Nos encontramos a solo 90 segundos del apocalipsis. El reloj del fin del mundo, también conocido como el “Doomsday Clock”, es un parámetro simbólico que año con año elabora “El Boletín de Científicos Atómicos”, entre ellos once Premios Nobel, para hacer conciencia de lo cerca que estamos de un cataclismo planetario.
El conflicto entre Rusia y Ucrania, así como la crisis climática ponen a las manecillas en su punto más cercano del fin, en toda la historia.
“Los riesgos nucleares se han incrementado de manera significativa el último año debido a la invasión de Rusia a Ucrania. El presidente Vladimir Putin ha planteado en repetidas ocasiones el uso de armas nucleares en su invasión. Ha advertido que quienes intenten obstaculizarlo deberán saber que la respuesta de Rusia será inmediata y tendrá consecuencias que nunca han enfrentado en la historia. Unos días después ordenó a las fuerzas nucleares de Rusia que se desempeñaran en tareas especiales de combate”, dijo Steve Fetter, investigador de la Universidad de Maryland.
La cuenta del reloj inició en 1947, justo después de concluida la Segunda Guerra Mundial y al inicio de la Guerra Fría, cuando Estados Unidos y Rusia, las dos principales potencias, incrementaron sus arsenales nucleares; entonces, el reloj marcó las 11 de la noche con 53 minutos, era la primera llamada de atención de la comunidad científica. Este 2023, a 76 años de distancia, el temor ante una catástrofe nuclear sigue vigente.
“Las amenazas lanzadas por Rusia de usar armas nucleares le recuerdan al mundo que la escalada del conflicto ya sea por un accidente, de manera intencional o por errores de cálculo, representan un riesgo terrible. La posibilidad de que el conflicto pueda salirse de control sigue siendo muy alta”, señaló Rachel Bronson, presidenta del Boletín Científicos Atómicos.
Antes de este año, uno de los momentos más críticos para el reloj fue en 1953, cuando Estados Unidos desarrolló la bomba de hidrógeno, entonces las manecillas se situaron a sólo dos minutos de la catástrofe. La hora en este registro también ha dado marcha atrás, como en 1991, cuando concluyó la Guerra Fría, el reloj concedió 17 minutos más a la humanidad.