerlo, es mucho más común en niños, que normalmente no tienen otros dolores de cabeza.
Eso se debe a que no solo se relaciona con las bajas temperaturas de los alimentos, sino también con la rapidez con la que comemos o bebemos.
Y por supuesto, no hay nadie con más ansias de comerse un helado, que un niño, bueno tal vez una adulta como yo, o quizá como ustedes.
Al final resulta que casi todos hemos comido helado demasiado rápido y por eso todos hemos tenido esta experiencia de sentir que se nos “congela” el cerebro.
Aunque el mecanismo detrás de esto no se entiende del todo, sí sabemos que una parte tiene que ver con el estímulo que genera el frío sobre el paladar y la garganta.
Cerebro congelado
En esa parte de nuestra boca tenemos terminaciones nerviosas que están conectadas con el nervio trigémino, que manda entonces una señal de dolor al cerebro.
Pero es interesante ver que en este caso la interpretación del cerebro, es que el dolor está en la parte superior de la cabeza y no en la boca, algo que se llama dolor referido.
Nuestra boca y muchas otras partes de nuestro cuerpo tienen receptores del dolor llamados nociceptores, que se encargan de mandar señales de advertencia, para que evitemos peligros, que pueden ser algo muy caliente, o también una comida muy picante.
También tenemos nociceptores que responden al frío, pero en este caso no es nada más que nuestra lengua se sienta incómoda, sino que la señal le indica al cerebro que algo peor está pasando.
El cerebro en sí mismo no tiene nociceptores, pero estos si existen en las estructuras que lo rodean, así que por esa razón si tenemos dolores en la parte de la cabeza.
En este caso además de las señales nerviosas, se piensa que el frío de varios bocados de helado continuos, hace que se contraigan vasos sanguíneos que irrigan el cerebro y que luego se expandan rápidamente, causando ese dolor agudo y pulsátil.
Esto es algo similar a lo que piensa que pasa en los ataque de migraña, solo que en el caso de la cefalea por helado, de una forma muy breve.
Así que, si te gusta el helado, lo mejor que puedes hacer, es comerlo despacio, así no solo lo disfrutarás más, sino que evitarás “congelar” tu cerebro. Y si eso sucede de todas formas, no te preocupes mucho: espera a que pase y termina ese helado.