Un estimado colega nos comparte el presente artículo escrito por varios expertos, publicado en el boletín de noticias de Potsdam Institute for Climate Impact Research (PIK) el 18 de marzo de 2022 y traducido por nosotros para este espacio. Veamos de qué se trata…
El sistema alimentario mundial está siendo afectado por la guerra en Ucrania, lo que se suma a la crisis humanitaria y de seguridad directamente causada por la agresión rusa. Ucrania y Rusia son importantes productores de cereales y fertilizantes, y obviamente sus exportaciones corren el riesgo de verse interrumpidas.
Sin embargo, los responsables de las políticas agrícolas y de pesca -tales como el Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca de la Unión Europea (UE), el cual se reunirá el próximo lunes 21 de marzo- no deberían abandonar las prácticas agrícolas sostenibles sólo para aumentar la producción de granos, argumenta un equipo de científicos. Proponen tres medidas clave para hacer frente a las crisis. En un comunicado publicado el 19 de marzo de 2022, destacan que, en lugar de centrarse solo en el lado de la oferta, p.e. alimentos para animales, se deberá ver la posibilidad de cambiar el lado de la demanda, lo que puede conducir a un sistema alimentario mundial más robusto y más sostenible.
"La inseguridad alimentaria mundial no es causada por una escasez de suministro de alimentos. Es causada por una distribución desigual. Hay alimentos más que suficientes para alimentar al mundo, también ahora durante esta guerra. Sin embargo, los granos se utilizan para alimentar a los animales, como biocombustibles o desperdiciados en lugar de alimentar a las personas hambrientas". dijo Sabine Gabrysch de PIK, una de los coautores. "Hacer retroceder la regulación ambiental para aumentar la producción de alimentos no resolvería la crisis. Nos alejaría aún más de un sistema alimentario confiable que sea resistente a futuras crisis y ofrezca dietas saludables y sostenibles".
En una declaración firmada por más de 250 expertos de varios países, los científicos proponen tres estrategias para hacer frente a las crisis a corto plazo y, al mismo tiempo, garantizar la salud humana y el desarrollo sostenible a largo plazo:
Acelerar el cambio hacia dietas más saludables con menos productos animales en Europa y otros países de ingresos altos, lo que reduciría la cantidad de granos necesarios para la alimentación animal;
Aumentar la producción de legumbres y una mayor ecologización de las políticas agrícolas de la UE, también para reducir la dependencia de los fertilizantes nitrogenados o el gas natural de Rusia;
Reducir la cantidad de desperdicio de alimentos, ya que, por ejemplo, la cantidad de trigo desperdiciado solo en la UE equivale aproximadamente a la mitad de la cantidad de las exportaciones de trigo de Ucrania.
Otras acciones a corto plazo de los gobiernos europeos deberían incluir proporcionar fondos al Programa Mundial de Alimentos para comprar granos y mantener abierto el comercio, incluido el comercio de alimentos hacia y desde Rusia, según el comunicado. Los sistemas de seguridad social y los bancos de alimentos deben fortalecerse en toda la UE para evitar los efectos perjudiciales del aumento de los precios de los alimentos para los hogares pobres.
"Esta terrible guerra nos obliga a repensar las prácticas establecidas, especialmente en el sector alimentario que ya experimenta ondas de choque transmitidas por los mercados y causadas por las interrupciones en Ucrania y Rusia", dice Marco Springmann de la University of Oxford, también coautor.
"Discutir los cambios en la dieta frente a la guerra es más significativo de lo que podría parecer a primera vista, de hecho, comer más vegetales en lugar de carne podría hacer que haya más alimentos disponibles para el mundo, simplemente porque la producción animal es ineficiente. Podemos y debemos reaccionar ante la crisis a corto plazo de maneras que también nos adecuemos a las circunstancias para abordar las crisis a largo plazo del sistema alimentario mundial".