Un estudio reciente llevado a cabo por investigadores colombianos y ecuatorianos ha revelado que un oso andino en Colombia ha sido confirmado como el primer caso de contagio por el virus del moquillo canino (tremarctos ornatus).
La determinación se realizó mediante una prueba de PCR, según lo anunciado en un comunicado por el Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio) de Ecuador, en colaboración con la Corporación Autónoma Regional del Guavio (Corpoguavio) y la Andean Bear Foundation.
El ejemplar fue capturado en 2018 en el departamento colombiano de Cundinamarca mientras atacaba a un cerdo. En 2021, una prueba de PCR confirmó la presencia del virus.
En el momento de su captura, el oso presentaba un estado de salud delicado, con una condición corporal delgada de 70 kilos, pelaje opaco y un desgaste dental extenso, indicando su avanzada edad.
Los científicos aún desconocen si el oso contrajo el virus durante su tiempo bajo cuidado humano o si era portador asintomático mientras vivía en la naturaleza. El ejemplar mostró normalidad durante la infección, y el virus ya no fue detectado tres meses después.
El Inabio destacó la rareza de esta enfermedad en los osos, aunque investigaciones anteriores también han identificado el virus del moquillo canino en el zorro andino (lycalopex culpaeus) en Ecuador.
Los autores del estudio, Armando X. Castellanos, María Medina y Deissy Beltrán, enfatizaron la necesidad de investigar la prevalencia, riesgo e importancia de enfermedades infecciosas en la fauna que comparte hábitat con este úrsido en Suramérica.
El informe también subraya que en osos negros asiáticos alojados en zoológicos (ursus tibethanus) con moquillo canino confirmado, la diarrea fue el síntoma principal.
Por otro lado, en el panda gigante (ailuropoda melanoleuca), la infección se asoció con castañeteo de dientes, convulsiones en las piernas, secreción ocular mucopurulenta e hiperqueratosis nasal.
Como medida preventiva, el informe recomienda la inclusión de análisis serológicos en las pruebas rutinarias de vida silvestre, dado el amplio rango de huéspedes del virus del moquillo canino, y destaca que la enfermedad aún no ha sido controlada ni erradicada a pesar de las extensas campañas de vacunación.