Un equipo internacional de paleontólogos ha logrado recrear el cráneo bien conservado de una especie de grandes simios que habitó la Tierra hace unos 12 millones de años.
El Pierolapithecus catalaunicus, originario del noreste de España y descrito por primera vez en 2004, se ha convertido en una pieza clave para comprender la compleja evolución de los homínidos, que incluyen tanto a los grandes simios como a los humanos.
Este hallazgo excepcional se destaca por la rareza de contar con un cráneo y un esqueleto parcial del mismo individuo, algo poco común en el registro fósil. Los resultados de esta investigación se han publicado en Proceedings, de la Academia Nacional de Ciencias.
El cráneo y los dientes desempeñan un papel fundamental en la determinación de las relaciones evolutivas entre las especies fósiles. Cuando se encuentran en asociación con otros restos del esqueleto, permiten ubicar con precisión a las especies en el árbol genealógico de los homínidos y proporcionan valiosas pistas sobre la biología de estos antiguos animales.
Kelsey Pugh, autora principal del estudio e investigadora asociada en la División de Antropología del Museo de Historia Natural y profesora en la Universidad de Brooklyn, explicó que este tipo de material fósil permite aprender más sobre cómo se movían en su entorno y otros aspectos de su biología.
Los trabajos previos sobre Pierolapithecus sugieren que esta especie experimentó una transición hacia un plan corporal erguido antes de desarrollar adaptaciones que les permitieron colgarse de las ramas de los árboles y moverse entre ellas. Sin embargo, la ubicación precisa de Pierolapithecus en la línea evolutiva de los homínidos ha sido objeto de debate debido a la limitada información disponible, en parte, debido al daño en el cráneo.
Ashley Hammond, coautora del estudio y curadora asociada y presidenta de la División de Antropología del museo, señaló que uno de los desafíos persistentes en el estudio de la evolución de los simios y los humanos es la fragmentación y distorsión de los especímenes fósiles, lo que dificulta llegar a consensos sobre las relaciones evolutivas clave.
Para abordar estas incertidumbres, los investigadores utilizaron tomografías computarizadas para crear una reconstrucción virtual del cráneo de Pierolapithecus. Compararon este cráneo con el de otras especies de primates y modelaron la evolución de características clave de la estructura facial de estos animales.
Los resultados revelaron que Pierolapithecus comparte similitudes en la forma y el tamaño general de la cara con los grandes simios, tanto fósiles como vivos, pero también presenta rasgos faciales distintivos que no se encuentran en otros primates del Mioceno Medio. Esto respalda la idea de que esta especie representa uno de los primeros miembros de la familia de los grandes simios y los humanos.
“Un resultado interesante del modelado evolutivo del estudio es que el cráneo de Pierolapithecus tiene una forma y un tamaño más cercanos al ancestro a partir del cual evolucionaron los grandes simios y los humanos. Por otro lado, los gibones y los siamangs (‘simios menores’) parecen derivarse de forma secundaria en relación con la reducción de tamaño”, detalló el coautor Sergio Almécija, científico investigador senior de la División de Antropología del Museo.