La concesión del Nobel de Literatura casi nunca está exenta de polémica. Cada vez que la Academia sueca otorga el nuevo premio, los medios se vuelcan para ofrecer semblanzas o intentar familiarizar a los lectores con el flamante galardonado, que muchas veces resulta desconocido para la inmensa mayoría de lectores.
Sin embargo, cada año se despierta un interés especial en conocer al nuevo premiado. Es difícil dar gusto a todos los lectores, críticos, editoriales, etc., pues nombres ha habido que –a consideración de muchos– eran dignos de ser reconocidos con el galardón, pero por alguna u otra razón no se les otorgó.
A propósito de la polémica en los Nobel de Literatura, existe un nombre que genera aversión en algunos lectores y cualquier cantidad de halagos entre muchos escritores y que es mi recomendación de esta semana. Me refiero al noruego Knut Hamsun (1859-1952).
A él le fue otorgado el máximo reconocimiento mundial de las letras en el año de 1920, tras la publicación de La bendición de la tierra (1917), una de sus obras maestras y que en 2007 fue recuperada por la editorial Bruguera, con traducción de Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo.
Lo polémico de Hamsun radica en las ideas que lo colocaron en el ojo del huracán y que incluso se llegó a pedir que le retiraran la condecoración. A saber, el escritor manifestó su apoyo a la invasión de su país por parte del régimen nazi y respaldaba sus acciones. Eso le valió el desprecio y el odio de sus connacionales y que, a la fecha, aún permanece: ninguna plaza, ninguna calle tienen su nombre.
Pese a sus ideas, la obra de Hamsun no ha sido desechada; por el contrario, ha encontrado un nuevo público que ha sabido valorar el arte de uno de los escritores más influyentes del siglo XX.
Para hacer una idea de la importancia del autor noruego, escritores de la talla de Thomas Mann y Maksim Gorki lo consideraron un maestro; Henry Miller, Paul Auster, John Fante, Rulfo y Hemingway –entre otros– manifestaron haber sido influidos por la obra de Hamsun y también se percibe su influencia en Franz Kafka o Stefan Zweig: de ese tamaño es el noruego.
La bendición de la tierra pudiera considerarse como una versión de la historia del hombre. El protagonista, Isak, es un individuo sin pasado, imponente físicamente, que llega a los páramos noruegos. Es el único habitante de esa soledad.
A partir de entonces inicia una lucha entre el hombre y la hostilidad de la tierra, hasta que consigue construir un sitio para vivir y cultivar aquello que le permitirá sobrevivir.
Cuando ha levantado una casa y cultivado la tierra, busca una esposa en el pueblo cercano. De esta forma, el lector conoce a Inger, una mujer construida con maestría por el autor y que posee una fuerza admirable.
La novela retrata el costumbrismo de la época, describe los paisajes y la narración está enriquecida con diálogos de enorme belleza. Conocemos la historia de la pareja, su soledad en los páramos; luego llegan los hijos y éstos crecen con nuevas ideas, chocantes para Isak.
Uno de los temas torales de la novela es precisamente la relación del hombre con la tierra, la necesidad de llevar una vida tranquila en concordancia con la naturaleza. Hamsun hace prácticamente una invitación al reencuentro con el campo, con la tierra, a través de páginas y páginas con su inigualable maestría.
Aparecen personajes divertidos, siniestros, variados… Después, un asunto en el que repara de forma constante también es uno de los temas que destaca el escritor: el progreso, la modernidad, traen desgracias para el hombre.
Lo ejemplifica con diversas situaciones: el sitio al que llegó, muchos años atrás, ya es habitado por más gente, llega la industrialización, uno de sus hijos aspira a vivir en la ciudad… Todo ello genera desestabilización emocional que deviene en conflictos. Lo reitera una y otra vez y parece un anuncio anticipado para el siglo XXI: el hombre está perdido ante sus aspiraciones de «cambios y progreso».
Knut Hamsun es, sin duda, una de las cumbres de la literatura no sólo del siglo XX, sino de todos los tiempos. Entre sus obras destacan Hambre (1890), Pan (1894), Trilogía del vagabundo, entre muchas otras.
Acerca de La bendición de la tierra, existe una adaptación cinematográfica que data del año 1921. La cinta se creía perdida, pero fue recuperada en 1971. Fue dirigida por Gunnar Sommerfeldt. Dura 107 minutos y algunos la consideran una obra maestra del cine mudo.