Un equipo de científicos de la Universidad de Osaka logró una bioimpresión en 3D que replica fielmente la textura, forma y olor de la carne más cara del mundo. Debido a que imitaron la disposición de los músculos, grasa y vasos sanguíneos, los investigadores aseguran que encontraron una alternativa sustentable para quienes disfrutan de estos platillos tradicionales.
La receta exacta (a computadora)
Michiya Matsusaki, bioquímico de la Universidad de Osaka, está seguro de que encontró la manera de replicar la ‘receta’ original para replicar la estructura natural de la carne de Kobe. Desde un entorno controlado de laboratorio, ahora será posible cultivar esta productos para “reproducir estructuras complejas de la carne, como el hermoso sashi [o marmoleado] de la carne de res Wagyu”, explica para Smithsonian Magazine.
Según el experto, su equipo es capaz de hacer los ajustes necesarios para imitar fielmente los músculos y la grasa de estos cortes japoneses. El estudio fue publicado en Nature, y detalla cómo fue que el modelo de bioimpresión es una alternativa más ecológica que la ganadería destinada a estos platillos de élite. “La computadora genera capas de material para generar un proyecto tridimensional final“, describen los autores.
A diferencia de otras impresiones en 3D, que utilizan plásticos o metales, estos productos cárnicos de laboratorio construyen estructuras complejas, como vasos sanguíneos y tejido muscular. Al aplicar las células madre reales de vacas, pollos y cerdos, se consigue un pedazo artificial que, incluso, tiene las vetas del sashi o el Wagyu.
Un corte de carne Kobe perfecto
En esta ocasión, los científicos japoneses utilizaron dos tipos de células madre de razas específicas de vacas. Al manipularlas, era posible cultivarlas para generar carne artificial. De esta forma, las estructuras complejas quedaban literalmente impresas en el producto final, generando “un corte de carne Kobe perfecto“, escriben en el estudio.
“Utilizando la estructura histológica de la carne Wagyu como modelo, hemos desarrollado un método de impresión en 3D que puede producir estructuras complejas hechas a medida, como fibras musculares, grasa y vasos sanguíneos”, dijo el coautor del estudio Dong-Hee Kang en una declaración.
Al día de hoy, nadie ha probado la carne Kobe de laboratorio: el sabor, la textura y demás detalles están por verse. Para ello, se requerirán más estudios que analicen cómo se comportan estos productos artificiales al cocinarse o comerse, que es la finalidad del esfuerzo de investigación. Hace falta probar si tienen efectos secundarios en la salud de las personas. Por esta razón, aún no podrán estar en los estantes de los supermercados.