Un reciente descubrimiento en Brasil ha arrojado nueva luz sobre la evolución y dispersión global de las hormigas, revelando que estos insectos dominaron los ecosistemas mucho antes de lo que se pensaba. El hallazgo de una especie inédita, Vulcanidris cratensis, es el registro fósil más antiguo de una hormiga conocido hasta la fecha, con una antigüedad de 113 millones de años.
Este fósil, perteneciente a un grupo extinto de hormigas denominadas hormigas del infierno (Haidomyrmecinae), muestra una estructura adaptada para la captura de presas, con mandíbulas inusuales. Estas hormigas vivieron durante el Cretácico temprano, una época en la que los continentes comenzaban a fragmentarse y los dinosaurios y mamíferos se diversificaban.
El descubrimiento fue realizado por Anderson Lepeco, entomólogo de la Universidad de São Paulo, mientras estudiaba fósiles en la formación Crato, un yacimiento en el noreste de Brasil. Lepeco, buscando avispas, se sorprendió al encontrar una hormiga voladora perfectamente conservada. Gracias a la tomografía computarizada, los investigadores pudieron reconstruir su cuerpo casi completo, lo que permitió identificarla como una hormiga del infierno.
Este fósil desafía las ideas previas sobre la evolución de las hormigas, ya que es 13 millones de años más antiguo que los especímenes conocidos y más grande en tamaño. Además, el hallazgo amplía la comprensión de cómo estas hormigas, desde sus primeras etapas evolutivas, ya presentaban adaptaciones especializadas para su supervivencia.
El descubrimiento también plantea nuevas perspectivas sobre la dispersión global de las hormigas. Lepeco destaca que, mientras los fósiles de hormigas del infierno se habían encontrado principalmente en el hemisferio norte, este ejemplar de Brasil sugiere que ya estaban distribuidas en diversas partes del mundo. Esto indica una capacidad temprana de las hormigas para adaptarse y expandirse rápidamente, lo que explica su éxito y presencia en todos los continentes, excepto la Antártida.
El estudio confirma que las hormigas no solo fueron exitosas desde sus primeras etapas, sino que lograron conquistar el planeta gracias a su capacidad para dispersarse y adaptarse a diversos ecosistemas.