Una noticia que ha dado la vuelta al mundo: el segundo caso de una persona que ha eliminado el virus del VIH de su cuerpo sin recibir tratamiento. Se trata de una mujer anónima de Argentina que fue diagnosticada por primera vez con VIH-1 en 2013.
Élite
Después de ocho años de controles de seguimiento y un total de 10 pruebas comerciales de carga viral, parece no haber signos de infección viral activa en su cuerpo, ni evidencia de una enfermedad asociada al VIH-1. La hoy denominada «paciente de Esperanza» es parte de un grupo de personas conocidas como «controladores de élite«. Reciben ese nombre porque de alguna forma su cuerpo ha encontrado cómo lidiar y acabar con el virus.
«En un pequeño subgrupo de personas que viven con el VIH-1 que a menudo se denominan «controladores de élite» o «supresores naturales«, la viremia plasmática del VIH-1 sigue siendo indetectable de forma duradera mediante PCR en ausencia de terapia antirretroviral». Así lo explica un equipo internacional de investigadores en un nuevo estudio, dirigido por Gabriela Turk y Kyra Seiger.
«Sin embargo, el ADN proviral intacto y los virus con capacidad de replicación pueden aislarse fácilmente en estas personas mediante el uso de ensayos de laboratorio in vitro. Esto indica que el control viral libre de fármacos en estas personas es el resultado de la inhibición de la replicación viral dependiente del huésped y no refleja eliminación de todas las células infectadas por virus«.
Esperanza
Con respecto a la paciente de Esperanza, se sabe que durante los ocho años posteriores a su diagnóstico inicial en marzo de 2013, solo tomó medicamentos antirretrovirales (TAR) cuando estaba embarazada, entre 2019 y 2020. Luego de dar a luz a su bebé sano y VIH-1 negativo, interrumpió el TAR y una serie completa de pruebas no mostró signos de virus activo.
«Lo que la distingue de todos los demás es la ausencia de provirus VIH-1 intactos detectables y partículas virales VIH-1 competentes para la replicación en un gran número de células«.
Evidencia
A pesar de las observaciones enormemente prometedoras, los científicos tienen mucho cuidado respecto a lo que pueden afirmar y lo que no:
«¿Esto implica que nuestro paciente ha desarrollado una cura esterilizante durante la infección natural? Creemos que es probable, pero no se puede probar«, explican los autores.
A pesar de no poder usar este fenómeno «natural» como prueba de nuestra incapacidad para detectar cualquier signo de infección viral intacta en curso, es una gran victoria, y podría ayudarnos a replantear los límites de la Investigación del VIH.
«En conjunto, nuestros resultados plantean la posibilidad de que una cura esterilizante de la infección por VIH-1, definida por la ausencia de provirus VIH-1 intactos detectables, sea un resultado clínico extremadamente raro pero posible«, escribe el equipo.
«Este es un avance significativo en el mundo de la investigación sobre la cura del VIH».