Hemos llegado a documentar desplazamientos larguísimos: las ballenas grises han viajado 25.000 km y las jorobadas 18.000 km. Los científicos siempre han pensado que responde a dos llamadas básicas, alimentación y apareamiento. En los meses de junio-julio lo hacen a zonas polares en busca de alimento mientras que en enero-febrero regresan al Ecuador para aparearse. Algunos biólogos piensan que regresan a zonas cálidas después de dar a luz, pero en general no hay consenso sobre porqué tienen que hacer viajes tan largos cuando pueden alimentarse y tener a sus crías en el mismo lugar. Una de las explicaciones que se manejan es que se trata de un recuerdo antiguo: las ballenas evolucionaron en aguas cálidas, que tenían altas concentraciones de plancton y peces. Debido a la tectónica de placas, las corrientes oceánicas cambiaron y arrastraron consigo al plancton y peces pequeños, lo que obligó a las ballenas a ir tras ellos. Y luego para regresan al Ecuador por motivos reproductivos.
Tampoco sabemos cómo se guían en sus larguísimas migraciones. Al encontrarse cristales de magnetita en el tejido de algunas especies de ballenas, como en las jorobadas, los biólogos apuntan a que podrían navegar usando las variaciones del campo magnético terrestre. Esto explicaría porqué, por ejemplo, las tormentas solares las desorientan. Sin embargo, esta no parece ser la explicación completa, o al menos válida, para todos los cetáceos. Hay otras investigadores que revelan que las ballenas azules usan su memoria para ir y venir de sus zonas de alimentación. Lo que no se tiene claro es cómo crías que nunca han estado en las zonas de alimentación son capaces de llegar hasta ellas: ¿les enseñan sus madres? Esto es lo que creen los científicos argentinos que estudian las migraciones de las ballenas francas australes ante sus costas.
El otro gran misterio de las ballenas es su 'canto', un término que se usa popularmente para describir el patrón de sonidos que emiten, cuya duración e intensidad depende de la especie a la que pertenece. Que las ballenas 'cantan' lo sabemos todos, algo que ha sido utilizado incluso en películas de ciencia-ficción como Star Trek: Misión salvar la Tierra, pero no todas las ballenas lo hacen.
El motivo por el que cantan es variado: desde su uso como ecolocalizador a cantos de amor pasando por decir donde se encuentran o, simplemente, anunciando que hay un autoservicio abierto donde comer. Seguramente no vayamos muy descaminados en suponer que son estos los motivos, pero lo que no tenemos tan claro es la razón por la que son tan complejos, sobre todo en las ballenas jorobadas: al estudiar su musicalidad se han podido distinguir melodías y ritmos, y sus "composiciones" evolucionan con el paso del tiempo como si fueran variaciones de una pieza original.
De todas las especies de ballenas, la jorobada es la que entraría a formar parte de la lista de los cuarenta principales del canto animal: poseen un canto complejo y organizado en el que se puede distinguir un tema principal compuesto de frases y subfrases que se repite varias veces consecutivas. En el caso de la ballena azul se ha descubierto que su canto es estacional: la intensidad del canto aumenta durante el verano y comienzo del otoño para alcanzar su pico en noviembre; luego decrece rápidamente entre diciembre y enero, y llega a su punto más bajo entre los meses de febrero y junio. Además, a partir de agosto-septiembre (finales del verano boreal) aumenta el número de cantos nocturnos de la ballena, que se reducen cerca de noviembre. Al comienzo del invierno (diciembre-enero) los cantos se hacen más comunes durante el día. Es decir, cuando las ballenas migran a aguas más cálidas, el canto es una actividad esencialmente diurna.
Al principio se pensaba que cada población de ballenas jorobadas interpretaban su propio repertorio de una forma más o menos fiel al original, pero los biólogos han descubierto algo que podríamos bautizar como 'intercambio musical': en 2011, y después de una década de grabaciones y estudio del comportamiento de seis poblaciones distintas de ballenas jorobadas en el océano Pacífico, desde Australia hasta la Polinesia francesa, se descubrió que el canto de una población de ballenas del este de Australia empezaba a tararearlo tres años más tarde otra población diferente y muy alejada de ellas, y que había ido pasando gradualmente por las poblaciones intermedias. ¿Pero porqué se 'copian' los cantos? Un misterio más.
Por otro lado, en la familia de los rorcuales -la más abundante y diversa de todas, que incluyen a la ballena azul, sei o boreal, bryde y jorobada- nos encontramos con diferentes dialectos: en el Pacífico Este los sonidos se diferencian bastante del de las que viven en la región occidental, y en el Atlántico el repertorio es muy distinto al del Índico. Esto hace que algunos biólogos piensen que estamos ante 'lenguas' vivas, que evolucionan y se desarrollan.
Finalmente, a todos estos misterios debemos unir otro que tiene a los científicos sorprendidos: por alguna razón desconocida, en marzo de 2017 un grupo de alrededor de 200 ballenas jorobadas se congregaron frente a la costa sudafricana. Y nadie sabe porqué un animal solitario como ése, que como mucho se junta en grupos de 7 individuos máximo, formó semejante supergrupo.